Condominio ¡®yihadista¡¯ en el norte de Mali
Tres organizaciones dictan normas de comportamiento y obligan a una observancia fundamentalista de la "shar¨ªa" que contradice el entendimiento tradicional, abierto y tolerante del Islam en el Sahel
Entre abril y junio de este a?o, tres organizaciones yihadistas han conseguido imponer conjuntamente un dictado rigorista del credo isl¨¢mico sobre cerca de mill¨®n y medio de habitantes en el norte de Mali, vasto territorio des¨¦rtico de unos 850.000 kil¨®metros cuadrados flanqueado por Mauritania, Argelia y N¨ªger. Esas tres organizaciones son Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico (AQMI), el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en ?frica Occidental (MUYAO) y Ansar al Din (AD).
?No es el primer condominio yihadista, definido como un espacio geogr¨¢fico en el que varias organizaciones de esa misma orientaci¨®n ideol¨®gica se las arreglan para ejercer al un¨ªsono el control de la poblaci¨®n mayoritariamente musulmana que lo habita, pues el original data de hace una d¨¦cada y se encuentra en las ¨¢reas tribales situadas al noroeste de Pakist¨¢n, a m¨¢s de 7.700 kil¨®metros de la frontera espa?ola. El nuevo se ha formado mucho m¨¢s cerca, apenas a 1.200 kil¨®metros de las Islas Canarias, como recientemente ha precisado Ignacio Cembrero en estas mismas p¨¢ginas.
AQMI, que surgi¨® tras un acuerdo de fusi¨®n que formalizaron en septiembre de 2006 los dirigentes del n¨²cleo central de Al Qaeda y los del Grupo Salafista para la Predicaci¨®n y el Combate (GSPC), de extracci¨®n argelina, ha continuado y extendido la penetraci¨®n de este ¨²ltimo en suelo maliense desde 2003.
Una escisi¨®n de AQMI, el MUYAO, que se dio a conocer a finales de 2011 con el secuestro de tres cooperantes europeos en Tinduf, incluidos los dos espa?oles liberados recientemente, tiene una composici¨®n algo m¨¢s multinacional y ha conseguido infiltrarse entre los saharauis, pero adoptando la misma demarcaci¨®n saheliana como el principal de sus escenarios operativos.
AQMI, AD y MUYAO se han repartido funciones: las militares, hacer cumplir la ¡®sharia¡¯ y las relaciones exteriores con Al Qaeda
AD, que se articul¨® casi al mismo tiempo que este ¨²ltimo, est¨¢ constituida sobre todo, pero no exclusivamente, por militantes tuareg que se desenvuelven bajo la bandera que en su d¨ªa lo fue tan solo del denominado Estado Isl¨¢mico de Irak, detr¨¢s del cual se encuentran Al Qaeda en Mesopotamia y otros peque?os grupos afines, convertida ahora en estandarte com¨²n de los yihadistas activos lo largo y ancho de la regi¨®n norteafricana.
Pues bien, esas tres organizaciones yihadistas han coordinados sus estrategias y sus esfuerzos desde enero de este a?o con el prop¨®sito de prevalecer sobre cualesquiera otras estructuras de poder existieran o tratasen de ser instauradas en el norte de Mali. Ahora dictan normas salafistas de comportamiento y obligan a una observancia fundamentalista de la shar¨ªa o ley isl¨¢mica que contradice el entendimiento tradicional, abierto y tolerante, que del Islam suelen tener quienes residen en la zona. Sirvan algunos ejemplos para ilustrar lo que est¨¢ ocurriendo: parejas j¨®venes son azotadas p¨²blicamente en Gao por tener hijos fuera del matrimonio; antiguos mausoleos de la hist¨®rica Tombuct¨² son presentados como expresiones de idolatr¨ªa y demolidos con sa?a; la ense?anza de la filosof¨ªa o de la biolog¨ªa, etiquetadas de saberes imp¨ªos, se proh¨ªbe en las escuelas de Kidal. Una suerte de polic¨ªa religiosa patrulla esas ciudades y otras localidades de su entorno, castigando a la gente por h¨¢bitos y costumbres que para los yihadistas son pecaminosas.
AQMI, el MUYAO y AD cooperan para afianzar su preponderancia en el norte de Mali. Han erigido all¨ª un condominio yihadista que evoca al de las ?reas Tribales Administradas Federalmente (FATA, por sus siglas en ingl¨¦s) de Pakist¨¢n. Estas ¨²ltimas son 30 veces menores en tama?o y m¨¢s que duplican en habitantes al norte de Mali. Pero la clase de condominio yihadista que existe en ese enclave del Sur de Asia, todav¨ªa epicentro del terrorismo global, se ha reproducido al otro lado del mundo isl¨¢mico, en el Sahel. Como en las ¨¢reas tribales de Pakist¨¢n, entre las organizaciones implicadas en el condominio yihadista del norte de Mali hay jerarqu¨ªa y divisi¨®n de funciones.
AQMI act¨²a mediante dos unidades operativas con varios centenares de miembros y mantiene en el ¨¢rea infraestructuras para el adiestramiento. Dirige a AD, considerablemente mayor en n¨²mero, en su tarea de implementar localmente el orden fundamentalista. AQMI retiene el monopolio de las relaciones externas con el yihadismo global. El MUYAO colabora con AD y es un afiliado subsidiario de AQMI.
Esas tres organizaciones se movilizaron en 2011 con la deliberada intenci¨®n de aprovechar las oportunidades que surgieran de la ¨²ltima de las recurrentes rebeliones tuareg. En esta ocasi¨®n, dotada con un acento m¨¢s secesionista y promovida por algunos miles de individuos de ese origen ¨¦tnico que, tras haber servido como oficiales y soldados mercenarios del r¨¦gimen de Gadafi hasta su quiebra, reubicaron su experiencia y no pocas armas saqueadas del arsenal libio al norte de Mali.
Es un destino atractivo para islamistas radicales de los pa¨ªses vecinos, una fuente de inestabilidad
A medida que su ofensiva avanzaba desde mediados de enero, un golpe de Estado en Bamako contribuy¨® a erosionar a¨²n m¨¢s las ya limitadas capacidades contrainsurgentes de los militares malienses. Los separatistas del Movimiento Nacional de Liberaci¨®n de Azawad (MNLA), como prefieren denominar al norte de Mali, confiados en su superioridad, optaron por aliarse con AD para lograr sus objetivos. Una vez cara a cara, los aliados terminaron por enfrentarse. AD y sus allegados yihadistas, AQMI y el MUYAO, desplazaron al MNLA e impusieron su propia agenda en aquel ¨¢mbito.
El establecimiento de un condominio yihadista en esa zona occidental de la franja saheliana significa, en primer lugar, que la puesta en pr¨¢ctica del dise?o sociopol¨ªtico religiosamente fan¨¢tico compartido por AQMI, MUYAO y AD inflinge sufrimiento a una poblaci¨®n local que ya padece las consecuencias de la sequ¨ªa y el hambre.
En segundo lugar, significa que el norte de Mali puede convertirse en un destino atractivo para islamistas radicales de los pa¨ªses vecinos y con ello en una fuente de inestabilidad para toda la regi¨®n mayor de cuanto ya lo es. No en vano se han observado conexiones del terrorismo yihadista en el conjunto de la misma, que relacionan entre s¨ª a las tres organizaciones ya mencionadas y a la nigeriana Boko Haram.
Finalmente, la instauraci¨®n de un condominio yihadista en el norte de Mali significa que cabe imaginar dicho territorio como un creciente a la par que especialmente serio foco de amenaza terrorista para el mundo occidental en general y los pa¨ªses del sur de Europa en particular. M¨¢s en concreto para Francia y Espa?a, cuyos ciudadanos e intereses han sido expresamente se?alados como blanco.
Es improbable que los habitantes del norte de Mali vayan a desembarazarse del control yihadista sin ayuda externa, al menos a corto plazo. Las protestas de mujeres y j¨®venes han sido cruentamente reprimidas por AQMI, el MUYAO y AD. Los dirigentes de estas tres organizaciones yihadistas han contestado con menosprecio a las autoridades religiosas locales que reprueban su plan de aplicaci¨®n de la ley isl¨¢mica o la apelaci¨®n a la yihad como excusa para establecer una nueva concepci¨®n del orden social.
Por otra parte, sabemos por experiencia que las soluciones pol¨ªticas negociadas con actores colectivos de las mismas creencias en otras zonas de conflicto han resultado temporales o imposibles.
Una eventual intervenci¨®n militar acordada por los pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica de Estados de ?frica Occidental (CEDEAO) y respaldada por la Uni¨®n Africana (UA) corre no solo el riesgo de un fracaso sino el de producir un efecto de llamada internacional a la yihad. Sin embargo, cuanto m¨¢s se prolongue la situaci¨®n actual, menos reversible ser¨¢.
Fernando Reinares es investigador principal de Terrorismo Internacional en el Real Instituto Elcano, y catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos.
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