Recesi¨®n alcoh¨®lica
La velocidad, el estado del asfalto, la calidad del veh¨ªculo y la serenidad del conductor influyen en la siniestralidad vial
Parece l¨®gico suponer que el siguiente paso en la lucha sin cuartel contra los accidentes y la mortalidad en la carretera sea la exigencia a los conductores de una tasa cero de alcohol en sangre. La tasa legalmente permitida ahora es de 0,5 gramos por litro de sangre o 0,25 mililitros por litro de aire espirado. Si este l¨ªmite ha reducido la siniestralidad viaria, podr¨ªa concluirse que bajarlo a cero reducir¨ªa las muertes por accidente hasta situarlas en aquellas que se producen por fallos mec¨¢nicos o imprevistos catastr¨®ficos.
Pero la l¨®gica no siempre funciona plenamente en la vida real. Si la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico est¨¢ considerando que debe cambiar la ley para imponer una tasa cero de alcohol, deber¨ªa tener en cuenta adem¨¢s dos factores decisivos: ?existen los aparatos con la fiabilidad suficiente para medir el cero absoluto de alcohol descontando los efectos parecidos que producen algunos f¨¢rmacos? y, sobre todo, ?tiene la Administraci¨®n espa?ola capacidad para vigilar que la norma de alcohol cero se cumple?
Despu¨¦s de responder a ambas preguntas, es el momento de recordar el lugar com¨²n que dice que el alcohol es la mayor causa de muertes en la carretera. Otras evidencias gozan de menor reconocimiento p¨²blico. Por ejemplo, la Administraci¨®n socialista, con notable ¨¦xito, opt¨® por culpar a los conductores de la siniestralidad vial, aument¨® la eficiencia en la imposici¨®n y cobro de multas e implant¨® el sistema de puntos. Pero era p¨²blico y notorio que en los accidentes de carretera cuentan no solo la velocidad, sino el estado del asfalto, la calidad del veh¨ªculo y la destreza del conductor. Resulta que la opci¨®n de responsabilizar a los conductores, necesaria sin duda, es m¨¢s barata que construir buenas carreteras, cuidarlas con esmero o afrontar una renovaci¨®n del parque automovil¨ªstico; y menos conflictiva que reformar las autoescuelas o exigir rigor en sociedades m¨¦dicas que aprueban las revisiones del conductor.
Conclusi¨®n: el pretexto de la tasa cero de alcohol, si llega a convertirse en norma, hay que buscarlo en la recesi¨®n, que no deja margen para pol¨ªticas de gasto en infraestructuras e interrumpe la modernizaci¨®n de los coches en circulaci¨®n. El conductor seguir¨¢ siendo el ¨²nico responsable.
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