Una pr¨®rroga necesaria
La ayuda de 400 euros necesita un cambio legal para facilitar que m¨¢s parados encuentren empleo
La pr¨®rroga de la subvenci¨®n de los 400 euros que se abona a los parados que han agotado sus prestaciones se ha convertido en un cruce de acusaciones que enturbia un debate racional sobre el caso. No es verdad que esa subvenci¨®n ¡°est¨¦ pagando los parados de Zapatero¡±, como dijo ayer el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso. El PP deber¨ªa corregir su propensi¨®n a la invectiva gratuita, porque el Gobierno anterior, m¨¢s all¨¢ de que su gesti¨®n fuera criticable, no gener¨® la crisis financiera, ni el final de la burbuja inmobiliaria, ni la recesi¨®n econ¨®mica. Por el contrario, el Ejecutivo y el partido que lo sustenta deben esmerarse en explicar cu¨¢les son las ventajas e inconvenientes de mantener la subvenci¨®n, de forma que los ciudadanos puedan entender cualquier decisi¨®n al respecto.
En t¨¦rminos presupuestarios, con un ajuste fiscal cada vez m¨¢s intenso, parece evidente que estamos ante un esfuerzo importante, de unos 500 millones de euros. En cuestiones de gasto p¨²blico siempre existen opciones; la ayuda podr¨ªa mantenerse a cambio de suprimir otras partidas, o racionalizar el gasto en otros ¨¢mbitos. El problema pol¨ªtico radica en que el Gobierno ha optado por practicar recortes indiscriminados, sin explicar en ning¨²n caso por qu¨¦ suprime unas partidas, recorta otras y mantiene las restantes. No hay criterio conocido de rentabilidad social o econ¨®mica en las decisiones de austeridad practicadas hasta la fecha, de forma que no es posible analizar si los ajustes realizados son los que hab¨ªa que hacer y menos da?o causaban o si son decisiones arbitrarias.
A favor del mantenimiento de los 400 euros pesan dos argumentos de peso econ¨®mico y social. Por un lado, sea mucha o poca la subvenci¨®n individual, lo cierto es que constituyen un m¨ªnimo incentivo al consumo. Su eliminaci¨®n tendr¨ªa impacto, por peque?o que fuera, sobre la ya castigada demanda. Por otro, ese dinero delimita hoy la delgada frontera en un hogar entre un sustento modesto y la ausencia de recursos estables, o sea, la pobreza. Los acontecimientos en ?cija demuestran la desvertebraci¨®n social que puede producir esta. Es probable que el riesgo de pauperizaci¨®n aumente debido a los ajustes de empleo privado y p¨²blico pendientes y los efectos de los recortes de las prestaciones por desempleo.
Todo parece indicar que el Gobierno mantendr¨¢ la subvenci¨®n, aunque con modificaciones. Al menos esa es la voluntad del Ministerio de Empleo. La decisi¨®n est¨¢ en manos de Hacienda y, en ¨²ltima instancia, del presidente Mariano Rajoy. Uno de los ¨²nicos puntos claros en este debate es que el sistema de concesi¨®n debe reformarse, porque el Plan Prepara estaba pensado como una renta transitoria para volver al empleo, algo que no se ha conseguido. Como dice Alfonso Alonso, el objetivo debe ser recuperar el empleo; pero el PP y el equipo econ¨®mico del Gobierno tienen que explicar c¨®mo piensan hacerlo.
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