El futuro en que vivimos
Es inquietante c¨®mo estar¨¢ definido en t¨¦rminos ¨¦ticos y de sustancia el universo de la informaci¨®n
Seg¨²n el experto australiano en medios de informaci¨®n Ross Dawson, los peri¨®dicos impresos en papel terminar¨¢n de extinguirse en Estados Unidos en el a?o 2017, en Espa?a en 2024, y en Am¨¦rica Latina un poco m¨¢s all¨¢ de 2040. Es decir, pasado ma?ana. Y ya tenemos pruebas evidentes de esta inminencia, pues hemos visto desaparecer a muchos grandes diarios, o pasar a publicarse solamente en ediciones electr¨®nicas, como el Christian Science Monitor. Otros han entrado en crisis, como Le Monde y The New York Times, agobiados por las deudas, y han perdido miles de lectores que se han pasado a leer peri¨®dicos que nacieron ya en las pantallas, como el Huffington Post.
Que en Am¨¦rica Latina los peri¨®dicos vayan a desaparecer por ¨²ltimo, seg¨²n estos augurios, s¨®lo demuestra quiz¨¢s que a mayor grado de atraso, mayores expectativas de vida para los medios impresos, aunque precarias de todas maneras, ya que en los pa¨ªses m¨¢s pobres el acceso a las pantallas es menor, y por tanto mucho menos numeroso el acceso a la lectura electr¨®nica; aunque s¨®lo el a?o 2012 el ¨¢mbito de Internet creci¨® en la regi¨®n 15%, aumento acelerado que podr¨ªa acortar los plazos.
M¨¢s novedoso a¨²n, hay blogspots que arrastran m¨¢s lectores que muchos peri¨®dicos de los que se venden en los quioscos y los voceadores anuncian por la calle, como el de la bloguera cubana Yoani S¨¢nchez, ¡°Generaci¨®n Y¡±, lo que demuestra que la difusi¨®n de la informaci¨®n, y de la opini¨®n, ha entrado por cauces insospechados, creando de manera cada vez m¨¢s extensa una saludable democracia de las palabras, que los Estados autoritarios dif¨ªcilmente pueden contener, aunque tambi¨¦n exista la censura cibern¨¦tica como bien se ha probado en China.
Si ya no leeremos m¨¢s los peri¨®dicos de papel, debemos entonces advertir que se trata tambi¨¦n de un cambio en los conceptos filos¨®ficos que tiene que ver con la materia misma, que se gasta, envejece y desaparece, o se recicla, y con el sentido que tiene la palabra copia, nuestra copia del diario.
Un hecho que es conocido de manera simult¨¢nea deja atr¨¢s el sentido tradicional de ¡°hecho pasado¡±
Lo que tendremos pronto en la mano ser¨¢ una tableta flexible en la que las noticias cambiar¨¢n frente a nuestros ojos, v¨ªdeos en lugar de fotos, y que apagaremos y doblaremos antes de meterla en el bolsillo. Las palabras ya no manchar¨¢n de tinta nuestras manos; simplemente volver¨¢n a la nada.
Pero frente a esta perspectiva, lo m¨¢s inquietante no es la materia de que estar¨¢n hecha los peri¨®dicos, ni la forma en que las noticias llegar¨¢n a nosotros, sino c¨®mo estar¨¢ definido en t¨¦rminos ¨¦ticos y de sustancia el universo de la informaci¨®n, desde luego que cualquiera que sea el mundo en que vivamos, siempre dependeremos de la necesidad de saber lo que ocurre. Nadie ha previsto por el momento un mundo de seres solitarios, que no tengan que comunicarse entre s¨ª.
McLuhan, en su ya cl¨¢sica frase, preve¨ªa una sola aldea global. Hoy deber¨ªamos hablar m¨¢s bien de una red de aldeas interconectadas de manera instant¨¢nea, y simult¨¢nea, por los sat¨¦lites que proveen todas las formas posibles de comunicaci¨®n, para informarse, recrearse y divertirse, comprar y vender, realizar transacciones financieras, pagar las cuentas dom¨¦sticas, leer novelas, escuchar m¨²sica, ver cine, apostar en la bolsa de valores, jugar juegos de destrucci¨®n masiva.
Hoy en d¨ªa, los acontecimientos entran en los hogares al mismo tiempo en que se producen, a trav¨¦s de las cadenas de televisi¨®n y de los portales de Internet, de las tabletas y de los tel¨¦fonos celulares, y es posible, como nunca antes, conocer la misma noticia en todas partes del globo al mismo tiempo, para gentes de la misma o distintas culturas.
Esto supondr¨ªa una democratizaci¨®n global de las posibilidades de informarse; pero semejante democratizaci¨®n se convierte en un espejismo repetido si nos atenemos a los contenidos reales de las informaciones, cuya sustancia tiende a deteriorarse.
En la medida en que la tecnolog¨ªa en las comunicaciones est¨¢ de por medio, el concepto de pasado se evapora, y al mismo tiempo se acelera. Un hecho que es conocido de manera simult¨¢nea al momento de producirse, deja atr¨¢s el sentido tradicional de ¡°hecho pasado¡±.
Durante la ¨¦poca colonial, las noticias de que un rey hab¨ªa muerto en Espa?a, o hab¨ªa enloquecido, llegaban a Am¨¦rica cuando todav¨ªa se celebraban las fiestas de su coronaci¨®n. ?se es el sentido de pasado que hoy no existe.
Sergio Ram¨ªrez fue vicepresidente de Nicaragua y es escritor.
www.facebook.com/escritorsergioramirez
http://twitter.com/sergioramirezm
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