El fin de un sue?o
La atleta somal¨ª Jamia Yusuf muri¨® en un cayuco cuando intentaba llegar a Europa para participar en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres.
Jamia Yusuf so?¨® con volver a vivir la emoci¨®n que sinti¨® con 17 a?os en el estadio de Pek¨ªn cuando desfil¨® con una resplandeciente sonrisa como abanderada de Somalia en los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008. So?¨® con volver a escuchar esos aplausos que, con el p¨²blico puesto en pie para animarla, le acompa?aron en el trecho final de los 200 metros, cuando llegaba la ¨²ltima de su serie, a 10 inmensos segundos de la ganadora. So?¨® que conseguir¨ªa volver a los Juegos, en Londres, y entrar esta vez entre las primeras, y que, ahora s¨ª, su familia podr¨ªa verlo por televisi¨®n.
So?¨® que para lograrlo, llegar¨ªa a entrenarse en un pa¨ªs europeo y esculpir su escu¨¢lido cuerpo, impropio de una atleta, ayudada por una dieta adecuada, frente al agua y pan, o la escasa fruta que consum¨ªa cuando no lograba venderla. So?¨® con crecer como velocista, sabiendo los sacrificios que conlleva tal aspiraci¨®n, mucho menores, en todo caso, que los sufrimientos de su vida cotidiana en su pa¨ªs. Pero nadie hizo nada para que su gesto se tornara realidad.
Las alegr¨ªas a su regreso de Pek¨ªn fueron cortas, pues con la llegada de los radicales de Al Sahbab, tuvo que esconder su condici¨®n de atleta. Aun as¨ª intent¨® seguir acudiendo todo lo que pudo al ¨²nico y destartalado estadio en su pa¨ªs, porque sab¨ªa que solo el tes¨®n le har¨ªa alcanzar su sue?o. Y porque cre¨ªa en ella misma, lo suficiente para superar, en los controles que encontraba en su camino, los empujones y vejaciones a los que la somet¨ªan unos violentos e ineptos para los que las mujeres no deben practicar deporte alguno y menos sin cubrirse el cuerpo por completo.
Era joven en un pa¨ªs con un presente de pesadilla y sin esperanzas. Y mujer. Una lacra, en su entorno. Solo pod¨ªa so?ar. Y luchar con el arma de la voluntad. Esa fuerza la anim¨® a emprender un viaje para el que su familia ¡ªsu padre hab¨ªa muerto de un proyectil¡ª vendi¨® lo poco que le quedaba. Un viaje en el que se jug¨® su vida y su dignidad, que la llev¨® primero a Etiop¨ªa, en busca de un entrenador y una pista en condiciones, a Sud¨¢n, y a Libia. Desde all¨ª, hacia abril embarc¨® en un cayuco rumbo a su so?ada Italia. Y se ahog¨®, con su sue?o. En los Juegos de Londres, este verano, nadie la ech¨® de menos.
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