El mito del cambio de modelo productivo
En Espa?a tenemos empresas muy competitivas pese a que el entorno no ayude
Nuestra econom¨ªa est¨¢ pasando por un muy mal momento. Los niveles de desempleo han llegado a niveles que en otros pa¨ªses parecer¨ªan insostenibles y la situaci¨®n presupuestaria nos est¨¢ abocando a un rescate por mucho que queramos encontrarle otro nombre.
Todo parece estar, hoy, en cuesti¨®n: se habla, incluso, de que algunas de las instituciones creadas por la Constituci¨®n y que en la pr¨¢ctica est¨¢n resultando muy caras de mantener podr¨ªan desaparecer. La inamovilidad de los funcionarios est¨¢ m¨¢s que cuestionada, el Estado del bienestar, que con tanto esfuerzo hemos ido construyendo a lo largo de muchos a?os, resulta no ser sostenible, el FMI y el BCE nos dicen que nuestros niveles salariales son excesivamente altos pese a la opini¨®n en contra de la OIT y, evidentemente, de los sindicatos espa?oles y de los asalariados de la Piel de Toro.
Ni los Gobiernos de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ni el Ejecutivo de Mariano Rajoy han sido ni son capaces de haber convencido a los mercados de que pueden adoptar las decisiones necesarias para sacarnos del enredo y, mientras tanto, el n¨²mero de parados crece, la brecha presupuestaria del Gobierno central, las Autonom¨ªas y los Ayuntamientos sigue sin arreglarse. Ello obliga a lanzar emisiones en unos mercados que solo nos prestan a altos tipos de inter¨¦s, congruentes con la alta prima de riesgo con que se nos percibe y la gente de la calle ve c¨®mo los derechos que parec¨ªan consolidados van evapor¨¢ndose, por m¨¢s que los sindicatos tomen la calle o amenacen con huelgas.
Dicho esto, hace ya tiempo que se ha puesto de moda decir que tenemos que cambiar de modelo productivo para que las cosas vayan mejor y esto me parece ingenuo y hasta rid¨ªculo.
El buen comportamiento de la exportaci¨®n de bienes y servicios es expresi¨®n irrefutable de que tenemos tejido productivo para tirar adelante
Es obvio que nuestro modelo productivo actual es mejorable en muchos de sus componentes y es cierto, tambi¨¦n, que el sector del ladrillo que tan bien funcion¨® para hacernos ver optimistas visiones de crecimiento r¨¢pido ha dejado de tirar del carro que durante a?os march¨® arrastrando a nuestro sector financiero a una borrachera de actuaciones que han hecho que nuestros bancos se lanzaran a unos niveles de endeudamiento exterior que ahora nos pesan y mucho.
Pero es tambi¨¦n cierto que esta Espa?a en crecimiento actualmente negativo no puede cambiar de modelo de por la sencilla raz¨®n de que el patr¨®n de crecimiento productivo no se genera de sopet¨®n sino como consecuencia de ajustes m¨¢s o menos dolorosos.
Pi¨¦nsese, adem¨¢s, que hay sectores que no quieren cambiar de modelo porque el actual ya les ha generado din¨¢micas positivas. Han sabido adaptarse a los retos que la globalizaci¨®n ha planteado.
Hace unos pocos d¨ªas, le¨ªamos en los peri¨®dicos que Amancio Ortega es la tercera fortuna del mundo tras el ¨¦xito que ha cosechado Inditex. Hace otros pocos d¨ªas, ve¨ªamos que, pese a la crisis financiera, algunos de los primeros bancos espa?oles est¨¢n entre los mejores del mundo. Se nos ha repetido por activa y por pasiva que el Tren de Alta Velocidad en el que los peregrinos ¨¢rabes ir¨¢n a La Meca se har¨¢ por un consorcio espa?ol y estamos viendo que las empresas constructoras que se engrandecieron con la etapa ¡°ladrillera¡± espa?ola est¨¢n ahora ganando concursos internacionales de tanta importancia como la ampliaci¨®n del Canal de Panam¨¢, la construcci¨®n del t¨²nel del B¨®sforo, instalaciones de energ¨ªas alternativas en Australia o Estados Unidos, redes de autopistas o gesti¨®n de aeropuertos y hasta una empresa (Grifols) es considerada una de las pocas estrat¨¦gicas mundiales por el Pent¨¢gono. Una empresa espa?ola ha suministrado equipos para investigar la superficie de Marte con el Curiosity.
Estos son algunos ejemplos que nos indican a las claras que no hay que ser derrotistas y pensar que el pinchazo a la burbuja inmobiliaria va a condenarnos a la nada. Es cierto que el pinchazo de la burbuja ha supuesto un recorte del 10% del PIB lo cual, acompa?ado por la mala coyuntura internacional y una serie de decisiones pol¨ªticas inadecuadas nos han metido en la crisis en la que estamos; pero, como empiezan a decir los alemanes para ¡ªesto s¨ª, autoexculparse¡ª, la situaci¨®n de Espa?a se podr¨¢ superar porque aqu¨ª tenemos muchas empresas capaces que no esperan ninguna revoluci¨®n del modelo productivo, sino ir trabajando d¨ªa a d¨ªa para mejor insertarse en la divisi¨®n mundial de trabajo y para ir proyect¨¢ndose al mercado global con esfuerzo y dedicaci¨®n.
Decir que la econom¨ªa espa?ola necesita un cambio en su modelo productivo puede sonar muy bien, pero se me antoja como una afirmaci¨®n que olvida que aqu¨ª tenemos empresas perfectamente competitivas pese a que el entorno no ayude.
El buen comportamiento de la exportaci¨®n de bienes y servicios ¡ªcon la ayuda, esto s¨ª, de algunas multinacionales que nos han insertado en sus cadenas de valor a?adido¡ª es, me parece, expresi¨®n irrefutable de que tenemos tejido productivo para tirar adelante por mucho que las cifras de desempleo y los recortes en el Estado del bienestar nos hagan pensar que aqu¨ª hay que cambiarlo todo.
Francesc Granell es catedr¨¢tico de Organizaci¨®n Econ¨®mica Internacional de la Universidad de Barcelona.
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