¡°Mam¨¢ ya conoce mis locuras¡±
El pr¨ªncipe Andr¨¦s descender¨¢ desde el edificio m¨¢s alto de la Uni¨®n Europea
¡°?Voy a conseguir millas a¨¦reas por hacer esto?¡±. Con buena dosis de guasa, un tabloide brit¨¢nico ha insertado esta pregunta con grandes letras sobre la fotograf¨ªa que muestra al pr¨ªncipe Andr¨¦s entren¨¢ndose para hacer r¨¢pel en el rascacielos m¨¢s alto de Londres y de la Uni¨®n Europea. La noticia de que el tercer hijo de Isabel II ejecutar¨¢ esa ¡°haza?a¡± el 3 de septiembre, con fines caritativos, tiene los visos de una operaci¨®n de lavado de imagen para uno de los miembros m¨¢s controvertidos de la familia real brit¨¢nica, con permiso de su sobrino, el pr¨ªncipe Enrique.
El duque de York arrastra la reputaci¨®n de haber solapado durante a?os su antigua tarea de representante especial de Reino Unido para el comercio exterior con sus aficiones personales y beneficio propio. Por ejemplo, cuando se desplazaba en avi¨®n a cargo del contribuyente con destino a uno de sus queridos campos de golf, de ah¨ª el mote Airmiles Andy (Andy, millas a¨¦reas) que todav¨ªa perdura.
Los analistas reales han detectado una participaci¨®n m¨¢s discreta de Andr¨¦s en los actos oficiales de los Windsor, como fue su ausencia del balc¨®n del palacio de Buckingham durante la exhibici¨®n a¨¦rea con la que culminaron las recientes celebraciones del jubileo de diamante de la soberana. Tampoco estaban all¨ª sus hermanos Ana y Eduardo, al decidir la reina que solo la acompa?aran el pr¨ªncipe Carlos, heredero de la corona, y su nieto mayor Guillermo, junto a sus respectivas esposas, Camila y Catalina. El duque de Edimburgo, consorte de Isabel<TH>II, estaba entonces hospitalizado. Pero fue el ¨²nico que no se lo tom¨® a bien, como delat¨® su aspecto irritado en una recepci¨®n posterior.
El anuncio de que el pr¨ªncipe descender¨¢ haciendo r¨¢pel desde la corona del edificio Shard (310 metros de altura) hasta el piso n¨²mero 20 le ha devuelto a las portadas. La web de las dos organizaciones que auspician la operaci¨®n, entre ellas la de los Royal Marines, ha abierto una l¨ªnea para recibir donaciones, y promete a quienes depositen m¨¢s de 25.000 libras (unos 31.500 euros) que ser¨¢n incluidos en un concurso cuyo ganador acompa?ar¨¢ a Andr¨¦s en la aventura. El personaje, de 52 a?os, se declaraba euf¨®rico en una entrevista concedida a The Times, hasta el punto de manifestar: ¡°Es lo mismo para m¨ª que para cualquier otra persona: ?Tienes las agallas y las pelotas para hacerlo?¡±. Todo un b¨¢lsamo para Andr¨¦s, que aparece marginado ante la nueva estrategia de la monarqu¨ªa de circunscribir el protagonismo de las grandes ocasiones a sus principales protagonistas. Esa t¨¢ctica nada tiene que ver aparentemente con los esc¨¢ndalos que han venido salpicando al duque en los ¨²ltimos a?os, porque su madre se lo perdona todo.
La reina le impuso la Gran Cruz de la Caballer¨ªa poco despu¨¦s de que la prensa aireara sus relaciones con el millonario estadounidense Jeffrey Epstein, condenado por prostituci¨®n de menores y soporte econ¨®mico ocasional de su exesposa, Sarah Ferguson. El papel de Andr¨¦s como emisario del comercio brit¨¢nico llevaba entonces largo tiempo en entredicho a ra¨ªz de sus v¨ªnculos con personajes tan oscuros como Saif Gadafi, el traficante de armas libio Tarek Kaituny o el r¨¦gimen de Kazajist¨¢n (el cu?ado del presidente le compr¨® su residencia de Berkshire por un precio superior en tres millones de libras a su cotizaci¨®n en el mercado, unos 3,8 millones de euros).
La propia Sarah fue filmada hace dos a?os por el hoy extinto dominical News of the World ofreciendo a un periodista, disfrazado de empresario, acceso a su exmarido a cambio de dinero. Mientras en febrero del a?o pasado, y a instancias de la oposici¨®n laborista, la C¨¢mara de los Comunes debat¨ªa la idoneidad de Andr¨¦s para ejercer de representante del comercio exterior, la respuesta de palacio fue la condecoraci¨®n de Isabel II. Cinco meses despu¨¦s abandonaba el puesto desempe?ado durante una d¨¦cada.
Preguntado sobre la opini¨®n que le merece a la reina su proyecto de descender por la fachada del rascacielos, Andr¨¦s ha brindado una respuesta que bien podr¨ªa servir para otros cap¨ªtulos pol¨¦micos y ya cerrados de su vida: ¡°Mam¨¢ no est¨¢ preocupada. Ya conoce mis locuras y est¨¢ acostumbrada a todo lo que hemos hecho sus hijos durante a?os¡±.
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