Despu¨¦s de la cumbre: tres pruebas chinas para Europa
Tras la cumbre UE-China, la mejora en la forma de abordar la pol¨ªtica comercial y de inversiones, la cuesti¨®n de los derechos humanos y el papel estrat¨¦gico de la Uni¨®n en Asia son temas que est¨¢n a¨²n por superar
La cumbre UE-China celebrada hace dos d¨ªas centr¨® su atenci¨®n en los cambios inminentes que va a vivir la direcci¨®n del Partido Comunista Chino. En la ¨²ltima aparici¨®n del presidente Wen en una reuni¨®n con la UE, los dirigentes europeos no quisieron tomar decisiones importantes, sino m¨¢s bien esperar para saber qu¨¦ rumbo tomar¨¢ el nuevo equipo. Los temas que dominaron el encuentro han sido los desacuerdos comerciales, la insistencia china en que la UE levante el embargo sobre las armas a cambio de apoyo financiero y la cancelaci¨®n de la rueda de prensa.
Tras la cumbre es a¨²n m¨¢s importante que la UE lleve a cabo tres cambios estrat¨¦gicos en su relaci¨®n con China. Cambios derivados de retos fundamentales y a largo plazo, que no deben olvidarse mientras los Gobiernos europeos definen sus posiciones para negociar con la nueva direcci¨®n de China.
En primer lugar, la UE debe mejorar su forma de abordar la pol¨ªtica comercial y de inversiones. La Comisi¨®n ha presentado una propuesta basada en el principio de reciprocidad de acceso comercial. Empujada por Francia y por Gobiernos de varios Estados miembros del sur ha formulado propuestas dise?adas para hacer que el acceso al mercado de la Uni¨®n dependa de que otros pa¨ªses permitan a las empresas europeas competir en la adjudicaci¨®n de contratos p¨²blicos. La reciprocidad se ha convertido en el punto de apoyo de una pol¨ªtica comercial europea m¨¢s en¨¦rgica respecto de China, tendencia que se puso de manifiesto en la asertividad europea en la cumbre.
Los dirigentes europeos quieren esperar para saber qu¨¦ rumbo tomar¨¢ el nuevo equipo chino
Habr¨¢ que conseguir un delicado equilibrio a la hora de manejar el instrumento de la reciprocidad. Los Gobiernos europeos siguen teniendo discrepancias sobre cu¨¢nta reciprocidad es la apropiada: los Estados liberales del norte temen que acabe siendo un proteccionismo descarado. Muchos analistas chinos indican que ese es el aspecto que m¨¢s enturbia hoy sus relaciones con Europa. No cabe duda de que est¨¢ justificado ejercer presi¨®n para convencer a China de que se adhiera plenamente al esp¨ªritu de las normas de la OMC. La discriminaci¨®n discrecional contra las empresas europeas es un motivo de queja comprensible. Pero un uso desmesurado de la reciprocidad tiene grandes probabilidades de provocar una reacci¨®n contraproducente en China.
Existe el riesgo de perder muchos de los beneficios comerciales conseguidos si se aplican medidas restrictivas basadas en la reciprocidad. Las exportaciones de la UE a China han tenido un incremento saludable durante la crisis, de 133.000 millones de euros a 156.000 millones de euros entre 2010 y 2011, suavizando la tendencia negativa del d¨¦ficit comercial europeo con China. Las exportaciones alemanas al pa¨ªs asi¨¢tico se han duplicado desde 2007. A pesar de los problemas de acceso al mercado, la Uni¨®n sigue invirtiendo cinco veces m¨¢s en China que a la inversa.
Algunos Gobiernos han recurrido al concepto de reciprocidad como paliativo a los temores de sus electores, que se han incrementado con la crisis. Conseguir que pase de ser un eslogan populista a ser la l¨®gica operativa de la estrategia comercial con China no es una tarea f¨¢cil. Una visi¨®n estrat¨¦gica correcta se centrar¨ªa en aumentar el nivel general de apertura comercial entre la UE y China y no solo intentar compensar unas variaciones inmediatas en los respectivos niveles de restricciones de mercado.
La segunda prueba es la de los derechos humanos. Sin demasiada publicidad, la UE, a principios de este a?o, aprob¨® un nuevo plan de acci¨®n para reanimar su compromiso en esta materia. Se trata de un documento muy concreto, lleno de ideas y compromisos muy meditados. El nuevo representante especial para los derechos humanos da m¨¢s peso pol¨ªtico a la cuesti¨®n, presumiblemente para garantizar la puesta en pr¨¢ctica del plan de 36 puntos.
Es evidente que el desplazamiento del poder mundial hace que sea muy dif¨ªcil aplicar de manera eficaz la pol¨ªtica de derechos humanos de la UE en China; algunos dir¨ªan que es descabellado e incluso inapropiado. Pero una nueva estrategia de derechos humanos de la Uni¨®n que no tenga en cuenta a China no puede considerarse satisfactoria. Reforzar¨ªa la tesis de los que piensan que las pol¨ªticas de Europa respecto de China son completamente distintas de las relacionadas con otras potencias. Por muy importante que sea el pa¨ªs asi¨¢tico, esa especie de ¡°excepci¨®n china¡± que numerosos observadores est¨¢n defendiendo de manera impl¨ªcita ser¨ªa mal presagio para el inter¨¦s europeo de promover unas normas y unos principios coherentes en todo el mundo.
No se debe introducir sin necesidad una din¨¢mica conflictiva en la relaci¨®n con Pek¨ªn
El reto es encontrar una forma m¨¢s eficiente para contribuir positivamente a obtener modestas mejoras en la situaci¨®n de los derechos humanos. Los pulsos habituales sobre cuestiones como qui¨¦n recibe al Dalai Lama deben dejar paso a una estrategia m¨¢s elaborada que englobe las mejoras de los derechos humanos dentro de la evoluci¨®n socioecon¨®mica de China. Mencionar T¨ªbet en un di¨¢logo a puerta cerrada no constituye una pol¨ªtica de derechos humanos. Ni que decir tiene que China no est¨¢ dispuesta a que ¡°le den lecciones¡±. Sin embargo, un respaldo diplom¨¢tico menos ambivalente a la cooperaci¨®n en cuanto a los criterios del Estado de derecho, los marcos de gobernanza econ¨®mica y el fomento de la construcci¨®n de capacidades orientadas hacia los derechos humanos puede ser ¨²til y no constituye una amenaza a las autoridades chinas. La UE podr¨ªa empezar a ofrecer indicios de c¨®mo movilizar el di¨¢logo interpersonal creado en febrero de este a?o para ayudar a los defensores de los derechos humanos.
La tercera prueba est¨¢ relacionada con el papel estrat¨¦gico m¨¢s general de la UE en Asia. En la cumbre del Foro Regional Asi¨¢tico en julio, Catherine Ashton y Hillary Clinton firmaron un memorando que preparaba el terreno para la coordinaci¨®n Estados Unidos-Uni¨®n Europea en materia de seguridad en Asia. Los chinos lo recibieron sin entusiasmo. La UE debe decidir ahora c¨®mo va a tratar de impulsar esa participaci¨®n en la compleja geopol¨ªtica asi¨¢tica. No est¨¢ claro qu¨¦ tipo de papel pol¨ªtico quiere o puede desempe?ar en la seguridad de Asia. La Alta Representante de la Uni¨®n ha celebrado tres di¨¢logos estrat¨¦gicos con China que han sido m¨¢s eficaces que nunca y han vinculado las preocupaciones econ¨®micas y pol¨ªticas. Pero las autoridades chinas subrayan que quieren ver m¨¢s claridad en la perspectiva estrat¨¦gica de la Uni¨®n.
La Uni¨®n Europea parece desconcertada por el giro de Estados Unidos hacia Asia. Est¨¢ bien evitar cualquier reorientaci¨®n que evoque la anticuada idea de ¡°contener a China¡±. Pero eso la obliga a hacer equilibrios, a trabajar con Estados Unidos sin asociarse por completo a las premisas estrat¨¦gicas de su giro. Ser¨¢ necesaria una geoestrategia muy sutil y muy h¨¢bil para encontrar su lugar apropiado. La UE no debe doblegarse ante China ni ignorar los intereses genuinos de otros Estados en la regi¨®n, pero tampoco debe introducir sin necesidad una din¨¢mica conflictiva en la relaci¨®n con Pek¨ªn.
Por supuesto, la UE no debe sobrevalorar su potencial pol¨ªtico en Asia. Muchos analistas esc¨¦pticos han criticado las pretensiones de los Gobiernos europeos de tener una presencia en materia de seguridad. Pero renunciar por completo a un cierto papel no ser¨ªa sensato ni tendr¨ªa en cuenta los intereses a largo plazo. Es necesario y urgente intensificar el di¨¢logo con China sobre la agenda de sostenibilidad, la gobernanza global y la arquitectura del aparato internacional de toma de decisiones. Tras una cumbre hist¨®rica con los dirigentes salientes de China, las tres pruebas de planificaci¨®n a largo plazo en materia de seguridad, reformas pol¨ªticas y reglas comerciales est¨¢n a¨²n por superar.
Pedro Solbes es presidente de FRIDE y Richard Youngs es director de FRIDE y miembro de ECRAN (European Commission Research Advisory Network).
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