Cuerpos
?Qu¨¦ es mejor, soportar a un jefe tirano que me explota o a un marido mediocre que me llevar¨¢ a Par¨ªs si le hago un moh¨ªn de gatita?
Una joven atractiva, mientras se maquilla ante el espejo del cuarto de ba?o para ir a trabajar, recita una nueva versi¨®n del mon¨®logo de Hamlet: ser o no ser, esta es la cuesti¨®n, levantarse todos los d¨ªas a las siete de la ma?ana y tener que aguantar a un jefe desp¨®tico, machista e incompetente, todo por mil y pico euros al mes, o renunciar a esta lucha agotadora y quedarme en la cama para dormir, tal vez so?ar, junto a un marido vulgar, a quien con un poco de ma?a puedo dominar a mi antojo. Este dilema aciago parece haber arraigado en buena parte de la juventud femenina. Frente a aquella generaci¨®n de mujeres, que en los a?os sesenta del siglo pasado decidi¨® ser libre y realiz¨® un arduo sacrificio para equipararse a los hombres en igualdad de derechos e imponer su presencia en la primera l¨ªnea de la sociedad, cada d¨ªa es m¨¢s visible una clase nueva de mujer joven, incluso adolescente, que ha elegido utilizar las cl¨¢sicas armas femeninas, que parec¨ªan ya periclitadas, la seducci¨®n, la belleza f¨ªsica y el gancho del sexo para buscar amparo a la sombra de su pareja y recuperar el papel de reina del hogar. Puede que la moral de la iglesia cat¨®lica se haya aliado con la crisis econ¨®mica para imbuir tenazmente en la mujer la idea que vuelva a casa, cr¨ªe hijos, se ponga guapa y complazca en todo a su marido. Si una chica acude a diario a machacarse en el gimnasio, si se atiborra de silicona, si camina sobre unas plataformas incre¨ªbles, si decora su piel con toda suerte de tatuajes, ?busca sentirse saludable y fuerte para luchar por sus derechos o, tal vez, solo trata de convertir su cuerpo en un objeto de deseo, en un arma de combate frente a los hombres? Ser o no ser. ?Qu¨¦ es mejor, soportar a un jefe tirano que me explota o a un marido mediocre que me llevar¨¢ a Par¨ªs si le hago un moh¨ªn de gatita? Puede que el dilema no sea tan rudo, pero aquellas mujeres que en el siglo pasado lucharon como panteras por su dignidad, sin tiempo para pintarse los labios, tienen ahora unas nietas hermosas, siliconadas, tatuadas con serpientes y mariposas, dispuestas a claudicar en sus derechos, con tal de ganar la otra batalla, el viejo sue?o de sentirse adorables y tener al macho de nuevo a sus pies en la alfombra.
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