El regreso de Xi
La ausencia durante unos d¨ªas del pr¨®ximo l¨ªder de China abre interrogantes sobre el sistema
El mundo est¨¢ pendiente de dos elecciones este oto?o: la del pr¨®ximo presidente de EE UU, y la del pr¨®ximo secretario general del Partido Comunista Chino. La primera es abierta y democr¨¢tica, y se dirimir¨¢ el 6 de noviembre en las urnas. La segunda no tiene siquiera fecha (el 18? Congreso ya deber¨ªa haberse convocado para octubre) y parece decidida de antemano por un peque?o grupo de aparatchiks, o nuevos mandarines, que son los que deciden en China. Pero la mera ausencia durante unas semanas del pr¨®ximo l¨ªder y actual vicepresidente de China, Xi Jinping, hab¨ªa desatado todo tipo de especulaciones y preocupaciones en su pa¨ªs y fuera. Pues del rumbo que tome la segunda potencia econ¨®mica del mundo cuando empieza a atravesar problemas de crecimiento y demandas de m¨¢s libertad pol¨ªtica, dependemos ya todos.
La reaparici¨®n de Xi Jinping el s¨¢bado en una foto puso fin a esas especulaciones, pero no necesariamente a la lucha de poder que se est¨¢ librando entre bambalinas en uno de los reg¨ªmenes m¨¢s opacos del mundo. Su desaparici¨®n ha puesto en evidencia debilidades internas de esta dictadura sin dictador, de sistema. Esta es el quinta generaci¨®n de dirigentes que llega al poder en la China comunista. Pero es la primera vez en que los que ascienden, con Xi a la cabeza, no han sido designados ni por Mao Zedong ni por Deng Xiaoping, sino por una compleja elaboraci¨®n de consensos internos, y carecen a su vez de sucesores claros.
El Congreso del PCCh debe elegir no solo al secretario general (a quien la Asamblea Popular designar¨¢ en marzo presidente del pa¨ªs junto con Li Keqiang como el primer ministro, para repartir poderes), sino al Politbur¨®, y dentro de este, al Comit¨¦ Permanente de nueve miembros que es el que verdaderamente rige de forma colegiada la suerte de China. Que por detr¨¢s hay maniobras por el poder y por la orientaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica a seguir lo refleja la reciente defenestraci¨®n de Bo Xilai, radical en sus planteamientos y hasta entonces llamado a entrar en esa alta instancia, junto a otros esc¨¢ndalos.
No ser¨ªa f¨¢cil, a estas alturas, fraguar un consenso para sustituir a Xi y a Li en su ascenso a la cima. De ah¨ª la preocupaci¨®n general por ese supuesto ¡°dolor de espalda¡± que tuvo a Xi al margen de todo acto oficial desde el 1 de septiembre. Pero todos tranquilos, de momento, que ah¨ª est¨¢, con buena cara y sonriente.
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