La retirada
Esperanza Aguirre deja la presidencia de Madrid, y sin liderazgo a un sector discrepante del PP
Por primera vez en su vida, Esperanza Aguirre ha antepuesto razones personales a las profesionales y pol¨ªticas que han marcado toda su trayectoria, y este hecho arroja luz sobre la dimisi¨®n anunciada ayer como presidenta de la Comunidad de Madrid. Pese a los cargos desempe?ados ¡ªexministra de Educaci¨®n y Cultura, primera mujer que encabez¨® el Senado, primera presidenta de comunidad aut¨®noma¡ª y a las victorias electorales alcanzadas, en su partido nunca hab¨ªa pasado de alternativa latente a Mariano Rajoy y cabeza visible de un sector de discrepantes. Por eso, las razones de salud y otros ¡°acontecimientos personales¡±, mencionados en su despedida, pueden haber sido determinantes para alterar las prioridades mantenidas tenazmente a lo largo de casi 30 a?os, con las que hab¨ªa pretendido evitar que el hecho de ser mujer le resultara un h¨¢ndicap en su carrera. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, tiene raz¨®n al apuntar que la retirada de Aguirre supone ¡°el final de una ¨¦poca¡±.
Esta decisi¨®n tendr¨¢ consecuencias sobre el futuro de la derecha espa?ola, donde Aguirre carece de dirigentes continuadores para sus marcadas ideas liberal-conservadoras y su manera de ejercerlas, con cierta llaneza personal y un estilo radical capaz de suscitar grandes adhesiones y fuertes cr¨ªticas. Las banderas enarboladas por Aguirre traspasaban los l¨ªmites de Madrid, pero su batalla nunca lleg¨® a contar con los respaldos suficientes para convertirse en una opci¨®n predominante dentro de la derecha. La pol¨ªtica tiene horror al vac¨ªo y habr¨¢ quien recoja esas banderas que, de momento, se quedan sin portaestandarte. Pero resulta tan raro que un pol¨ªtico abandone voluntariamente esa actividad que, aunque solo fuera por eso, Esperanza Aguirre merece respeto. Su caso representa un ment¨ªs a los que se llenan la boca de cr¨ªticas hacia la clase pol¨ªtica en bloque. Por discutibles que sean sus ideas y la forma en que lleg¨® a la presidencia de la Comunidad de Madrid, en 2003 ¡ªel oscuro episodio del tamayazo¡ª, llevamos demasiado tiempo de cr¨ªticas hacia la pol¨ªtica, como si esta fuera el compendio de todos los males sin mezcla de bien alguno, para no resaltar que los pol¨ªticos merecen m¨¢s respeto.
La imprecisi¨®n de las razones personales alegadas por Aguirre invita a la prudencia sobre el fondo de esta dimisi¨®n, en la que no cabe excluir un gran cansancio de la vida p¨²blica. Tras sufrir un c¨¢ncer ¡ªdel que ayer se dijo ¡°presuntamente curada¡±¡ª pens¨® en no presentarse a las elecciones auton¨®micas de 2011, pero lo hizo. Y tras la victoria del PP en las elecciones generales de noviembre de 2011 volvi¨® a airearse su cansancio. Se?ales todas ellas de que la Comunidad de Madrid le pesaba. Sobre todo porque Rajoy, una vez alcanzado el Gobierno, hab¨ªa dado suficientes indicios de que no contaba con ella en la primera fila del Partido Popular.
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