Aguas turbulentas
Lo ¨²ltimo que necesitan Pek¨ªn y Tokio es una confrontaci¨®n que sumar a sus propios problemas
China parece moverse, pese a las declaraciones de su pr¨®ximo l¨ªder Xi Jinping considerando una farsa la compra por Jap¨®n de las islas Senkaku (Diaoyu, para Pek¨ªn), hacia la contenci¨®n de la peligrosa escalada con Tokio, la m¨¢s alarmante en d¨¦cadas. Una tensi¨®n que inquieta en Washington y que ha ido creciendo en los ¨²ltimos d¨ªas por tierra y mar, con masivas protestas alentadas en las ciudades chinas y barcos de ambos pa¨ªses peligrosamente cercanos en torno a esos islotes disputados y deshabitados del mar de China Oriental a los que se supone ricos en recursos energ¨¦ticos.
No hay inocentes en esta crisis, enraizada en una mutua desconfianza y rivalidad e iniciada con la provocadora idea del gobernador de Tokio, nacionalista extremo, de comprar algunos islotes a su propietario japon¨¦s por suscripci¨®n popular. Si el contencioso chino-japon¨¦s por las Sinkaku arrastra d¨¦cadas, una conjunci¨®n de circunstancias ha sido esta vez el detonante de la escalada. En China, donde los sentimientos antijaponeses permanecen a flor de piel, la crisis acompa?a al nerviosismo del Partido Comunista por un inminente cambio de liderazgo plagado de esc¨¢ndalos. Su coincidencia con el aniversario de la invasi¨®n nipona de Manchuria, en 1931, ha servido de pretexto a Pek¨ªn para agitar las emociones populares. En Jap¨®n, un Gobierno en ca¨ªda libre, que puede perder las pr¨®ximas elecciones asediado por unos rivales que le exigen m¨¢s firmeza con el expansionismo mar¨ªtimo chino.
Lo ¨²ltimo que necesitan Pek¨ªn y Tokio es una confrontaci¨®n que sumar a sus propios problemas. Resultar¨ªa inconcebible que los dos gigantes econ¨®micos de Asia (350.000 millones de d¨®lares en intercambios) se dejasen arrastrar a un choque armado, pero podr¨ªa suceder si ambos Gobiernos no empu?an firmemente las riendas de la situaci¨®n, reabren sus canales diplom¨¢ticos y enfr¨ªan su cruda ret¨®rica nacionalista actual.
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