Nuevo viraje educativo
El proyecto de reforma facilita la segregaci¨®n temprana de los alumnos desfavorecidos
El Consejo de Ministros aprob¨® ayer el proyecto de Ley Org¨¢nica de Mejora de la Calidad Educativa, que supone un nuevo viraje en un sector que no solo ha de afrontar sucesivos recortes presupuestarios sino las consecuencias de la inestabilidad legislativa. Esta es la s¨¦ptima reforma en lo que llevamos de democracia y el hecho de que cada vez que hay alternancia pol¨ªtica se produzca un cambio educativo de calado es un p¨¦simo indicador, no tanto de la calidad de la ense?anza como de la calidad de la pol¨ªtica, pues significa que los gobiernos de turno no han querido o no han sabido consensuar un modelo estable y duradero.
Hay medidas que sin duda alguna resultan positivas, como el refuerzo del ingl¨¦s o de las nuevas tecnolog¨ªas. El proyecto contiene tambi¨¦n cambios muy discutibles, el m¨¢s importante de los cuales es la aplicaci¨®n de nuevas revalidas obligatorias al final de la ESO y del Bachillerato y la introducci¨®n de un nuevo sistema de segregaci¨®n temprana del alumnado a partir de los 13 a?os. Con esta medida la ley mira m¨¢s al pasado que al futuro y recuerda mucho el sistema que consagr¨® la ley de 1970, que a los diez a?os ya separaba a los alumnos entre los que ir¨ªan al bachillerato y los que no. La ley suprime tambi¨¦n la selectividad, pero permite que las universidades hagan pruebas de acceso. En la pr¨¢ctica, eso supondr¨¢ la sustituci¨®n de un sistema objetivo e igualitario, por otro que permitir¨¢ la selecci¨®n con criterios dispares, no homog¨¦neos y propicios a todo tipo de disfunciones. Este sistema, unido al aumento de tasas y la reducci¨®n de becas, propiciar¨¢ la evoluci¨®n de la universidad hacia un modelo m¨¢s dual.
Wert justific¨® estas reformas en la necesidad de reducir el alto ¨ªndice de fracaso escolar. Las cifras son ciertamente preocupantes, pero lo que esta ley garantiza no es una mejora de los resultados acad¨¦micos del conjunto de los alumnos, sino la segregaci¨®n temprana de los que tienen dificultades. Es cierto que hay mejorar el rendimiento acad¨¦mico, pero fiarlo todo al fomento de la cultura del esfuerzo resulta reduccionista. En los resultados acad¨¦micos influye la actitud y capacidad del alumno, pero tambi¨¦n las circunstancias sociales en las que se encuentra. El ministro dijo que no se puede tratar igual a los que son diferentes. Cierto, pero ese principio no debe estar orientado a excluir a los desfavorecidos, sino a poner los medios necesarios para poder integrarlos. Establecer v¨ªas de segregaci¨®n en edades tempranas, sin garantizar adem¨¢s un sistema de vasos comunicantes entre las distintas v¨ªas que permita rectificar decisiones precipitadas, puede mejorar las estad¨ªsticas a corto plazo de los que contin¨²en en el sistema pero a costa de la equidad social y la igualdad de oportunidades. A la larga, la experiencia de otros pa¨ªses demuestra que segregar socialmente hace perder talento y acaba produciendo tambi¨¦n peores resultados acad¨¦micos.
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