El Congreso no se cerca
Las manifestaciones, que la democracia ampara, no pueden usarse para deslegitimarla
Grupos que utilizan las redes sociales como principal medio de movilizaci¨®n han llamado a ¡°rodear¡± hoy el Congreso de los Diputados y varias C¨¢maras auton¨®micas, con la finalidad de denunciar una democracia ¡°secuestrada¡± y sometida a los poderes financieros. El anuncio de esta convocatoria ha provocado la organizaci¨®n de un fuerte dispositivo de seguridad en Madrid, si bien la delegaci¨®n del Gobierno ha autorizado concentraciones en otros puntos, algunos de ellos pr¨®ximos a la sede del Congreso.
Numerosos pa¨ªses europeos disponen de normas encaminadas a mantener al Parlamento alejado de la presi¨®n directa de la calle, por medio de zonas de exclusi¨®n permanente o de la prohibici¨®n de manifestaciones en su entorno. En Espa?a no existe una regulaci¨®n general, aunque s¨ª normas que limitan las reuniones y manifestaciones ante las C¨¢maras. La Constituci¨®n proclama la inviolabilidad de las Cortes y el C¨®digo Penal prev¨¦ condenas para responsables de reuniones o manifestaciones que perturben el ¡°normal funcionamiento¡± de una C¨¢mara legislativa, agravadas en el caso de que se impida el acceso a ella de sus miembros.
La democracia no se agota en los Parlamentos, y los derechos de manifestaci¨®n y reuni¨®n ¡°pac¨ªfica y sin armas¡± est¨¢n plenamente reconocidos por la Constituci¨®n. Es cierto que esta no deja resquicios para la presentaci¨®n directa de peticiones a la C¨¢mara por manifestaciones ciudadanas, que es la v¨ªa utilizada en otros pa¨ªses para que una delegaci¨®n de los manifestantes sea recibida en el Parlamento. Solo existe el cauce legal de las peticiones por escrito, y ser¨ªa deseable ampliarlo y regularlo sensatamente. Pero no es admisible reclamarlo en nombre de una denuncia global de la clase pol¨ªtica, como la contenida en frases que circulan por foros de Internet, en el sentido de que el Congreso no se ocupa de los problemas de la calle, y por eso la calle tiene que ocupar el Congreso.
Tales mensajes coinciden con la mala valoraci¨®n de los pol¨ªticos reflejada por las encuestas. Los partidos son los primeros que deber¨ªan alarmarse de la imagen que proyectan hacia la ciudadan¨ªa, empezando por la mayor¨ªa dominante en el Congreso, que ha minimizado los debates sobre las medidas econ¨®micas y sociales tomadas en los ¨²ltimos meses. Pero hay que tener mucho cuidado con las protestas que pretenden deslegitimar globalmente la democracia representativa, en nombre de no se sabe qu¨¦ otra democracia supuestamente directa. En todo caso, el mensaje m¨¢s claro debe ser este: el Congreso no se cerca.
Por lo dem¨¢s, sobran comparaciones como la sugerida ayer por la secretaria general del PP entre el asalto golpista al Congreso del 23-F y el llamamiento actual. Cabe esperar que las protestas en las calles discurran por cauces pac¨ªficos y, si no fuera as¨ª, que las fuerzas de seguridad tengan instrucciones para actuar de forma estrictamente proporcional.
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