Debate en la ONU
La pol¨¦mica por la libertad de expresi¨®n esconde problemas profundos del mundo ¨¢rabe
La sucesi¨®n de oradores en la tribuna de la Asamblea General de la ONU en la sesi¨®n de septiembre suele ser tediosa. No esta vez, pues ha venido a coincidir con las postrimer¨ªas de las violentas manifestaciones en el mundo musulm¨¢n contra un v¨ªdeo en el que se denigra a Mahoma y otros subproductos. Ha dado pie a un debate poco habitual sobre la libertad de expresi¨®n y sus l¨ªmites. Pues, como dijo Mohamed Morsi, el ¡°primer presidente egipcio civil, elegido democr¨¢tica y libremente¡±, este fen¨®meno ¡°empieza a tener implicaciones que afectan claramente a la paz y la seguridad internacional¡±. Hasta ah¨ª, de acuerdo. Pero no mucho m¨¢s all¨¢, si lo que se intenta es establecer l¨ªmites ¡ªincluso Morsi le ha pedido a la ONU que se ocupe de ello¡ª a esta libertad.
Como record¨® Obama desde esa tribuna, cuando de forma democr¨¢tica llegan al poder opciones islamistas en buena parte del mundo ¨¢rabe, hay que encauzar las tensiones profundas que puede provocar entre el mundo musulm¨¢n y el occidental un mal entendimiento de este derecho b¨¢sico. Occidente tiene que defender a ultranza el derecho a la libertad de expresi¨®n, incluso a la blasfemia o el mal gusto. La Ilustraci¨®n se forj¨® en la cr¨ªtica, a veces feroz, del cristianismo. El peligro es que en nombre de la protecci¨®n de la religi¨®n se cercenen de forma general estas libertades pol¨ªticas y civiles, como empieza a ocurrir en Rusia.
Tiene raz¨®n Obama cuando se?ala que la soluci¨®n no puede ser reforzar la seguridad de las embajadas ante las protestas o esperar a que escampe la ira. Hay que ir contra las causas profundas de este malestar, que est¨¢n en la intolerancia hacia el que insulta al islam desde fuera, pero tambi¨¦n en el seno del propio mundo musulm¨¢n. Hoy los mayores enemigos de la Hermandad Musulmana de la que procede Morsi no son los laicos, sino los salafistas y yihadistas.
¡°Quemar una bandera americana no contribuye en nada a proporcionar educaci¨®n a un ni?o¡±, dice Obama. En efecto, la educaci¨®n, tanto en general como respecto a las diferencias religiosas, es b¨¢sica y est¨¢ planteada en programas de la ONU. Pero el gran desaf¨ªo que tienen los nuevos Gobiernos islamistas no es tanto defender a Mahoma, como demostrar que pueden gestionar mejor la econom¨ªa y la protecci¨®n social que las dictaduras que han reemplazado o que reemplazar¨¢n.
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