No habr¨¢ mas ¡®Cu-cuts¡¯
Nacionalistas espa?oles y catalanes coinciden en la obsesi¨®n por la actitud de los militares
Hay algo en lo que coinciden la extrema derecha nacionalista espa?ola y el nacionalismo catal¨¢n de amplio espectro: la obsesi¨®n, creciente por la actitud de los militares ante el renovado ¡°problema catal¨¢n¡±. El propio president,Artur Mas, ha dedicado una menci¨®n al asunto.
Tres fechas condensan ese recelo nacionalista catal¨¢n y su correspondiente entusiasmo tambi¨¦n nacionalista, pero espa?ol. La primera, el 25 de noviembre de 1905, cuando un numeroso grupo de oficiales del ej¨¦rcito, ofendidos en su honor por una vi?eta sat¨ªrica publicada en el semanario Cu-cut!, se entreg¨® al saqueo y la destrucci¨®n de los talleres y la redacci¨®n del peri¨®dico. La falta de energ¨ªa del gobierno impidi¨® que la desquiciada acci¨®n de aquellos oficiales (que no del ej¨¦rcito) fuera abortada por sus superiores. Detr¨¢s de ellos, de los violentos, estaba la simpat¨ªa apenas escondida del monarca. Detr¨¢s del peri¨®dico que hab¨ªa soliviantado los ¨¢nimos, un partido pol¨ªtico, la Lliga Regionalista, y su l¨ªder, Francesc Camb¨®, ganador de las elecciones municipales de ese a?o en Barcelona y futuro financiero del insurgente Franco.
En la prensa catalana, ahora, hay una especie de a?oranza masoquista sobre aquel lamentable episodio. Un coronel (uno) del ej¨¦rcito, que por razones misteriosas no ha sido sancionado por el ministro del ramo, ha servido para dar p¨¢bulo a la sospecha de que algo similar podr¨ªa suceder ahora. La llamada de Alejo Vidal-Quadras para que se env¨ªe la guardia civil a Catalu?a ha ayudado a construir el entusiasta temor. Y la amenaza de una asociaci¨®n de militares retirados de denunciar por traici¨®n a Artur Mas ante un juzgado militar ha completado la carga de la prueba.
Los personajes centrales pueden ser parecidos: la derecha catalana y unos cuantos descerebrados que no son el ej¨¦rcito pero visten uniforme. No cabe imaginar semejanzas m¨¢s facilonas, ni mayores distancias entre lo que pasaba en 1905 y lo que sucede ahora en Espa?a.
La llamada de Vidal-Quadras para que se env¨ªe la guardia civil a Catalu?a ha ayudado a construir el entusiasta temor
La segunda fecha es la del 6 de octubre de 1934, cuando Lluis Companys proclam¨® de forma unilateral el Estat Catal¨¤. El general Domingo Batet, comandante de la IV Divisi¨®n Org¨¢nica, abort¨® la rebeli¨®n por orden del gobierno de Alejandro Lerroux, derrotando a las poco aguerridas huestes de Frederic Escofet en unas horas. El manifiesto que emiti¨® Batet al d¨ªa siguiente tiene una factura impecablemente democr¨¢tica y constitucional. Un documento que vale la pena ser le¨ªdo hoy d¨ªa.
Esta situaci¨®n guarda alguna semejanza con la actual: un president rompi¨® la legalidad, y el militar que aplic¨® la ley obedeci¨® al poder civil y se limit¨® a reventar un acto de rebeli¨®n mediante una acci¨®n de enorme mesura. El ej¨¦rcito espa?ol de hoy se parece al que representaba Batet (fusilado en 1936 por Franco porque insisti¨® en defender el orden constitucional), muy lejos de los africanistas salvajes que actuaron en Asturias en esas mismas fechas bajo las ¨®rdenes de Franco. Por suerte, los Mossos d'Esquadra no est¨¢n ahora mandados por Escofet, ni Artur Mas ha ido (todav¨ªa) m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica.
La tercera fecha del imaginario represivo es la del 18 de julio de 1936, cuando la guarnici¨®n militar de Barcelona se sublev¨® contra la Rep¨²blica, como hicieron muchas otras guarniciones en el resto de Espa?a. La historia que se ha ido remendando estos ¨²ltimos a?os en Catalu?a ha reservado el protagonismo de la derrota de los facciosos a la acci¨®n de los Mossos y de las masas anarquistas. Esta versi¨®n olvida, de forma interesada, que la rebeli¨®n era contra la Rep¨²blica y no contra Catalu?a, y que la acci¨®n decisiva para acabar con la rebeli¨®n fue la de la Guardia Civil, mandada por el general Aranguren y el coronel Antonio Escobar.
Los militares sublevados fueron apoyados por los militantes carlistas. Catalu?a ten¨ªa entonces la segunda organizaci¨®n carlista de Espa?a por n¨²mero de militantes y por instrucci¨®n militar, s¨®lo por detr¨¢s de la de Navarra. Y el golpe estaba siendo financiado por Francesc Camb¨®, el l¨ªder que segu¨ªa siendo de la Lliga Regionalista y mutado ahora en auxiliar fundamental de militares golpistas. El llamado Front d'ordre, que reun¨ªa a toda la derecha catalana, hab¨ªa obtenido un 40% de los votos en las anteriores elecciones en Barcelona.
?Se puede establecer alguna posible relaci¨®n sensata entre los tres acontecimientos hist¨®ricos y la actual situaci¨®n? Solo la que se empe?en en conseguir aventureros que sue?en con acciones heroicas en lugar de respetar escrupulosamente la Constituci¨®n que los catalanes y dem¨¢s espa?oles votaron masivamente en 1978.
No hay lugar para el masoquismo de la derrota, para la repetici¨®n de la Historia, porque ¨¦sta fue como fue, y la actual Espa?a no tiene ninguna semejanza con la de 1905, 1934 y 1936.
Como mucho, a los so?adores nacionalistas de la extrema derecha espa?ola y catalana les queda arrimarse a Felipe V y sus ca?ones durante la Guerra de Sucesi¨®n. Luchas din¨¢sticas de poder contra poder en tiempos en que eso se hac¨ªa por sostener legitimidades ajenas al pueblo, aunque este pusiera la sangre. Hoy solo valen las legitimidades que se rigen por las leyes.
No habr¨¢ m¨¢s Cu-cut! Ni 1934. Si no queremos.
Jorge Mart¨ªnez Reverte es periodista y escritor.
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