Trierweiler pide perd¨®n por su tuit y renuncia a su trabajo en televisi¨®n

"Todav¨ªa no me hab¨ªa dado cuenta de que ya no era una simple ciudadana". Este es el?mea culpa de Val¨¦rie Trierweiler, la compa?era del presidente franc¨¦s, Fran?¨®is Hollande, en una entrevista al regional Ouest-France. Se refiere al tuit que envi¨® en mayo pasado, en el que daba su apoyo a Olivier Falorni, un socialista disidente que finalmente dej¨® sin su esca?o de diputada a S¨¦gol¨¨ne Royal, expareja de Hollande y madre de sus cuatro hijos, en las pasadas elecciones legislativas.

Han pasado tres meses y medio desde aquello, y la primera dama ha salido de un largo e inc¨®modo silencio para calificar como un "error" su mensaje de apoyo a Falorni. "Lo siento", declara. "Estuve desacertada porque el asunto se malinterpret¨®. Todav¨ªa no me hab¨ªa dado cuenta de que ya no era una ciudadana m¨¢s. No volver¨¢ a suceder. Fran?ois y yo nos dijimos: ?Es un asunto privado y debe seguir siendo privado!".

Trierweiler cree, en todo caso, que el asunto fue exagerado por la prensa. "Algunos periodistas reconocen hoy que le dieron demasiada importancia", dice. El tuit gener¨® una tormenta medi¨¢tica y pol¨ªtica. Incluso el apocado primer ministro, Jean-Marc Ayrault, sali¨® a la palestra para decir: "Cada uno debe estar en su sitio". Royal, compa?era de Hollande durante 30 a?os, hasta que la reportera de Paris-Match se cruz¨® en su camino, se declar¨® "apenada", y describi¨® a la primera dama como "un factor de inestabilidad". Hollande trat¨® de apaciguar las cosas en televisi¨®n diciendo que hab¨ªa advertido a sus ¨ªntimos que "los asuntos privados se arreglan en privado".

Desde entonces, la periodista se mantuvo primero desaparecida de la escena -sal¨ªa borrosa en las fotos del El¨ªseo, de tan lejos como se situaba-, y despu¨¦s en un segundo plano absoluto, durante el cual pr¨¢cticamente no ha abierto la boca salvo para exigir respeto a las revistas que publicaron sus fotos en bikini este verano.

Ahora, tras cumplir con sus votos de silencio e invisibilidad, la primera dama ha esbozado su regreso a finales de septiembre: primero convirti¨¦ndose en embajadora de la Fundaci¨®n Danielle Mitterrand (la difunta mujer del mentor y modelo pol¨ªtico de Hollande), y luego acompa?ando a su hombre a la reuni¨®n de Naciones Unidas en Nueva York -all¨ª estaba tambi¨¦n Royal, que no se lleg¨® a cruzar con el presidente-- y a la inauguraci¨®n del pabell¨®n de arte isl¨¢mico del Louvre.

La ¨²ltima escaramuza profesional de Trierweiler, su anunciada negociaci¨®n con Canal Plus Francia para presentar un programa en D8, la nueva cadena del grupo af¨ªn a los socialistas, ha acabado en nada. La primera dama ha renunciado al proyecto, de manera que mantendr¨¢ su puesto de cronista literaria en Paris-Match.

Tras estos meses de adaptaci¨®n, las encuestas reflejan que la periodista no ha sabido ganarse el aprecio de los franceses. Solo el 29% tiene una opini¨®n positiva de la primera dama, frente al 69% que dice tener mala o muy mala opini¨®n (24%). Adem¨¢s, un 40% estima que la vida privada del presidente tiene un efecto negativo sobre su imagen. Pero esta ¨²ltima afirmaci¨®n seguramente solo depende en un 50% de Trierweiler.

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