El pa¨ªs de la casualidad
No es casual el deterioro de la sanidad p¨²blica en Espa?a, tampoco lo es la exclusi¨®n de los inmigrantes sin papeles
Seg¨²n la R.A.E., ¡°casualidad¡± es una combinaci¨®n de circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Casualmente nac¨ª en Brasil. Quiz¨¢s, si pudiera elegir, me hubiese gustado nacer en otro pa¨ªs, no s¨¦¡ Pero como no pude opinar sobre este asunto, vine al mundo donde dict¨® el azar: en la ciudad de Salvador de Bah¨ªa, y m¨¢s espec¨ªficamente en el Hospital Portugu¨¦s. Tambi¨¦n fue una casualidad haber nacido en una familia con recursos, que pudo pagar mis estudios en un colegio privado (infelizmente la ense?anza publica en Brasil es lamentable) y, m¨¢s adelante, en una universidad concertada. Si dejamos de lado mi merito personal, la casualidad fue quiz¨¢s uno de los aspectos m¨¢s relevantes a la hora de establecer mis oportunidades frente a otros miles de brasile?os que, casualmente, nacieron en hogares con menos recursos. Tambi¨¦n fue la casualidad que me hizo conocer a Jane.
Jane naci¨® en Gambia, en una familia de escasos recursos. Se cas¨® muy joven con un hombre a quien conoc¨ªa poco. A partir de este momento, dej¨® de ser una carga para su familia y pas¨® a ser un problema para su marido. Jane no sab¨ªa muy bien por qu¨¦, pero su esposo siempre estaba enfadado, nada de lo que ella hac¨ªa estaba bien. ?l empez¨® a pegarla a los pocos meses de casados y la violencia se convirti¨® en una rutina. Su familia le aconsej¨® aguantarlo, pero el d¨ªa que ¨¦l le arroj¨® una olla con agua hirviendo encima, Jane decidi¨® huir. Se fue a Marruecos por voluntad propia, no por casualidad, y jam¨¢s pens¨® que un d¨ªa terminar¨ªa en Espa?a. Tampoco fue la casualidad lo que le trajo a la costa de Almer¨ªa, sino una llamada de su marido amenaz¨¢ndole de muerte. ?C¨®mo la hab¨ªa encontrado en Marruecos? Jane nunca supo responder a esta pregunta. Presa del miedo, busc¨® sitio en una patera y desembarc¨® en Espa?a a finales de 2010. Hace ya m¨¢s de un a?o que est¨¢ en un centro de acogida a la espera de una decisi¨®n de la justicia sobre su situaci¨®n legal en el pa¨ªs. Jane solicit¨® ser acogida como refugiada, ya que regresar a Gambia ser¨ªa su sentencia de muerte.
Casualmente me encontraba en Madrid a mediados de agosto, cuando me llamaron de una ONG donde colaboro. Quer¨ªan que fuera a traducir a Jane, que no hablaba bien espa?ol. Ten¨ªa que recogerla en el centro de acogida y llevarla a un hospital para una consulta medica. Ella ten¨ªa fuertes migra?as, tanto, que un d¨ªa lleg¨® a desmayarse del dolor.
Jane a¨²n no ten¨ªa una tarjeta sanitaria, solo un resguardo. Se supone que ya deber¨ªan haberle enviado la tarjeta, pero ella tem¨ªa lo peor. Jane estaba en tierra de nadie, en el limbo reservado para los que est¨¢n en tr¨¢mite, los que est¨¢n a punto de ser legales o ilegales. La espera por una respuesta era exasperante y la posibilidad de que esta respuesta fuera negativa era quiz¨¢s una de las causas de sus terribles migra?as.
No es casual que los que imponen los recortes al resto de los espa?oles pertenezcan a las clases privilegiadas
Tuve que acompa?arla dos veces al mismo hospital. La primera vez ni siquiera llegamos a ser atendidas. Tardamos mucho en una cola para coger la cita de Jane y uno de los m¨¦dicos sali¨® de su consulta para explicar que ya no pod¨ªa verla hoy. No pod¨ªa atender a nadie que llegara tarde, pues no daba abasto con el n¨²mero de pacientes que ten¨ªa que ver al d¨ªa. La segunda vez tuvimos m¨¢s suerte, la cola era menor y una doctora muy simp¨¢tica estuvo casi media hora con Jane. A la salida, mientras cog¨ªamos citas para hacer los ex¨¢menes que la m¨¦dico solicit¨®, una funcionaria del hospital llam¨® la atenci¨®n sobre la fecha del resguardo de Jane. Estaba caducada. El resguardo ya no era valido y, sin la tarjeta, ya no podr¨ªan atenderle. Nadie hab¨ªa notado este detalle. Fue por pura casualidad que Jane consigui¨® ser atendida este d¨ªa. Para las dem¨¢s citas, tendr¨ªa que esperar en el limbo, a ver si le enviaban la tarjeta, a ver se le conced¨ªan o no un derecho fundamental.
No es casualidad el deterioro de la sanidad p¨²blica en Espa?a, tampoco lo es la exclusi¨®n de los inmigrantes sin papeles. Es fruto de una ideolog¨ªa donde prima el azar por encima de la igualdad de oportunidades. Si todos tienen acceso a las mismas oportunidades, es el esfuerzo o el talento personal lo que nos va a diferenciar. Cuando prima la desigualdad es la casualidad lo que, en gran medida, va a definir nuestro destino. La casualidad de haber nacido en una familia con recursos y la casualidad de haber nacido en Espa?a. A los pobres y sin papeles les quedar¨¢ la caridad, que seg¨²n un ep¨ªgrafe de la R.A.E es la limosna que se da o auxilio que se presta a los necesitados. Algo que s¨ª est¨¢ bien visto por los ide¨®logos de la casualidad, porque es otra forma de recalcar que hay unos (los caritativos) que son superiores a los otros (los necesitados).
Cuando emigr¨¦ a Espa?a lo hice por voluntad propia. Y no porque no me gustara vivir en Brasil (tuve la suerte de tener una vida muy feliz all¨ª), sino porque decid¨ª ponerme en una situaci¨®n donde la casualidad no jugara a mi favor. Jane tambi¨¦n lo hizo por voluntad propia y por el motivo opuesto al m¨ªo. No creo que Jane espere la caridad del gobierno, sino la igualdad de oportunidades que no encontr¨® en su pa¨ªs natal y que, en poco tiempo, tampoco encontrar¨¢ en Espa?a. No es casualidad que los que imponen los recortes al resto de los espa?oles pertenezcan a las clases privilegiadas.
Carla Guimar?es es guionista y escritora.
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