En el mundo, pero fuera de ¨¦l
Cristina Fern¨¢ndez recurre a la agresividad para salvar un modelo que naufraga
Eppur si muove (Y sin embargo se mueve). As¨ª cit¨® la presidenta argentina, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, una frase aludida a Galileo Galilei, quien se hab¨ªa visto forzado a negar, durante la Inquisici¨®n, su correcta teor¨ªa de que la Tierra giraba alrededor del Sol. Tanto en la Universidad de Georgetown, donde cit¨® la frase, como en las Naciones Unidas y en la Escuela Kennedy de Harvard, Kirchner present¨® a su Gobierno y al de su fallecido marido, N¨¦stor, como el de Galileo contra la Inquisici¨®n, en lo correcto pero en minor¨ªa, luchando por una heterodoxia que sabe verdadera.
El problema, sin embargo, es que en el caso medieval era la Inquisici¨®n, y no Galileo, la que hac¨ªa uso de la prepotencia para evitar preguntas inc¨®modas. Cuando Kirchner tuvo que someterse al p¨²blico ¡ªparte de las reglas de los foros donde disertaba¡ª, lo que trascendi¨® fue la agresividad de un modelo pol¨ªtico que naufraga bajo el escrutinio de la realidad.
Varios alumnos agradecieron el raro honor de poder hacer preguntas a una presidenta que no da conferencias de prensa en su pa¨ªs desde hace m¨¢s de un a?o (ella cit¨® una con Hillary Clinton en 2010, olvid¨¢ndose de otra tras las elecciones primarias en 2011). Estos interrogantes ¡ªas¨ª como aquellos sobre la corrupci¨®n, las restricciones al comercio, el cepo cambiario, las mentiras estad¨ªsticas, el control sobre la prensa y los deseos de modificar la Constituci¨®n para perpetuarla en el poder¡ª claramente incomodaron a Kirchner. Quiz¨¢ le recordaron el porqu¨¦ de su silencio dom¨¦stico.
La presidenta argentina, siempre h¨¢bil ret¨®ricamente, respondi¨® que ella ¡°habla todo el tiempo con la gente¡± y que, de cualquier manera, prefiere hacer a responder. Pero en Estados Unidos no tuvo presentes a aquellos que suelen hacerle ¡°preguntas¡± en sus cada vez m¨¢s frecuentes cadenas nacionales, quienes luego sospechosamente resultan ser pol¨ªticos fieles o empleados del Estado.
La irritaci¨®n de Kirchner durante su gira internacional traiciona una creciente debilidad. Sus n¨²meros de popularidad se desploman y un Gobierno ¡°nacional y popular¡± no sabe c¨®mo responder a protestas cada vez m¨¢s populares (hubo una enfrente del lujoso Mandarin Oriental, donde Kirchner se hospedaba en Nueva York) o a casos escandalosos de corrupci¨®n entre sus colaboradores m¨¢s cercanos (incluido el vicepresidente en funciones).
Ha redoblado el control estatista en materia de comercio exterior e industria, tratando de reemplazar la iniciativa privada con fuerza estatal
La radicalizaci¨®n econ¨®mica de este tercer Gobierno kirchnerista ha redoblado el control estatista en materia de comercio exterior e industria, tratando de reemplazar la iniciativa privada con fuerza estatal.
Cuando no se escuchan preguntas, tampoco se reciben respuestas: entonces se ignoran dos siglos de historia econ¨®mica. Pero, tal como sucede con una alta inflaci¨®n disimulada desde 2007, los amigos del poder se benefician y los m¨¢s necesitados sufren.
Tambi¨¦n sufre Argentina en el mundo. Fue Espa?a, aliada hist¨®rica, la que denuncia la expropiaci¨®n de YPF en el exterior, lo que conllev¨® un deterioro significativo de las relaciones del Mercosur con la UE. Fueron Jap¨®n y Estados Unidos, destino de tantas exportaciones argentinas, quienes lideran denuncias ante la Organizaci¨®n Mundial del Comercio por los anacr¨®nicos controles de importaci¨®n que escudan una industria demasiado protegida para generar productos globalmente competitivos. Fue la propia presidenta de Brasil, el socio comercial m¨¢s estrecho y motor de la regi¨®n, quien parece haber admitido ante trabajadores la realidad de la inflaci¨®n argentina, a pesar de los desmentidos que siguieron.
Tal como Kirchner se vio aislada ante el p¨²blico en el exterior, su Gobierno se a¨ªsla del mundo. Los aliados son dictatoriales: Venezuela, Angola, incluso ahora Ir¨¢n. Un resultado claramente ir¨®nico para un pa¨ªs que todav¨ªa recuerda sus a?os de gloria como motor de producci¨®n global o como v¨ªctima del terror.
Mientras tanto, la prensa argentina adicta al poder intentaba descubrir ¡ªsin suerte¡ª conspiraciones entre los que osaron preguntar en vez de juzgar las respuestas o la falta de ellas. La desaceleraci¨®n econ¨®mica y el aislamiento no son parte de un complot; son los resultados del camino elegido.
Cuando se acaban los argumentos, queda la agresividad.
¡°Resulta muy dif¨ªcil que los mismos remedios que causaron la enfermedad curen al enfermo¡±, dijo en Harvard la presidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. ¡°Est¨¢ claro que hay que cambiar o de m¨¦dico o de remedios, o de ambas cosas¡±. Eppur si muove.
Pierpaolo Barbieri es Ernest May fellow en la Harvard Kennedy School. Su libro, Hitler¡¯s Shadow Empire, ser¨¢ publicado por Harvard University Press en 2013
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.