F¨²tbol es f¨²tbol
Las autoridades responsables deben asegurar que el Bar?a-Madrid no se manipule pol¨ªticamente
Desde el panem et circensis romano la utilizaci¨®n pol¨ªtica de los espect¨¢culos p¨²blicos es una constante en la historia de la humanidad. Las m¨¢s de las veces ha sido utilizada por el poder para distraer a las gentes de otras preocupaciones m¨¢s serias, compensarlas de algunas miserias o contentarlas a cambio de otros padecimientos. Apelando al fervor deportivo muchos gobernantes han tratado tambi¨¦n de galvanizar sentimientos populares en favor de sus particulares propuestas.
En nuestros d¨ªas las competiciones ol¨ªmpicas proporcionan los iconos adecuados para reforzar los sentimientos de identidad y autoestima de la mayor¨ªa de los pa¨ªses. Otras veces, en el caso de los reg¨ªmenes autoritarios o dictatoriales, las grandes concentraciones que los estadios deportivos acogen permiten expresar el descontento o la opini¨®n de los ciudadanos, sometidos al silencio o la censura por el poder pol¨ªtico. No es este el caso, desde luego, de las democracias representativas, en donde el sistema de elecci¨®n y remoci¨®n de los gobernantes est¨¢ regulado por las leyes y la libre expresi¨®n es un pilar indispensable en el funcionamiento de la sociedad. Pero si no se controlan las pasiones pueden degenerar en graves consecuencias. (Es famoso el caso de la llamada Guerra del f¨²tbol de 1969 entre Honduras y Salvador, que termin¨® en un conflicto armado real con miles de muertos).
Esta noche se disputa en el Camp Nou barcelon¨¦s un partido de f¨²tbol entre el club titular del campo y el Real Madrid. El encuentro ha despertado la natural pasi¨®n de los seguidores de ambos equipos. Seg¨²n informaciones publicadas, la celebraci¨®n del partido, que ver¨¢n a trav¨¦s de la televisi¨®n cientos de millones de espectadores de todo el mundo, va a ser aprovechada por los partidos soberanistas para tratar de promover una imagen unitaria y global de apoyo al independentismo de Catalu?a. Est¨¢n en su derecho de hacerlo. Pero no viene mal recordar que lo que se disputa hoy es solo un partido de f¨²tbol de la Liga profesional y no se dirime el desaf¨ªo contra ley lanzado en sede parlamentaria por el presidente de la Generalitat.
Los protagonistas de esta noche son jugadores de muchas nacionalidades, etnias y pa¨ªses, movidos tanto por el amor a su camiseta y sus sue?os de gloria, como por fabulosas primas econ¨®micas. El f¨²tbol es un espect¨¢culo inigualable que disfruta de un favor multitudinario de los ciudadanos. Su extensi¨®n y pr¨¢ctica merece el apoyo por parte de las autoridades. Pero su manipulaci¨®n en favor de intereses pol¨ªticos se vuelve siempre contra quienes la ejercen. Sobre la directiva del club anfitri¨®n, lo mismo que sobre las autoridades locales y auton¨®micas, recae hoy la responsabilidad de que, tanto en el estadio como en los medios p¨²blicos que retransmitan el acontecimiento, el fervor de la mayor¨ªa no aplaste los derechos de los minoritarios ni humille los sentimientos de los seguidores del adversario. Para que todos puedan disfrutar del espect¨¢culo. Y que gane el mejor.
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