¡°En 54 a?os no ha salido nadie como yo¡±
La primera estrella espa?ola en Hollywood reivindica con 84 a?os su vigencia Dej¨® el cine en 1974, el destape le parec¨ªa "vulgar", pero sigue dando conciertos Repasamos la carrera de Sara Montiel con la ayuda de su fotogr¨¢fica memoria
El ¨¢tico donde vive Sara Montiel se extiende por toda la s¨¦ptima planta de un edificio en el elegante barrio madrile?o de Salamanca. Cuando se abre la puerta del ascensor, un retrato de trazos color carm¨ªn atrapa la atenci¨®n. Es el bello, joven y ya m¨ªtico rostro de la actriz delineado por su hermano Luis Fernando (¡°lo hizo en diez minutos¡±) que da la bienvenida con una mirada entre tierna y sensual. Adentro, las rojas paredes est¨¢n saturadas de cuadros y fotograf¨ªas de marcos dorados o plateados. Hay mesillas y vitrinas en donde permanecen apretujados objetos de cristal, cer¨¢mica y m¨¢rmol. Son jarrones, botellas, esculturas, joyeros, l¨¢mparas, candelabros. Una pared de espejos le da mayor profundidad al ya de por s¨ª amplio sal¨®n que preside, desde aqu¨ª, un enorme cuadro del pintor mallorqu¨ªn Joan Miquel Roca Fuster. Es ella, desnuda, apenas ataviada con un velo, en medio de una escena on¨ªrica. Enfrente, otro ¨®leo de similares proporciones muestra a una delgada y joven hada montada en un caballo blanco. Encima del piso de madera se extienden algunos tapetes de tonos guindas y azules.
Antes que su due?a, llega con sigilo ¡°Cuchi¡±, un perro caniche enano gris. ¡°Es la tercera mascota que tengo. Y todos se han llamado Cuchi: cuchi-cuchi-cuchi¡±, dir¨¢ despu¨¦s, con picard¨ªa, la protagonista de Piel Canela. Sara Montiel entra ¡ªviene de su dormitorio¡ª y ofrece la mano derecha para saludar. Trae puesto un vestido blanco y unas sandalias con incrustaciones doradas. Sus u?as ¡ªpostizas¡ª son verdes y su roja cabellera la tiene recogida en una coleta. Acaba de lavarse la cara, no est¨¢ maquillada, s¨®lo se ha puesto un poco de crema Nivea sobre la piel bronceada (¡°secuela del verano en la playa. Pero ya desaparecer¨¢, porque soy como la leche¡±). Se sienta ¡ªcon delicadeza¡ª en un sill¨®n gris con flores negras, rojas y blancas. Entonces suspira y coloca las manos sobre el regazo.
Ah¨ª est¨¢. Es Sara, Sarita, Sarit¨ªsima, la ¨²ltima diva.
NO HAB?A QUIEN financiara la pel¨ªcula. ¡°?Para qu¨¦ recuperar los cupl¨¦s?¡± El productor Juan de Ordu?a escuchaba una y otra vez la misma pregunta. Despu¨¦s de tanta insistencia, su hermano logr¨® conseguir un peque?o cr¨¦dito gracias a un aval. Sara Montiel estaba en Hollywood, acaba de hacer Yuma y, previa advertencia sobre las limitaciones del rodaje, viaj¨® a Barcelona para protagonizar El ¨²ltimo cupl¨¦.
Ordu?a quer¨ªa que una ¡°cantante profesional¡± doblara a la actriz en todas las canciones que ten¨ªa que interpretar, pero no hubo quien aceptara sin que le pagaran inmediatamente. As¨ª que Sara Montiel tuvo que hacerlo. Pidi¨® a la orquesta que bajara medio tono para adaptarse a su voz y comenz¨® a entonar temas como ¡°Nena¡±, ¡°Clavelitos¡±, ¡°Ven y ven.¡±
Fueron tres meses de rodaje llenos de obst¨¢culos. Los decorados eran de cart¨®n. Hubo a quien le toc¨® usar un vestido de papel. Se hac¨ªa una ¨²nica toma de cada plano porque no hab¨ªa material para hacer varias y elegir la mejor. Un d¨ªa, el director estadounidense Anthony Mann, entonces esposo de Sara Montiel, visit¨® el palt¨® y al ver la precariedad de medios con la que se trabajaba concluy¨® que la pel¨ªcula estaba destinada al fracaso. ¡°Nunca hab¨ªa trabajado en condiciones tan malas. Despu¨¦s de haber estado en M¨¦xico y Estados Unidos, esto era p¨¦simo,¡± recuerda ahora la actriz, quien al acabar la filmaci¨®n se fue a Nueva York.
Transcurr¨ªa la primavera de 1957 y el tel¨¦fono comenz¨® a sonar con noticias inesperadas: ¡°la pel¨ªcula es todo un ¨¦xito. El Cine Rialto est¨¢ a reventar. La gente tiene que comprar las entradas con varias semanas de anticipaci¨®n. Esto ya es un fen¨®meno social.¡± ?Por fin! Sara Montiel llevaba a?os so?ando que un d¨ªa, no muy lejano, llegara a un aeropuerto y fuera recibida por una multitud de gente y de fot¨®grafos (¡°como le ocurr¨ªa a Sof¨ªa Loren¡±). Y ese d¨ªa hab¨ªa llegado. Un gent¨ªo alborotado y decenas de flases le dieron la bienvenida en Barajas.
Jam¨¢s tuve relaciones amorosas con Gary Cooper. Fuimos amigos, y ya. Si hubiera querido, habr¨ªa hecho el amor con ¨¦l, pero no quise¡±
A partir de entonces, el ¨¦xito fue estratosf¨¦rico. Comenz¨® a protagonizar una cadena de melodramas musicales. Puso su tarifa: ¡°un mill¨®n de d¨®lares por pel¨ªcula.¡± Ella misma eleg¨ªa las canciones que iba a interpretar. Tambi¨¦n el vestuario, para que estuviera a juego con la escenograf¨ªa. Y hasta el horario de trabajo: ¡°porque me negu¨¦ a volver a madrugar. En M¨¦xico y Estados Unidos ten¨ªa que levantarme a las cinco y media o seis de la ma?ana. ?Nunca m¨¢s!¡± Se olvid¨® de Hollywood: ¡°en todas partes cay¨® El ¨²ltimo cupl¨¦ como una avalancha y en todas partes triunf¨®. ?Qui¨¦n, en un caso as¨ª, querr¨ªa volver a hacer de india?¡±
DE SARA MONTIEL se dicen muchas cosas. Se dice que exig¨ªa una media, a manera de filtro, en todas las c¨¢maras que captaban su imagen. ¡°?T¨² crees? Es rid¨ªculo. Lo ¨²nico que pido es luz blanca directa a la cara. Nada m¨¢s. Es lo ¨²nico que necesito para salir estupenda. Tengo una maquilladora que trabaja para m¨ª, es verdad. Pero me da muy poco fondo, porque me gusta muy tenue. As¨ª ha sido siempre.¡±
Se dice que usa peluca. ¡°Uuuuy, ?mira el pelo que tengo! A mi edad, tengo mucho pelo, ?comprendes? Ahora: cuando voy a la televisi¨®n me pongo como una leona, ?eh? Me lo rizo muy bien y ya est¨¢.¡±
Se dice que, en realidad, no canta. ¡°No s¨¦ qui¨¦n comenz¨® a difundir eso de que alguien ven¨ªa a doblarme las canciones. ?Nunca! Mira: tal vez yo no sea la mejor cantante. Pero s¨¦ interpretar. Y muy bien. He grabado unas 900 canciones. En 1969 hice ¡°Sara Montiel en Persona¡± para que el p¨²blico fuera a verme, porque no me conoc¨ªan, s¨®lo me hab¨ªan visto en la pantalla. Fue un poco, tambi¨¦n, para callar ese rumor de que yo no cantaba.¡±
Se dice que no desconoce en qu¨¦ consisten las cirug¨ªas pl¨¢sticas. ¡°?Jam¨¢s! Pero si no tengo arrugas. Algunas l¨ªneas de expresi¨®n, s¨ª. Muy finas. Pero no son arrugas. No tengo bolsas ni ojeras. No me he hecho nada en la cara, ?ves? Yo no soy como las de ahora: todas operadas. Se ponen unos morros impresionantes. Yo no me pongo morcillas. ?No has visto que hay algunas que parecen patos? Ay, me hace mucha gracia. Pero no me gusta.¡±
Se dice que pasa sus d¨ªas en sendos rituales de belleza. ¡°Para nada. Mi madre me dec¨ªa: ¡°ay, hija m¨ªa, cuando seas mayor vas a tener la piel de lagarto.¡± Porque me lavo la cara nada m¨¢s que con jab¨®n. Con el jab¨®n que sea. Y despu¨¦s me pongo una loci¨®n para hidratar. Siempre por la ma?ana. Tengo los poros muy finos y nunca he tenido problema. Soy muy blanca, piel delicada, fina, pero sin arrugas. Y me maquillo muy poco. Eso s¨ª, me pinto bien mis cejas, me pinto los ojos. Siempre, en el cine y en la televisi¨®n, he cuidado mucho las luces que me ponen. Entro al plat¨® una hora antes de empezar el programa y hablo con el iluminador. Veo c¨®mo est¨¢ puesta la luz, d¨®nde me voy a sentar y le digo: ¡°me vas poner un foco aqu¨ª y otro en la cara.¡± Porque entre m¨¢s luz tengas de frente, sales mejor.¡±
Se dice que intim¨® demasiado con Marlon Brando. ¡°Ah, eso es por los huevos de Marlon. Lo conoc¨ª en el 51, en una pel¨ªcula que ¨¦l hac¨ªa con Frank Sinatra. Luego nos volvimos a ver en el 55, cuando ¨¦l estaba haciendo Sayonara. Una vez, hablando de comida, le cont¨¦ que en Espa?a ten¨ªamos la tortilla de patata, con huevo. Le habl¨¦ tambi¨¦n del cocido madrile?o. Y de que cada provincia tiene su propia comida, porque Espa?a es muy rica en la gastronom¨ªa. Y le dije: ¡°yo hago unos huevos fritos con ajos, a lo manchego, ?que pa qu¨¦ te cuento!¡± Y ah¨ª qued¨® la cosa. Como a las dos semanas, a las cinco de la ma?ana, Margareth, una criada divina, negra del sur, que ten¨ªamos Anthony Mann y yo, me despert¨®: ¡°?Se?ora, Marlon brando est¨¢ en la cocina!¡± Pues sal¨ª, le hice unos huevos fritos con ajos y un caf¨¦ que me sali¨® buen¨ªsimo. Luego ¨¦l no paraba de decir: ¡°he comido huevos manchegos. Huevos de la tierra de Don Quijote.¡± Muy majo. Compart¨ªamos tambi¨¦n el gusto por M¨¦xico, donde ¨¦l hab¨ªa hecho Zapata. Pero nada m¨¢s.¡±
Se dice que fue amante de Gary Cooper. ¡°?Ay, por favor! Jam¨¢s tuve relaciones amorosas con ¨¦l. Fuimos amigos y ya. Cuando lo trat¨¦, yo estaba con Severo Ochoa. Es cierto que, si hubiera querido, hubiera hecho el amor con Gary Cooper. Pero no quise.¡±
De Sara Montiel se dicen muchas cosas. ¡°Se han dicho muchas mentiras. Pero ninguna me ha afectado. Estoy muy acostumbrada.¡±
"El gran amor de mi vida ha sido Severo Ochoa. Pero fue un amor imposible. Clandestino. Estaba casado y, adem¨¢s, no pegaba que ¨¦l estuviera investigando y yo haciendo pel¨ªculas"
SARA MONTIEL ESTUVO a punto de no nacer. Cuando su madre supo que estaba embarazada por segunda vez decidi¨® que era mejor ¡°que el ni?o viniera al mundo.¡± Los tiempos ¡°estaban muy dif¨ªciles¡± como para que la familia creciera tan r¨¢pido y, a escondidas, sali¨® de su pueblo para abortar. Pero nadie se dio cuenta de que en el vientre ten¨ªa dos placentas. Le sacaron una y la otra sigui¨® creciendo. ¡°F¨ªjate: tal vez hubiera podido tener una gemela o gemelo.¡± No lo tuvo pero sus padres se encargaron de que ella tuviera suficiente presencia. Por eso se llama Mar¨ªa Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fern¨¢ndez.
En 1928, Campo de Criptana (Ciudad Real, Castilla La Mancha) era un pueblo humilde que subsist¨ªa gracias a la agricultura. Al estallar la Guerra Civil, los Abad Fern¨¢ndez se fueron a Orihuela (Alicante) y ah¨ª la futura estrella comenz¨® a estudiar en un colegio de monjas. Ah¨ª, tambi¨¦n, Sor Leocadia le ense?o a cantar. Antonia ten¨ªa 16 a?os cuando en la Semana Santa de 1941 cant¨® una saeta. La escuch¨® el periodista Jos¨¦ ?ngel Ezcurra, fundador de la revista Triunfo, y quiso conocerla.
Ezcurra le puso con una profesora de canto y la anim¨® para que se presentara a un concurso. Interpret¨® ¡°La morena de mi copla¡± y gan¨®. Luego la llevaron a Barcelona para hacer unas pruebas cinematogr¨¢ficas. Y entonces, no sin ciertas reticencias, comenz¨® a conquistar al cine con su primera pel¨ªcula: Empez¨® en boda, con Fernando Fern¨¢n G¨®mez. ¡°Fernando fue el primero que me bes¨®. Porque yo no sab¨ªa besar. Y me explic¨® c¨®mo se hac¨ªan las pel¨ªculas. Es que yo cre¨ªa que se hac¨ªan como se ven: desde el principio hasta el final.¡±
Quiso tener un nombre art¨ªstico y pens¨® en ¡°Alejandra.¡± Pero al ilustrador Henrique Herreros no le gustaba. ?l sent¨ªa, sobre todo, que hac¨ªa falta un ¡°apellido contundente¡±, uno que destacara por su sonoridad. Como Montiel. Ella, por su parte, record¨® que su bisabuela se llamaba Sara. Y ese nombre le gust¨®. As¨ª naci¨® Sara Montiel. Y as¨ª la llamaron por primera vez en la revista Primer Plano.
Llegaron m¨¢s pel¨ªculas. Locura de amor, por ejemplo, donde ella era la antagonista. ¡°Era la mala mal¨ªsima. Pero ah¨ª el p¨²blico comenz¨® a notar que, en realidad, yo estaba buen¨ªsima.¡± Sent¨ªa, sin embargo, que su carrera de actriz no acababa de despegar. Un d¨ªa, el dramaturgo Miguel Mihura (¡°mi primer amor, el hombre que me hizo mujer. El hombre al que volv¨ªa loco en la cama y lo dejaba como un trapo¡±) la recomend¨® con los productores de Hispamex y la contrataron para hacer Furia roja en M¨¦xico.
Sara Montiel lleg¨® al Distrito Federal acompa?ada por su madre en abril de 1950. ¡°?Ay qu¨¦ pa¨ªs, M¨¦xico! Qu¨¦ sitios, qu¨¦ gente. Una industria cinematogr¨¢fica muy profesional, en plena ¨¦poca de oro. Y qu¨¦ comida. ?Y la gente se pod¨ªa divorciar! Y esa era una realidad que contrastaba con la Espa?a cutre que ten¨ªamos. Y al instante me hice famosa. C¨®mo no, si me pusieron al lado de Pedro Infante. Hice tres pel¨ªculas con ¨¦l: Necesito dinero, Ah¨ª viene Mart¨ªn corona y Vuelve Mart¨ªn Corona. Y me hice mexicana, claro. Todav¨ªa tengo mi carta de nacionalidad en la caja fuerte. Y, adem¨¢s del espa?ol, tengo pasaporte mexicano. Cuando me cas¨¦ con Anthony Mann, en Los ?ngeles, me cas¨¦ con pasaporte mexicano.¡±
"Una estrella no iba al supermercado a comprar un kilo de carne y unas zanahorias con unos pantalones cualquiera y la camisa por fuera. Hoy s¨ª. Por eso la gente no les tiene respeto"
Se hab¨ªa ido a Estados Unidos para hacer pel¨ªculas como Veracruz y Serenade, donde conoci¨® a Mann. Pero despu¨¦s del ¨¦xito de El ¨²ltimo cupl¨¦ centr¨® su vida art¨ªstica en Espa?a, hasta que en los 70 dej¨® de filmar. ¡°Despu¨¦s de Cinco almohadas para una noche me di cuenta de que el ¡°cine del destape¡± no era para m¨ª. Era muy vulgar. Tuve muchos ofrecimientos. Pero no acept¨¦.¡±
M¨¦xico contaba con refugiados espa?oles de primer nivel. Gracias a Jos¨¦ Puche, que hab¨ªa sido ministro de Sanidad en la Rep¨²blica de Juan Negr¨ªn, Sara Montiel comenz¨® a verse rodeada de varios intelectuales. Ella, que nunca ha sido ¡°mujer de escuela y universidades¡±, tuvo ¡°al mejor maestro¡±: el poeta Le¨®n Felipe. ¡°Le¨®n no soportaba que yo no supiera leer bien, que fuera tan ingenua, inculta. Me daba libros de historia de M¨¦xico. Y yo los le¨ªa los copiaba. As¨ª aprend¨ª a leer y a escribir. Me puso a estudiar teatro. Se enamor¨® de m¨ª. Pero¡ yo no. Y creo que lo decepcion¨¦. A sus tertulias acud¨ªa gente como Alfonso Reyes o Pablo Neruda. Un d¨ªa me present¨® a Diego Rivera y a Frida Kahlo. Jam¨¢s me imagin¨¦ estar entre gente como ellos.¡±
Jam¨¢s imagin¨®, tampoco, conocer a Ernest Hemingway. ¡°Fuimos a Cuba a grabar unos exteriores y ah¨ª conoc¨ª a Ernesto. Despu¨¦s de un mes de rodaje, la se?ora Mar¨ªa Luisa G¨®mez Mena organiz¨® una cena para todo el equipo en su mansi¨®n. Invit¨® a m¨¢s gente, entre ellos a Ernesto. Nos presentaron y hablamos sobre sus andanzas en Espa?a y sobre su novia segoviana. ¡°Era tan guapa como t¨²¡±, me dijo. Cuando acabamos de comer salieron los criados con unas bandejas de puros para quien quisiera. Ernesto cogi¨® uno para ¨¦l y otro para m¨ª. Y me dijo: ¡°no s¨¦ por qu¨¦ me da que t¨² vas a fumar muy bien. Como la se?ora G¨®mez Mena, muy elegante.¡± Uy, yo casi me hago con el humo. ?l me dijo: ¡°no tienes que tragarte el humo. No debe llegar m¨¢s all¨¢ de la punta de tu lengua.¡± Y eso hago hasta ahora. Sigo fumando de vez en cuando. Y s¨¦ que cuando fumo mi mano est¨¢ muy bien puesta. Hay mujeres que cogen el cigarro mal, arrugado, pero yo lo hago con la mano estirada. Me lo ha dicho mucha gente y yo s¨¦ que tengo ese don.¡± Y al contar esto, le resulta inevitable rememorar aquella escena de El ¨²ltimo cupl¨¦ en donde, acompa?ada por la m¨²sica de piano y recostada en una chaisse-longe, derrama sensualidad:
Fumar es un placer
genial, sensual.
Fumando espero
al hombre a quien yo quiero
tras los cristales
de alegres ventanales.
Y mientras fumo
mi vida no consumo
porque flotando el humo
me suele adormecer¡
Canta Sara Montiel.
TIENE 84 A?OS (¡°nunca he ocultado mi edad¡±) y afirma ¡ªcateg¨®rica¡ª que no piensa bajarse de los escenarios. ¡°Con la llegada de la primavera me pongo a dar conciertos. Y me va muy bien. Ahora: yo en diciembre y enero no hago nada, ?eh? Siempre a partir de marzo. Hace un a?o, ya en oto?o, hice como seis galas. A m¨ª me quieren mucho en toda Espa?a. Estoy dos horas en el escenario y todos salen encantados. Y no hago nada para cuidar mi voz.¡± Ense?a ¡ªorgullosa¡ª un poster que anuncia una presentaci¨®n en Zamora el pasado mes de junio. Aparece recostada, cubierta por una sabana rosa p¨¢lido y con un puro en la mano. ¡°Es la foto m¨¢s reciente que tengo.¡±
Tiene m¨¢s planes. ¡°Aqu¨ª en mi casa guardo 150 vestidos de noche. Cuando tenga tiempo y ganas har¨¦ una exposici¨®n con ellos. Coger¨¦ a dos o tres modelos y har¨¦ una fiesta a beneficio de algo. Tambi¨¦n pienso vender esta casa. Ya es de mis hijos y ellos la quieren vender. Nos iremos al piso de Plaza de Espa?a.¡±
Tiene una memoria precisa. ¡°Es demasiada. A veces no quisiera tener la memoria que tengo. Me acuerdo muy bien de todo y eso no a todos les gusta.¡± Cuando empieza a ver las fotos incluidas en su autobiograf¨ªa Vivir es un placer (Plaza&Jan¨¦s, 2000) recuerda las fechas y las circunstancias exactas en que fueron hechas. ¡°Me veo y digo: ?co?o!, ?yo era as¨ª?... ?Madre m¨ªa!¡±
Tiene dos hijos y el recuerdo de once que no fueron. ¡°He tenido once abortos. El ¨²ltimo, a los 51 a?os. Intent¨¦ e intent¨¦ parir, pero no pude. Al final adopt¨¦ dos: Thais y Zeus, que los amo con todo mi coraz¨®n. Hubo una vez que casi lo lograba. En el 59, cuando ya ten¨ªa una panza enorme de ocho meses, me ca¨ª al salir del estudio de mi marido. Ca¨ª de culo, sentada, y empec¨¦ a re¨ªrme: ¡°pero ?ser¨¢ posible?, ?ser¨¦ tonta?¡± A las cuatro horas empec¨¦ a sangrar como un cochinillo al que le rajan el cuello. Me llevaron al hospital, me hicieron una ces¨¢rea. El beb¨¦ se muri¨® en el momento en que me ca¨ª. El doctor que me atendi¨® me dijo que tendr¨ªa secuelas debido al edema de Quint, y as¨ª fue. Me quedaba embarazada pero a los tres, cuatro, cinco meses¡, todos los perd¨ªa causa de una inflamaci¨®n en los tejidos blandos.¡±
Tiene nostalgia de sus amores. ¡°Cuatro matrimonios y¡ y¡ ?Uy!, ya perd¨ª la cuenta de los novios. El primero fue Miguel Mihura. Yo ten¨ªa 17 a?os y ¨¦l 40. A Le¨®n Felipe lo quise, pero no me enamor¨¦. El gran amor de mi vida ha sido Severo Ochoa. Pero fue un amor imposible. Clandestino. Lo vi por primera vez en el consulado mexicano de Nueva York y me gust¨® de inmediato. Y yo a ¨¦l. Pero estaba casado y, adem¨¢s, no pegaba que ¨¦l estuviera investigando y yo haciendo pel¨ªculas. ?Qu¨¦ iba a ser mi vida con ¨¦l? ??l en su laboratorio y yo tomando el t¨¦ con las esposas de otros cient¨ªficos? No. Con Tony Mann estuve casa siete a?os hasta que nos divorciamos porque cada uno ten¨ªa sus planes. Chente [Jos¨¦ Vicente Ram¨ªrez Garc¨ªa-Olalla] fue un error. Quer¨ªa que dejara mi carrera y se apropi¨® de buena parte de mi dinero. Pepe Tous fue mi gran compa?ero. ?27 a?os juntos! A ¨¦l le debo el impulso de faceta de cantante y, principalmente, que fue un gran padre para mis hijos hasta el ¨²ltimo de sus d¨ªas.¡± ?Y ahora? ¡°Tengo un amigo con derecho a cosquillas. No digo m¨¢s.¡±
EL SOL ENTRA POR la ventana mientras Sara Montiel habla en el rinc¨®n favorito de su casa. En este sill¨®n floreado permanece durante horas viendo pel¨ªculas en una pantalla de 85 pulgadas. Y desde aqu¨ª se esfuerza por explicar porque ella no es ¡°alguien normal.¡±
¡ªYo no soy la cl¨¢sica se?ora. No, no. En absoluto. Yo ahora estoy escribiendo y tambi¨¦n grabando cosas que publicar¨¦ luego o que se publicaran cuando me muera. Porque, claro, tengo 84 a?os. Ya no tengo mucho tiempo, soy consciente. Pero desde hace 54 a?os no ha salido alguien como yo, que haga las taquillas que hac¨ªa yo. Tengo una placa en un cine de M¨¦xico porque estuve tres a?os con El ¨²ltimo cupl¨¦. Y eso no vuelve a repetirse. Mi ¨¦xito, lo que me pas¨® a m¨ª, llegar a lo que llegu¨¦, ya es muy dif¨ªcil.
¡ªY la ¨¦poca que usted protagonizo, ?tampoco volver¨¢?
¡ªYa no. Porque se acab¨® el glamur de antes. Era otra manera de lanzar a las estrellas. Los estudios nos cuidaban mucho. Nos proteg¨ªan. Una estrella no iba al s¨²per mercado a comprar un kilo de carne y unas zanahorias con unos pantalones cualquiera y la camisa por fuera. Hoy s¨ª. Y por eso la gente no les tiene respeto. Ahora la gente no se mata por ver a una estrella, porque las tienen en anuncios, en la tele¡ Entonces, todo eso quita el misterio que ten¨ªan antes las estrellas.
¡ªPero usted, por ejemplo, ha permitido que la prensa rosa se inmiscuya en su vida privada. ?No es esta una forma de perder ese misterio del que habla?
¡ªEs que ahora los de la prensa se meten en la vida privada de todos. De todos. Hasta en la de los reyes. Adem¨¢s, yo nunca he escondido nada. Y lo de mi boda con el cubano [Antonio Hern¨¢ndez] y su homosexualidad y yo qu¨¦ s¨¦¡ no tiene importancia. No me afect¨®.
Sara Montiel ¡ªla piel bronceada y sin maquillaje¡ª viste siempre de rojo, negro o blanco. ¡°Es un consejo que me dio Marlene Dietrich.¡± Duerme en camis¨®n. De seda. ¡°Lo delicado me ha gustado toda la vida.¡± Se guarda algunas cosas que todav¨ªa no quiere hacer p¨²blicas, como para resarcir su misterio de estrella. Porque ha sido la primera actriz espa?ola de fama internacional. Porque es la ¨²ltima diva.
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