Buf¨¦s libres, la frivolidad del desperdicio

Seg¨²n asegura el mismo informe, en los 85.000 restaurantes que hay en Espa?a se malogran 63.000 toneladas. Al parecer el 10% corresponde a lo que dejan los clientes; el 30% se pierde en la preparaci¨®n de platos y el 60% es debido a malas pol¨ªticas de gesti¨®n y compra.

En mis viajes por el mundo he participado en esos buf¨¦s libres (all you can eat), en los que por un precio fijo los comensales comen a sus anchas lo que quieren. Sucede en hoteles tur¨ªsticos, en los aeropuertos, en determinados brunchs abiertos estilo norteamericano o en los buf¨¦s de desayuno de casi todos los hoteles del mundo. Las escenas se repiten. He visto a clientes con el desayuno incluido abalanzarse sobre los buf¨¦s y atiborrar los platos disponibles, siempre intencionadamente peque?os. Los llenan con bollos, embutidos, huevos revueltos, quesos, ahumados, bocadillos, panes, tortitas y lo que caiga. Pero su voracidad visual suele ser superior a la capacidad de sus est¨®magos. Antes de que abandonen los comedores el personal de servicio va recogiendo abundantes sobras mordisqueadas que terminan en la basura.

Cuando a finales de agosto estuve en el festival gastron¨®mico de Tiradentes, en Minas Gerais (Brasil) me llamaron la atenci¨®n los h¨¢bitos y medidas de rutina que se manejan en aquel pa¨ªs para mermar el despilfarro de comida. Brasil, todo hay que decirlo, se enfrenta a una de las tasas de desperdicio m¨¢s elevadas del planeta. Me encontr¨¦ por todas partes los restaurantes al peso, buf¨¦s en los que no se paga un precio fijo sino por los gramos que cada uno elige de las especialidades ofrecidas. Self service s / balan?a, seg¨²n indica el cartel que aparece en la fotograf¨ªa. Se paga por lo que se elige.

En otro restaurante rural, pr¨®ximo a Tiradentes me llam¨® la atenci¨®n algo ins¨®lito, cobraban una taxa de desperdicio, una penalizaci¨®n por los residuos en los platos. El cartel, rotulado a mano, lo deja bien claro. Y no era el ¨²nico restaurante de la zona que hac¨ªa lo mismo. Supongo que se trata de una medida disuasoria contra los abusos. Desde entonces me he planteado mil veces la misma pregunta: ?Ser¨ªa posible implantar algo parecido en Europa? ?Lo admitir¨ªan los clientes? ?C¨®mo evitar tantos desperdicios?En twiter: @JCCapel