Sentencia en Bayamo

La condena por un tribunal cubano a cuatro a?os de c¨¢rcel a ?ngel Carromero por homicidio involuntario zanja procesalmente la suerte del joven dirigente del PP, aunque la sentencia es te¨®ricamente recurrible. La rebaja en tres a?os de la desproporcionada pena solicitada por la fiscal¨ªa en el juicio podr¨ªa ser interpretada como un gesto de buena voluntad para allanar definitivamente un caso que mantiene a Carromero ¡ªal que se considera culpable de exceso de velocidad y conducci¨®n temeraria¡ª en prisi¨®n provisional desde el 22 de julio.

El accidente protagonizado por Carromero en Bayamo nunca habr¨ªa alcanzado notoriedad si el conductor no hubiera sido activista de un partido no grato al r¨¦gimen cubano y si en el desgraciado siniestro no hubieran perecido dos miembros de la disidencia cubana, sobre todo Oswaldo Pay¨¢, el opositor con mayor perfil internacional, cuya familia sigue sin aceptar la versi¨®n oficial. Esa expectaci¨®n y la dimensi¨®n pol¨ªtica del caso se han mantenido hasta el mismo d¨ªa del juicio ¡ªla colaboradora de EL PA?S Yoani S¨¢nchez fue retenida por la polic¨ªa cuando acud¨ªa a cubrirlo¡ª, descrito por el c¨®nsul espa?ol en La Habana como ¡°correcto, limpio y procesalmente impecable¡±.

Despu¨¦s de haber sido presentado inicialmente por las autoridades cubanas como una suerte de conspiraci¨®n internacional contra el r¨¦gimen, articulada en torno al activismo anticastrista de determinados sectores del Partido Popular, el caso Carromero ¡ªun accidente m¨¢s en una infame carretera¡ª ha dado paso a una diplomacia callada. Muestra de ese viraje fue la conversaci¨®n en Nueva York, el mes pasado, aprovechando la Asamblea General de la ONU, de los ministros de Exteriores de ambos Gobiernos. Sin duda ha ayudado que Mariano Rajoy sea percibido por La Habana como menos beligerante que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.

Si esa diplomacia no se malogra, el desenlace m¨¢s favorable para Carromero ser¨ªa su expulsi¨®n de Cuba, prevista en el C¨®digo Penal castrista, antes de cumplir la pena impuesta. De no ser as¨ª, el hecho de que no se especifique el lugar de su cumplimiento alimenta la posibilidad de que los dirigentes cubanos permitan al militante del PP que lo haga en Espa?a, al amparo del convenio bilateral de 1998. A la luz de lo sucedido en la carretera de Bayamo, cualquiera de las opciones resulta mucho m¨¢s justa y razonable que su encarcelamiento en Cuba.