El Nobel, una llamada de atenci¨®n
El premio debe servir de inyecci¨®n de orgullo que nos permita consolidar las fortalezas de la UE
En una resoluci¨®n tan criticada como alabada, el Comit¨¦ Noruego del Nobel ha concedido a la Uni¨®n Europea el Premio Nobel de la Paz correspondiente a este a?o, en reconocimiento de sus aportaciones ¡°en pro del desarrollo de la paz y la reconciliaci¨®n, de la democracia y los derechos humanos en Europa¡± a lo largo de las ¨²ltimas seis d¨¦cadas. Pero, hasta qu¨¦ punto la preocupaci¨®n europea se centra en la ¡°Paz Perpetua¡±, y no en sus actuales y muy diferentes males. ?Es este premio meramente el canto del cisne, la confirmaci¨®n de que el proyecto europeo se encuentra en estado moribundo, al igual que el galard¨®n de 2001 lo fue para las Naciones Unidas?
Al anunciar el premio, el Comit¨¦ explicaba c¨®mo ¡°la labor de la UE representa la fraternidad entre las naciones¡±. Y aunque reconoce, de pasada, que ¡°la UE atraviesa actualmente graves dificultades econ¨®micas y sufre un notable descontento social¡±, el texto destaca el ¨¦xito de la UE como faro de esperanza y ancla de democracia especialmente valiosa para los pueblos que han vivido los horrores de las dictaduras.
Pero la ira y el rechazo de muchos europeos que siguieron al anuncio del premio se debe, precisamente, a este contraste entre los laureles pasados y la presente agon¨ªa de la Uni¨®n, que sugiere una comparaci¨®n con el Oscar concedido a una trayectoria profesional, que s¨®lo se otorga ante la inminente muerte del galardonado.
Las econom¨ªas emergentes reducen distancias en innovaci¨®n mientras la Uni¨®n pierde fuelle
La decisi¨®n de unir a Europa fue una genial respuesta al mayor reto del momento: guerra y conflicto. Y, por supuesto, el resurgir mundial de los nacionalismos y extremismos de toda jaez es un potente recordatorio -si falta hiciere- de que la paz nunca puede darse por supuesta. Con todo, la eventualidad de una guerra en Europa resulta hoy una amenaza remota, y la p¨¢tina de los antiguos logros de la Uni¨®n aparece distante, incluso para quienes no han olvidado las salpicaduras de sangre impresas en sus cimientos.
Por el contrario, la falta de visi¨®n de futuro y de ¨¦pica con que hacer frente a problemas como el desempleo cr¨®nico, la fuga de capitales y el apretarse el cintur¨®n sin fin de las pol¨ªticas de austeridad, es lo que quita el sue?o a la gente por la noche, a la vez que fomenta el populismo, el desaliento y el desorden.
La capitalizaci¨®n -la justificaci¨®n, incluso- del premio por parte de la UE depende de la resoluci¨®n de la crisis de la deuda soberana y la recomposici¨®n de la maltrecha confianza entre sus miembros. Pero hay algo a¨²n m¨¢s importante: la UE necesita restaurar su atractivo, del que siempre ha sido parte esencial la prosperidad econ¨®mica. Dejando a un lado las fallas de la estructura conceptual de la eurozona, las cuestiones fundamentales y apremiantes del orden del d¨ªa europeo giran en torno a competitividad, empleo, innovaci¨®n y tecnolog¨ªa.
Europa est¨¢ comprendiendo que apostar el futuro a los servicios no es suficiente para salvaguardar nuestro modelo socioecon¨®mico
El primer reto europeo es enfrentarse a la cruda realidad: las econom¨ªas emergentes est¨¢n reduciendo distancias en innovaci¨®n mientras que la UE pierde fuelle, con China a punto de sobrepasar a Europa como segundo centro empresarial del mundo, tan s¨®lo superado por los EE.UU. De hecho, un estudio realizado en 2012 por Ernst & Young revela que tan s¨®lo uno de los centros estadounidenses ¨CPalo Alto¨C cuenta con m¨¢s de 12.592 millones de d¨®lares de capital de riesgo, mientras que la totalidad del Reino Unido, primero entre los pa¨ªses europeos, le va a la zaga con 1.747 millones, seguido de Alemania con 665 millones. De forma semejante, el profesor de la escuela de negocios barcelonesa ESADE y directivo de Telef¨®nica, Javier Santiso, ha establecido c¨®mo, en 2011, en Europa, el capital riesgo per c¨¢pita alcanz¨® unos exiguos 7 d¨®lares, cifra que contrasta con los $142 Israel, y los $72 Estados Unidos. Una estad¨ªstica igualmente reveladora muestra que desde 1976, Inditex (ZARA) es la ¨²nica empresa de la zona Euro que ha entrado en el ?ndice Mundial de las 500 mayores empresas del FT.
Tampoco en I+D hallamos mucho consuelo. Aunque la investigaci¨®n europea ha generado numerosas nuevas tecnolog¨ªas utilizadas en industrias de todo el mundo, su historial m¨¢s reciente resulta raqu¨ªtico, en el mejor de los casos, debido principalmente a nuestra dificultad para traducir los descubrimientos cient¨ªficos en ventajas industriales. No sorprende, por tanto, que Europa est¨¦ perdiendo su supremac¨ªa tecnol¨®gica, ya sea en telecomunicaciones, tecnolog¨ªa o en las categor¨ªas de Internet, con las empresas europeas superadas por las de los mercados emergentes, mientras que los EE.UU. siguen a la cabeza. El ¨ªndice NASDAQ confirma esta alarmante tendencia, con s¨®lo 15 empresas de la UE que cotizan en ¨¦l, frente a las 498 de los EE.UU., las 43 de China y las 23 de Israel.
Con la vista en el futuro, Europa deber¨ªa, tambi¨¦n, tomar buena nota de las posibles consecuencias que la m¨¢s reciente comparaci¨®n mundial de rendimiento acad¨¦mico realizada por el Programa de Evaluaci¨®n Internacional de Alumnos (PISA) deja ver. En las ¨¢reas de matem¨¢ticas y ciencias en particular, Asia ocupa los primeros puestos en cuanto a rendimiento, con China, Singapur y Corea a la cabeza. Mientras tanto, con algunas excepciones, la m¨¢s destacada de las cuales es Finlandia, la UE gira en el pelot¨®n.
Por fin, Europa est¨¢ comprendiendo que apostar el futuro a los servicios no es suficiente para salvaguardar nuestro modelo socioecon¨®mico. Los distintos gobiernos de los estados miembros y la Comisi¨®n Europea, en su m¨¢s reciente comunicado ¡°Una Industria Europea m¨¢s S¨®lida para el Crecimiento y la Recuperaci¨®n Econ¨®mica¡±, est¨¢n dando muestras de que son conscientes de la necesidad de reactivar la pol¨ªtica industrial europea. Estos esfuerzos deben materializarse m¨¢s pronto que tarde en cambios legislativos que deber¨¢n abarcar de la insolvencia a las patentes, de los planes sobre emisiones de CO2 a las redes el¨¦ctricas inteligentes.
La UE necesita urgentemente dedicar talento y energ¨ªa a la revitalizaci¨®n de los componentes b¨¢sicos de su econom¨ªa: industria y capital humano, as¨ª como al dise?o de pol¨ªticas que posibiliten un sano crecimiento y, por consiguiente, la prosperidad en el futuro. Cabe esperar que este Premio Nobel de la Paz sirva de inyecci¨®n de orgullo que nos permita a los europeos mirar m¨¢s all¨¢ de los problemas financieros inmediatos, consolidar las muchas fortalezas de la Uni¨®n y dise?ar una visi¨®n coherente de futuro. En caso contrario, los mayores ¨¦xitos y conquistas de la UE ser¨¢n cosa del pasado.
Ana Palacio, ex ministra espa?ola de asuntos exteriores y ex Vicepresidente Senior del Banco Mundial, es en la actualidad miembro del Concejo de Estado espa?ol.
Copyright: Project Syndicate, 2012.
www.project-syndicate.org
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