Desempleo destructivo
La erosi¨®n de la confianza en el crecimiento econ¨®mico no solo act¨²a reduciendo el empleo, sino que tampoco favorece las decisiones de inversi¨®n empresarial, tanto espa?olas como de no residentes
El desempleo sigue siendo la m¨¢s escandalosa manifestaci¨®n de los efectos diferenciales de la crisis econ¨®mica en Espa?a. Seg¨²n la ¨²ltima Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA), son ya 5.778.100 los parados, un 25% de la poblaci¨®n activa. El primer impacto, el m¨¢s dram¨¢tico, del excepcional desempleo se manifiesta en el creciente deterioro de las condiciones de vida de un buen n¨²mero de ciudadanos. Si ya la etapa anterior de expansi¨®n econ¨®mica hab¨ªa contribuido de forma clara a una distribuci¨®n regresiva de la renta, ahora esa desigualdad se ensancha de forma inquietante. Esta crisis seguir¨¢ dejando como principales damnificados a los que menos responsabilidad tuvieron en su generaci¨®n.
La causa fundamental de la elevaci¨®n del desempleo no es otra que la contracci¨®n en el crecimiento econ¨®mico. Inicialmente fue el impacto espec¨ªfico del desplome del sector de la construcci¨®n residencial. Este sector representaba al inicio de la crisis algo m¨¢s del 10% del empleo y su ajuste a la nueva realidad fue fulminante. Adem¨¢s, la nueva reforma laboral, como era previsible, ha acentuado la destrucci¨®n de empleo. M¨¢s all¨¢ de los efectos que a medio plazo pueda generar incentivando el empleo de las empresas, eliminando las reservas y barreras que la nueva flexibilidad permite, lo cierto es que esa mayor facilidad de despido ha sido aprovechada en esta coyuntura recesiva. Los datos recientes sobre expedientes de regulaci¨®n de empleo (ERE) as¨ª lo ponen de manifiesto. En los primeros meses de entrada en vigor de la reforma laboral, los ERE que acaban sin pacto se han disparado: entre marzo y agosto afectaron a casi 14.000 trabajadores, un 127% m¨¢s que en el mismo periodo de 2011.
Las consecuencias de esas cifras no solo son severas en t¨¦rminos de fragilidad social. El propio potencial de crecimiento de la econom¨ªa se ve seriamente amenazado. Tanto m¨¢s cuanto mayor es el contingente de j¨®venes educados que engrosan el desempleo. La persistencia de tasas elevadas erosiona su adaptaci¨®n futura al mercado de trabajo, en especial para aquellos que no terminan saliendo del pa¨ªs. Un drama que ilustra los excesos del pasado en el patr¨®n de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola y las inhibiciones de la pol¨ªtica econ¨®mica, pero que denuncia igualmente el fracaso de la aplicaci¨®n de pol¨ªticas de gesti¨®n de la crisis, basadas exclusivamente en la reducci¨®n de inversi¨®n p¨²blica y en la elevaci¨®n de impuestos: en la austeridad presupuestaria mal entendida.
Cumplidas las exigencias del protectorado alem¨¢n, hoy es m¨¢s necesario que nunca que las autoridades espa?olas orienten sus esfuerzos a la concreci¨®n de pol¨ªticas de est¨ªmulo al crecimiento en la eurozona. La austeridad presupuestaria excesivamente concentrada en el tiempo, lejos de ser generadora de confianza y, a partir de ah¨ª, de inversi¨®n en la econom¨ªa, est¨¢ contribuyendo a agudizar la recesi¨®n. La erosi¨®n de la confianza en el crecimiento econ¨®mico no solo act¨²a reduciendo el empleo, sino que tampoco favorece las decisiones de inversi¨®n empresarial, tanto espa?olas como de no residentes. Al final, se destruye potencial de crecimiento, al que contribuye de forma muy significativa ese componente de paro estructural cada vez mayor. Estimular la demanda y distribuir en el tiempo los ajustes presupuestarios de forma m¨¢s cre¨ªble son prioridades para eludir la depresi¨®n.
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