Una fiscalidad para salir de la crisis
En el siglo XXI es crucial la lucha contra los para¨ªsos fiscales y la armonizaci¨®n global
En el oto?o de 2012 y en la periferia europea nos encontramos con una situaci¨®n verdaderamente complicada. Resumiendo: la crisis econ¨®mica ha disparado los d¨¦ficits p¨²blicos y esos d¨¦ficits han encarecido la financiaci¨®n, p¨²blica y privada, lo que agrava crisis y d¨¦ficit; todo ello hace inevitables duras pol¨ªticas de ajuste que profundizan en la crisis econ¨®mica, la transforman en social, y no terminan de solucionar nada.
Si los recortes de gasto no consiguen tapar el agujero de las cuentas p¨²blicas ¡ªy sin taparlo no avanzamos¡ª no queda m¨¢s remedio que mirar el lado de los ingresos. Como no se van a recuperar solos en medio de este c¨ªrculo vicioso, hay dos propuestas sobre la mesa: elevar la fiscalidad (los tipos de algunas figuras existentes o crear nuevos impuestos) o mejorar la lucha contra el fraude. En el caso del incremento de la presi¨®n fiscal ¡°nominal¡±, la disyuntiva es parecida en todos los pa¨ªses: en un aumento progresivo que se centre en los agentes de mayor poder adquisitivo, la capacidad de recaudaci¨®n puede verse afectada por el efecto de la propia crisis (hay menos beneficios o rentas altas que gravar) y adem¨¢s, si no hay coordinaci¨®n internacional, puede jugar el efecto salida de capitales, pero un aumento de la presi¨®n a la clase media solo profundiza en la propia crisis. En el caso de la lucha contra el fraude fiscal ocurre algo parecido: o nos centramos en el peque?o fraude local o la presi¨®n a las grandes empresas, m¨¢s all¨¢ de alg¨²n caso sonado, termina por no beneficiar ni a la recaudaci¨®n ni a la propia actividad econ¨®mica, dada la reacci¨®n de las empresas. Somos partidarios de un mejor reparto de los costes de la crisis a trav¨¦s de una fiscalidad m¨¢s progresiva y de una lucha contra el fraude m¨¢s eficaz, pero somos conscientes de los problemas de ambos esfuerzos, al menos a corto plazo.
El panorama dibujado ofrece, adem¨¢s, otra alternativa clara a las pol¨ªticas seguidas hasta ahora con nulos resultados. Es la movilidad internacional de los grandes patrimonios y la artificiosa movilidad de los beneficios de las grandes empresas, abusando de los precios de transferencia la que erosiona la capacidad fiscal de los pa¨ªses. Un resultado adicional de la movilidad es el mayor incentivo a la competencia fiscal entre Gobiernos, lo que de nuevo en equilibrio reduce ingresos, aumenta la desigualdad y profundiza en los determinantes ¨²ltimos de la crisis que padecemos. Porque el resultado de esa competencia fiscal es que pa¨ªses muy peque?os, que no temen represalias comerciales y no tienen servicios p¨²blicos que mantener, pueden llevar sus tipos impositivos al cero (lo que se conoce como para¨ªsos fiscales), pero que m¨¢s bien son la causa de los infiernos sociales que amenazan al mundo desarrollado.
El resultado de la competencia fiscal ser¨¢ todo lo indeseable que se quiera, pero no deja de ser un equilibrio; es decir, cuanto m¨¢s nos esforcemos algunos en coordinar pol¨ªticas ¡°justas¡±, mayor ser¨¢ el incentivo de otros a desviarse y atraer con rebajas grandes ¡°clientes¡±. No cabe el consenso en este tema, de la misma forma que no cabe relativizar su importancia (puede ampliarse la informaci¨®n sobre el tama?o de este agujero negro que amenaza a la econom¨ªa mundial en muchas fuentes, como por ejemplo taxjustice.net). La cuesti¨®n, por tanto es qu¨¦ hacer. Y la respuesta tiene que ser: todo lo posible y ya. Esto implica al menos tres tipos de actuaciones.
En primer lugar, mejorar el marco legal para dotarnos de mecanismos para perseguir los artificios contables que trasladan riqueza, renta y beneficios fuera del pa¨ªs sin el necesario cumplimiento de las obligaciones fiscales. No puede ser que empresas multinacionales maquillen sus cuentas para que todo el beneficio que realmente obtienen aqu¨ª tribute en otro pa¨ªs. As¨ª mismo, la Administraci¨®n debe analizar, para su aplicaci¨®n, la normativa norteamericana FATCA que entra en vigor en un par de meses, por la que cualquier entidad financiera del mundo tiene la obligaci¨®n de informar al fisco de EE UU sobre los movimientos de cuentas de ciudadanos estadounidenses, o le retendr¨¢n un 30% de todos los pagos que reciban de fuente americana.
Segundo, mejorar los mecanismos de coordinaci¨®n con otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea y de la OCDE: cuantos m¨¢s nos pongamos de acuerdo, m¨¢s capacidad de luchar tendremos. No basta con firmar convenios incluso con para¨ªsos fiscales y presumir de ello, como hace el Gobierno, o amenazar con que se acaba el secreto bancario; lo importante es que remitan de manera autom¨¢tica informaci¨®n para investigar el fraude sofisticado y eso no ocurre ahora. Sin una actitud activa del Gobierno pasar¨¢ mucho tiempo hasta que esa informaci¨®n llegue a Hacienda, porque dichos pa¨ªses firman convenios para que no los se?alen con el dedo, pero otra cosa es la colaboraci¨®n sincera.
Por ¨²ltimo, siempre hay lugar para acciones que tengan un papel ejemplarizante para la poblaci¨®n. Espa?a est¨¢ pendiente de aceptar (o no) la solicitud de extradici¨®n a Suiza de un empleado de banca (el caso Falciani) que posee informaci¨®n sobre muchos miles de clientes. De esa informaci¨®n varios pa¨ªses (entre ellos, Espa?a) ya han obtenido varios miles de millones de euros en multas y regularizaciones fiscales (Grecia en un futuro inmediato, gracias a la colaboraci¨®n del periodista Kostas Vaxevanis). El secreto bancario no existe en Espa?a, con lo que su violaci¨®n no est¨¢ tipificada como delito. M¨¢s all¨¢ de la motivaci¨®n de Falciani, su caso es revelador de la cuant¨ªa de las cifras que rodean este mundo; y, por supuesto, la decisi¨®n que tome el Gobierno revelar¨¢, tanto o m¨¢s que muchas otras decisiones que est¨¢ tomando. Claro que hay alternativa: gobernar es elegir.
La armonizaci¨®n fiscal internacional y la lucha contra los para¨ªsos fiscales son temas cruciales en las sociedades del siglo XXI, por razones ¨¦ticas, de defensa del Estado de derecho y sociales, pero tambi¨¦n para salir de la crisis econ¨®mica. En esa direcci¨®n, hemos propuesto la creaci¨®n de una comisi¨®n en el Congreso para tratar espec¨ªficamente la armonizaci¨®n y coordinaci¨®n fiscal internacional y la lucha contra el fraude fiscal y los para¨ªsos fiscales.
Pedro Saura Garc¨ªa es portavoz de Hacienda del Grupo Socialista en el Congreso y profesor de An¨¢lisis Econ¨®mico en la Universidad de Murcia.
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