Entre Obama y Ch¨¢vez
Solo la comunidad hispana podr¨ªa forzar una pol¨ªtica latinoamericana de Estados Unidos
Es iluso y hasta c¨¢ndido, pero nada cuesta imaginar lo beneficioso que ser¨ªa para Am¨¦rica Latina y Estados Unidos una pol¨ªtica m¨¢s s¨®lida y coherente hacia la regi¨®n, impulsada por Barack Obama en su segundo mandato. Una pol¨ªtica que parta del reconocimiento de que la mitad sur del continente ha crecido y se ha democratizado en la ¨²ltima d¨¦cada y que, a la vez, no se desentienda de la creaci¨®n de un marco m¨¢s equitativo de colaboraci¨®n, como el que discursivamente alent¨® el propio mandatario en las Cumbres de las Am¨¦ricas de Puerto Espa?a y Cartagena de Indias.
Imaginemos, por ejemplo, que el presidente se pone de acuerdo con Brasil y el Mercosur para remover las trabas a la importaci¨®n de productos agropecuarios de Suram¨¦rica. Imaginemos, adem¨¢s, que lo hace a cambio de promover inversiones y cr¨¦ditos hacia esa zona del continente, apostando por el gran mercado que representa y que, en su totalidad, como reconociera su rival en la contienda, ser¨ªa equivalente al chino. Imaginemos, por ¨²ltimo, que el presidente dem¨®crata hace suya la promesa de campa?a de Mitt Romney de continuar la pol¨ªtica de libre comercio con Am¨¦rica Latina y revitaliza los acuerdos con M¨¦xico, Colombia, Chile, Panam¨¢, Centroam¨¦rica y el Per¨².
Supongamos que Barack Obama, decidido a sacar adelante la reforma migratoria que prometi¨® y que ahora debe a los millones de hispanos que lo reeligieron, comprende que el v¨ªnculo con la comunidad latina en Estados Unidos no deber¨ªa estar desconectado de la relaci¨®n de Washington con M¨¦xico, Centroam¨¦rica y el Caribe. Supongamos que el presidente dem¨®crata instruye a las secretar¨ªas de su gabinete para que replanteen la estrategia de seguridad fronteriza y de combate al narcotr¨¢fico y que deber¨¢ tomar en cuenta, a partir de ahora, las pr¨®ximas leyes de legalizaci¨®n de la marihuana en Washington, Colorado y, tal vez, Oregon.
Puestos a so?ar, so?emos que el presidente Obama, convencido del peso del tema en los gobiernos del ALBA, la coalici¨®n que m¨¢s firmemente se opone a las instituciones y los principios interamericanos, resuelve enfrentar de una vez y por todas la cuesti¨®n cubana, flexibilizando a¨²n m¨¢s el embargo comercial por medio de la liberaci¨®n de viajes de ciudadanos norteamericanos a la isla y del levantamiento de sanciones para el comercio y la inversi¨®n en ese pa¨ªs caribe?o. El golpe que un giro diplom¨¢tico de esa naturaleza dar¨ªa a la agenda geopol¨ªtica de Caracas y La Habana, Managua y Quito, ser¨ªa devastador.
A los republicanos les interesa que el foco de atenci¨®n de Washington sea Oriente Pr¨®ximo
?Por qu¨¦ es imposible una pol¨ªtica tan racional? En primer lugar, porque la oposici¨®n de la mayor¨ªa republicana, sobre todo en la C¨¢mara, impedir¨¢ a Obama convertir a Am¨¦rica Latina en una prioridad de su diplomacia. Los republicanos no permitir¨¢n que Obama se acerque a Am¨¦rica Latina, entre otras cosas, para que el foco de atenci¨®n de Washington siga estando en Oriente Pr¨®ximo, donde se dirime el conflicto entre Israel y el mundo ¨¢rabe, subsiste la amenaza iran¨ª, la guerra civil en Siria y el forcejeo global con Europa, Rusia y China.
Pero no s¨®lo los republicanos, tampoco Ch¨¢vez y ambos Castros, Morales y Correa, permitir¨¢n a Obama un acercamiento a Am¨¦rica Latina. Caracas y La Habana, sobre todo, enfrentar¨¢n ¡ªya lo est¨¢n haciendo¡ª la amenaza de esa aproximaci¨®n, reforzando sus v¨ªnculos con Ir¨¢n y Siria, Rusia y China. Los gobiernos de la ALBA, en su realpolitik tropical, buscar¨¢n, como los republicanos, que las mayores tensiones globales se mantengan en Oriente Pr¨®ximo porque es ah¨ª donde encuentran la dimensi¨®n m¨¢s vulnerable de la pol¨ªtica exterior de Washington.
Obama tendr¨¢, adem¨¢s de esos obst¨¢culos, una poderosa raz¨®n para conducir una pol¨ªtica exterior discreta: la presi¨®n dom¨¦stica. El presidente no tendr¨¢ que trabajar cuidando una pr¨®xima reelecci¨®n, pero tampoco podr¨¢ cumplir compromisos de campa?a, como la reforma migratoria, sin negociar con la oposici¨®n otras ¨¢reas de inter¨¦s bipartidista. Por lo pronto, el llamado ¡°abismo¡± fiscal, el tope de la deuda, la reducci¨®n del d¨¦ficit, la generaci¨®n de empleos y la regularizaci¨®n de la ley sanitaria absorber¨¢n el inter¨¦s del Gobierno durante buena parte de 2013.
La coyuntura para un relanzamiento de la pol¨ªtica de Estados Unidos hacia Am¨¦rica Latina no podr¨ªa ser m¨¢s propicia. A pesar de no haber cumplido algunas promesas importantes para la comunidad internacional, como el cierre de la c¨¢rcel de Guant¨¢namo, Obama sigue siendo un presidente de Estados Unidos sumamente popular en el mundo. Esa rara virtud, puesta a prueba en su ecum¨¦nico discurso en la Universidad de El Cairo, en junio de 2009, cuando llam¨® a no entender el conflicto del Oriente Pr¨®ximo como un choque de civilizaciones, le confiere una legitimidad global que no ha tenido ning¨²n presidente de esa naci¨®n, tal vez, desde Franklin Delano Roosevelt.
La presi¨®n dom¨¦stica ser¨¢ un serio obst¨¢culo que influir¨¢ en la
Otro elemento favorable a la reformulaci¨®n de la pol¨ªtica de Washington hacia Am¨¦rica Latina es que los pocos gobiernos de la regi¨®n que manejan sus relaciones con Estados Unidos desde una l¨®gica confrontacional no se encuentran en el momento de mayor solidez. La oposici¨®n venezolana acaba de dar una lecci¨®n de fortaleza y serenidad y los gobiernos boliviano, ecuatoriano y nicarag¨¹ense se enfrentan a una creciente insatisfacci¨®n y a una multiplicidad de sectores agraviados por la autoritarismo o la corrupci¨®n.
En Cuba, Fidel Castro, el l¨ªder articulador de las m¨¢s eficaces impugnaciones a la hegemon¨ªa de Estados Unidos en la regi¨®n, en el ¨²ltimo medio siglo, convalece, retirado del poder. Su hermano y sucesor, de 82 a?os, ha iniciado una serie de reformas que, en la intersecci¨®n del impulso a las peque?as empresas y la apertura de posibilidades para la emigraci¨®n legal y la repatriaci¨®n de sectores de la di¨¢spora, podr¨ªa incentivar el avance de la flexibilizaci¨®n del embargo por parte de la administraci¨®n Obama.
Si alg¨²n actor puede lograr que lo que hoy parece imposible ¡ªuna pol¨ªtica latinoamericana de Obama en su segundo mandato que se vuelva real¡ª es la comunidad hispana en Estados Unidos. Sin embargo, las prioridades de esa comunidad est¨¢n localizadas, naturalmente, en la reforma migratoria, el empleo, la educaci¨®n y la salud y no en la estrategia de Washington hacia Am¨¦rica Latina. Los sectores de esa comunidad que s¨ª se involucran en el tema de las relaciones entre las dos Am¨¦ricas son, por lo general, aquellos que apuestan por equivocadas pol¨ªticas de incomunicaci¨®n o castigo.
No habr¨ªa, por tanto, que esperar una reconstituci¨®n de las relaciones interamericanas en los pr¨®ximos cuatro a?os. No habr¨ªa que esperarla, repito, aunque nada cuesta imaginarla. Lo m¨¢s probable es que esa reconstituci¨®n no llegue a producirse en el segundo periodo de Obama, pero tal vez no haya otra mejor oportunidad para impulsarla. Los gobiernos latinoamericanos har¨ªan bien en sumarse a esa persuasi¨®n.
Rafael Rojas es historiador.
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