Elogio de la usura
Los bienes hipotecados son hoy mercanc¨ªas de alto contenido t¨®xico para la econom¨ªa real
En el a?o 1787 el gran fil¨®sofo y humanista Jerem¨ªas Bentham se pronunciaba, de forma categ¨®rica, en defensa de la usura como motor de la econom¨ªa. Como buen liberal utilitario sosten¨ªa que poner l¨ªmites a los pr¨¦stamos era un atentado contra la libertad. Reflexivo y autocr¨ªtico se propuso indagar sobre cuales podr¨ªan ser las causas que justificar¨ªan reducir los tipos de inter¨¦s en los pr¨¦stamos. Manejaba varias claves: la prevenci¨®n de la usura, la prevenci¨®n de la prodigalidad, la protecci¨®n de la indigencia contra la extorsi¨®n, la contenci¨®n de la temeridad de los promotores y la protecci¨®n de la simpleza contra el enga?o.
Las reflexiones de Jerem¨ªas Bentham que tan valiosas aportaciones han hecho a las ciencias sociales y jur¨ªdicas, se produc¨ªan en el contexto social de su ¨¦poca. Es una l¨¢stima que no pueda proyectar su pensamiento sobre las reglas econ¨®micas que rigen nuestro mundo globalizado.?
El que presta dinero quiere obtener una rentabilidad en forma de intereses y una garant¨ªa que cubra los perjuicios que se derivan de su impago. En Espa?a los Montes de Piedad, nacieron para atender las demandas de las clases sociales m¨¢s necesitadas concedi¨¦ndoles pr¨¦stamos gratuitos sin inter¨¦s, garantizados con joyas y ropas para suavizar los abusos de la usura. La no devoluci¨®n del pr¨¦stamo otorga a la entidad la propiedad del collar o del anillo, liberando al que lo empe?¨® de cualquier otra responsabilidad.
Los pr¨¦stamos garantizados con bienes inmuebles debieran haber seguido la misma t¨®nica pero el rendimiento econ¨®mico del suelo destinado a la construcci¨®n de viviendas en r¨¦gimen de propiedad horizontal, ha roto todas las reglas y pautas legales. La hipoteca no es ya una garant¨ªa, se ha transmutado en un negocio disfrazado de producto financiero que act¨²a sobre un sector econ¨®mico que fue el motor de muchas econom¨ªas.
Cuando las cosas se mutan el riesgo de c¨¢ncer esta garantizado. Las ¨²ltimas ramificaciones las estamos viviendo de forma dram¨¢tica en los desahucios de cada d¨ªa. Las consecuencias se aceleraron cuando el mundo de las finanzas comprendi¨® que ten¨ªa un man¨¢ entre sus manos. Pero no carguemos exclusivamente las culpas sobre los banqueros, tambi¨¦n el suelo era rentable para los municipios, las viviendas para las haciendas p¨²blicas y los contratos un artilugio para hacer circular dinero negro o para blanquear capitales procedentes del delito.
Los poderes pol¨ªticos y financieros endosan la crisis a los pr¨®digos y disolutos ciudadanos
Tanto atractivo no pod¨ªa dejar a nadie indiferente. Los bancos, en realidad, no prestaban dinero a los que quer¨ªan adquirir una vivienda, les vend¨ªan hipotecas y otros productos adosados como seguros de vida y cantidades adicionales.
Para llegar a este escenario ficticio se comienza por desligar la hipoteca de su funci¨®n originaria. Deja de utilizarse para cubrir la deuda mediante la daci¨®n en pago. Las leyes la convierten en un instrumento dinamizador del mercado inmobiliario. Cuando se llega a este nivel de ficci¨®n, las met¨¢stasis invaden el sistema financiero de forma masiva. Para sobrevivir acuden a una terapia agresiva e ineficaz, crean productos milagrosos (subprimes), cuando los efectos del tumor eran ya pr¨¢cticamente inevitables. Una vez sentadas las bases de la metamorfosis el resultado es el previsible. Los bienes hipotecados se transforman en mercanc¨ªas de un alto contenido t¨®xico para la econom¨ªa real.
El comprador que necesita la vivienda no adquiere un piso sino una carga econ¨®mica casi de por vida. Pero la vida casi nunca responde a las expectativas y si, por desgracia, un d¨ªa le llega la notificaci¨®n del desahucio le habr¨¢n despojado de su vivienda y le seguir¨¢n exprimiendo con intereses de demora que alcanzan cotas inadmisibles, ¨¦tica y jur¨ªdicamente
La mutaci¨®n ha hecho crisis y los jueces se han dado cuenta de que lo que tienen entre manos no es una ejecuci¨®n por impago de hipoteca sino un conglomerado de relaciones jur¨ªdicas que deben someter a los principios de la buena fe y de la equidad. Las cl¨¢usulas abusivas que deben ser expulsadas del mundo de los contratos.
La adaptaci¨®n legal de las hipotecas era una necesidad urgente para amoldarla a las circunstancias econ¨®micas que surg¨ªan de las prodigiosas promociones inmobiliarias. Ya en 1855 los legisladores recordaban que las reformas en el orden civil y econ¨®mico eran de m¨¢s inter¨¦s y urgencia que las leyes hipotecarias.
Todo lo que se estaba tejiendo alrededor de un llamado pr¨¦stamo hipotecario era tan irreal, imaginario, gravoso e ineficiente que los restos del naufragio han tenido que pasar a una entidad artificiosa, conocida como Banco malo, para refugio de las basuras que ha generado el sistema. El reciclaje de los residuos puede ser un buen negocio para unos pocos.
Las consecuencias personales m¨¢s dram¨¢ticas las estamos contemplando en estos d¨ªas. Las econ¨®micas nos han llevado, aqu¨ª y en otros pa¨ªses, a la crisis que los poderes pol¨ªticos y financieros endosan a los pr¨®digos y disolutos ciudadanos que, seg¨²n sus infalibles diagn¨®sticos, han vivido por encima de sus posibilidades. Pretenden transportarnos resignados hacia la enso?aci¨®n de un mundo al rev¨¦s como el que describe la poes¨ªa de Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo: ?rase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos.
Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn es abogado, magistrado em¨¦rito del Tribunal Supremo y comisionado de la Comisi¨®n Internacional de Juristas (Ginebra).
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