Todos los r¨ªos van a la mar
El sistema espa?ol de pensiones sobrevive a la tormenta aunque incurra en d¨¦ficits que son asumibles
La decisi¨®n del Gobierno de no actualizar las pensiones de 2012, ajustando en un 1,9% el montante de todas ellas, y consolidando el resultado para hacer la revisi¨®n para 2013, ha dado pie a lo que ahora se denomina como incendio en las redes y en la esfera del papel; en esta ¨²ltima, donde los incendios son m¨¢s humeantes y por ende alarmantes, han proliferado los que en cualquier momento y ocasi¨®n aprovechan para denostar al sistema de reparto y propugnar el advenimiento de un sistema de capitalizaci¨®n. Todo eso es normal, ocurre aqu¨ª y en Pernambuco, pasando por Washington, donde los ataques a la financiaci¨®n por reparto de las pensiones han alcanzado cotas que los enemigos espa?oles del reparto, por mucho que se esfuercen, nunca alcanzar¨¢n.
Puede entonces que este sea el momento para poner en valor los innumerables servicios que el mejor y m¨¢s eficiente programa de seguro de este pa¨ªs ha prestado a la sociedad espa?ola. Me refiero, claro est¨¢, a la Seguridad Social. Poco a poco, a lo largo de d¨¦cadas, nuestro sistema de pensiones ha ido consolidando su presencia como instrumento fundamental de lucha frente a la pobreza en la vejez. Ese es el sentido de las pensiones m¨ªnimas que nacieron hace d¨¦cadas. En 1977 la pensi¨®n m¨ªnima con c¨®nyuge a cargo se fij¨® en 55,89 euros mensuales, y en 2010 ascendi¨® a 725,20 euros. Esto es: en 33 a?os las m¨ªnimas se han incrementado en un 1.197,54%, mientras que la inflaci¨®n lo ha hecho en un 786,40%. El resultado es una ganancia de capacidad adquisitiva en esos a?os de 411,14 puntos porcentuales. En ese a?o, la pensi¨®n m¨ªnima era el 39% del salario medio de la econom¨ªa espa?ola. ?Poco o mucho? Busquemos una referencia en un pa¨ªs pata negra en pol¨ªticas sociales. Suecia, por ejemplo.
Por su parte, en 2010 el sistema sueco garantizaba una pensi¨®n m¨ªnima de 777,48 euros mensuales que significaba el 27% del salario medio del ejercicio en ese pa¨ªs. Bien es verdad que a la pensi¨®n m¨ªnima garantizada se accede cualesquiera que sean los a?os cotizados, puesto que lo que cuenta son los a?os de residencia en el pa¨ªs, partiendo de un m¨¢ximo de 40 a?os, que dar¨ªa derecho a los 777,48 euros o bien al complemento necesario hasta alcanzar ese m¨¢ximo.
Suecia vio que era precisa una rebaja de las pensiones de un 4,5% en 2009
Pero quiz¨¢s lo m¨¢s representativo del sistema sea referirse a la evoluci¨®n hist¨®rica de la pensi¨®n media del R¨¦gimen General, que en los 34 a?os del periodo 1977-2011 experiment¨® un aumento en su poder adquisitivo de un 844,6%. Una cifra que se origina en el crecimiento de las bases de cotizaci¨®n, y en la diferencia entre las bajas y las altas de pensiones, entre las que se registran diferencias al comp¨¢s de la inflaci¨®n y del crecimiento de las bases de cotizaci¨®n, que son, en definitiva, las que determinan la pensi¨®n de alta en el sistema. En este caso el valor de la pensi¨®n media en 2011, que se elev¨® a 962 euros, supuso el 50% del salario medio de ese mismo a?o.
En cuanto a las pensiones m¨¢ximas, su regulaci¨®n es m¨¢s tard¨ªa. Aparecen en la legislaci¨®n en 1984, a?o en el que se fija una cuant¨ªa para la misma de 1.129,60 euros y hasta el a?o 1988 conservan el mismo valor, a?o a partir del cual se benefician de id¨¦nticas revalorizaciones que el conjunto de las pensiones, a excepci¨®n de las m¨ªnimas. Obviamente esa congelaci¨®n inicial a lo largo de cinco a?os, en los que por lo dem¨¢s la tasa de inflaci¨®n fue elevada, han conducido a una p¨¦rdida de la capacidad adquisitiva de estas pensiones que hasta 2011 se puede cifrar en una cuant¨ªa del 90%. Una corriente de pensamiento sostiene que con la pensi¨®n m¨¢xima se est¨¢ procediendo a una revoluci¨®n silenciosa en el sistema, que otros prefieren calificarla de deriva beveridgeana (por lord Beveridge cuyo sistema era de una pensi¨®n igual para todos). Seg¨²n esta gente, a ese retroceso se llega de modo silencioso, sin ruido, sin alarma, por la v¨ªa de revisar a?o tras a?o las bases de cotizaci¨®n por una cuant¨ªa inferior a la tasa real de inflaci¨®n, lo que inevitablemente deprime el valor de la pensi¨®n que se alcanza a la jubilaci¨®n. Pero ese argumento solo tiene sentido aplicado a aquellas pensiones elevadas, pero que no superen el tope de la m¨¢xima que el Gobierno fija en los PGE de cada a?o. En definitiva, la pensi¨®n m¨¢xima del a?o 2011 supon¨ªa 1,34 veces el valor del salario medio del a?o.
Procede entonces volver a referenciar esta pensi¨®n con la que proporciona el sistema sueco. Nuestra base m¨¢xima de cotizaci¨®n en 2011 ten¨ªa un valor de 1,7 veces el salario medio; en el sistema sueco de cuentas nacionales de contribuci¨®n definida ni se cotiz¨® por encima ni se pag¨® una pensi¨®n que superase en 2010 el valor de 39.592 euros (anuales, se entiende), lo que en su caso supon¨ªa 1,2 veces el salario medio de su econom¨ªa. Preciso es entonces recordar que para los trabajadores del pa¨ªs n¨®rdico la pensi¨®n del sistema p¨²blico solo representa un 65% de sus ingresos de jubilado; otro 25% procede de planes de empresa, que los sindicatos consiguieron en la negociaci¨®n colectiva de 1979 para el 90% de los trabajadores ocupados, y el resto, en torno a un 10%, llega de los planes de pensiones individuales.
La pensi¨®n m¨¢xima de 2011 supon¨ªa 1,34 veces el valor del salario medio
Si he decidido contrastar nuestras cifras de tres niveles de pensiones (m¨ªnima, media y m¨¢xima) con la de un pa¨ªs que no es eurozona, es porque casi todo lo que ahora se escribe en Espa?a desde el ¨¢mbito acad¨¦mico y, m¨¢s a¨²n, lo que se propugna desde la esfera empresarial, es el inicio de un camino que conduzca a nuestra Seguridad Social hacia el sistema sueco, que en estos momentos patrocinan el Banco Mundial, el FMI y la OCDE. A tal destino (el sistema sueco) se le denomina la reforma definitiva. Y yo a?ado que es la definitiva por el momento, porque antes, en la d¨¦cada de los noventa, la definitiva era otra, que por cierto tambi¨¦n patrocinaban los mismos y que no era otra que el camino a la capitalizaci¨®n total o parcial de nuestro sistema.
Pues bien, pese a todas las adversidades macroecon¨®micas, nuestro sistema sobrevive a la tormenta, y lo hace incurriendo en d¨¦ficits que por el momento son de todo punto asumibles. A fin de cuentas, el sistema sueco, que tambi¨¦n sufri¨® el impacto de la crisis financiera, en este caso la burs¨¢til en 2008, por desplome del valor de su Fondo (?menuda iron¨ªa!), se encontr¨® con que conforme a sus reglas era precisa una rebaja de las pensiones de un 4,5% en 2009. Y, ?c¨®mo evitar entonces lo que era socialmente insostenible? F¨¢cil, muy f¨¢cil. Acudiendo al Estado y aprobando en el Parlamento una modificaci¨®n del IRPF que lo rebajara a los jubilados, para compensar as¨ª la merma de la pensi¨®n. Y es que todos los r¨ªos, todos, acaban en la mar, incluso los que aparentan ser actuarialmente perfectos.
Luis Mart¨ªnez Noval ha sido ministro de Trabajo y Seguridad Social con el PSOE.
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