D¨ªaz Ferr¨¢n entre par¨¦ntesis

Empe?ado en poner el capitalismo entre par¨¦ntesis, Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, expresidente de la patronal CEOE, ha conseguido ponerse entre rejas. En la noche del mi¨¦rcoles entr¨® bajo furg¨®n de la benem¨¦rita en la c¨¢rcel de Soto del Real, donde le esperaba su socio ?ngel de Cabo, supuesto liquidador del grupo Marsans pero en realidad, seg¨²n el juez, encubridor del patrimonio ferraniano con el fin de ponerlo a salvo de las justas reclamaciones de los acreedores de la quebrada Marsans. El magistrado Eloy Velasco tiene indicios de que Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n y ?ngel de Cabo actuaron como aut¨¦nticos caballeros de mohatra, que no es sino la venta fingida para enga?ar incautos. Del enga?o pasaron a la bellaquer¨ªa de culpar de todo al socio fallecido (Gonzalo Pascual). Tanta tiniebla contable ha llevado al juez a imponer una fianza de 30 millones a D¨ªaz Ferr¨¢n y otra de 50 millones a De Cabo. Nunca las hubo m¨¢s elevadas en la historia judicial espa?ola. Eso dice mucho de la opini¨®n del juez de ambos reclusos.

Puestos a buen recaudo, los dos empresarios sufrieron episodios de ansiedad y pasaron por la enfermer¨ªa de la c¨¢rcel. Extra?ar¨ªan la cama, como pasa con los ni?os. Suele suceder en estos casos que el inter¨¦s del mundo libre vaya desplaz¨¢ndose desde el meollo de la cuesti¨®n (?d¨®nde est¨¢ el patrimonio oculto?, ?cobrar¨¢n los acreedores y los trabajadores?) hacia una dramatizaci¨®n insulsa de las vicisitudes de los pobres reclusos (comen mal, duermen poco, sus esposas o familia no pueden visitarlos). Recu¨¦rdense los casos Conde o De la Rosa. La estrategia de la sentimentalizaci¨®n suele conducir a figuras del corte D¨ªaz Ferr¨¢n hasta las puertas de los programas del coraz¨®n; all¨ª venden las baratijas del sufrimiento penitenciario y, si hay suerte, incluso consiguen adeptos para formar partidos pol¨ªticos extremistas, muy parecidos a las sectas.

Triste final para el visionario que pidi¨® poner ¡°entre par¨¦ntesis el capitalismo¡±, el que dijo de Esperanza Aguirre que es ¡°cojonuda, lo mejor que tenemos¡±, el que pidi¨® a los espa?oles ¡°trabajar m¨¢s y cobrar menos¡± y el que, en fin, decidi¨® que los viajeros de su aerol¨ªnea no eran muy inteligentes, porque ni ¨¦l la hubiera elegido. Quien mal perora, mal acaba.