Tokio se agarra a la ol¨ªmpica Hadid
El minimalista Tadao Ando fue el encargado de dar la noticia. Hab¨ªan elegido fuegos de artificio para anunciar al mundo uno de los ¨²ltimos cartuchos de la candidatura de Tokio 2020. Zaha Hadid reconstruir¨¢ el antiguo estadio de la ciudad que, durante los Juegos Ol¨ªmpicos de 1964, concentr¨® las miradas del mundo.
Que el edificio levantado por Mitsuo Katayama hace 54 a?os haya quedado obsoleto ¨Ccon 48.000 plazas que se convertir¨¢n en 80.000 en el ideado por Hadid- habla de la velocidad del mundo y de la voracidad de la fiesta ol¨ªmpica. Que la voluptuosidad del proyecto de la Pritzker anglo-iraqu¨ª desbancara a la sutil topograf¨ªa de Sanaa o a las transparencias de Toyo Ito delata tambi¨¦n escenarios poco interesados por deshinchar las burbujas o por tranquilizar el espect¨¢culo.
El proyecto de Hadid es innegablemente espectacular. Busca celebrar y anunciar. Y es de suponer que asuma que tanto ruido tiene un precio. Lo que impacta cansa y lo que cansa cuesta. As¨ª, la arquitecta ha jugado su baza personal de cuestionar los l¨ªmites de la arquitectura aunque para ello haya debido complicar innecesariamente el futuro edificio.
Aunque el estudio que lideran Zaha Hadid y Patrik Schumacher estuviera tambi¨¦n presente en las ¨²ltimas olimpiadas de Londres -arrimando el hombro de su Centro Acu¨¢tico entre quienes defend¨ªan unos juegos sin desperdicios amparados en el reciclaje de instalaciones y en la posibilidad de desmontar, pieza a pieza, el propio estadio ol¨ªmpico- la arquitecta ha sabido entender que en Tokio se buscaba otra cosa. Algo m¨¢s all¨¢ de las sutilezas de los locales Sanaa e Ito. As¨ª, que Tadao Ando, presidente del jurado, haya alabado la fluidez del proyecto de Hadid para destacarlo como ¡°el mejor entre los mejores¡± se interpreta como lo que es: la apuesta por el icono como principal aliciente para comunicar unos juegos en una ciudad que ya los ha acogido.
Con el lazo de Hadid, frente a las burbujas de la mayor¨ªa de los arquitectos participantes en el concurso, queda claro que las formas pesan m¨¢s que las consecuencias. Que la sostenibilidad ¨Cde proyectos como el citado estadio de Londres de Populous y Peter Cook- o de propuestas como la de Dorell, Ghotmeh y Tane, que invitaban a cubrir el nuevo estadio toquiota de vegetaci¨®n, son m¨¢s dif¨ªciles de comunicar porque el mensaje llega, entre otras cosas, con muchos menos decibelios.
La noticia es pues doble: Tokio apuesta por el espect¨¢culo y Hadid echa mano de su inmenso talento. El nuevo estadio con forma de bucle deber¨¢ estar listo en 2018, dos a?os antes de la posible cita ol¨ªmpica (en septiembre de 2013 se producir¨¢ el desempate entre el tr¨ªo de candidatas: Estambul, Madrid o Tokio). Costar¨¢ 1,261 millones de euros y, para entonces, el tiempo habr¨¢ presumiblemente aclarado si la arquitectura fluida se acerca m¨¢s a la vanguardia de la disciplina o al obrador de una pasteler¨ªa.
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