Nomenclatura y cambio en Italia
Pier Luigi Bersani ha logrado dinamizar el centro-izquierda gracias a las primarias, pero sus propuestas no aparecen como una alternativa a las pol¨ªticas que Monti ha llevado a cabo frente a la crisis econ¨®mica
Pier Luigi Bersani, secretario nacional del PD, el Partido Democr¨¢tico italiano (nacido de la fusi¨®n en sucesivas etapas entre el PCI, el extinto partido comunista, y los democristianos de izquierdas), se comporta como si fuera ya primer ministro: viajes internacionales (el primero a Libia), declaraciones con tono ¡°de estadista¡±, etc¨¦tera. En efecto, las primarias del centro-izquierda, que le han coronado como ganador en el segundo turno con m¨¢s del 60% de los votos (y una alt¨ªsima participaci¨®n media en los dos turnos, en torno a los tres millones de ciudadanos, algo realmente notable), han supuesto para su partido un aumento en los sondeos de casi diez puntos de una tacada. Con todo, Bersani har¨ªa bien en mostrarse m¨¢s cauto, porque existe el precedente de 1994, cuando una izquierda dada por segura triunfadora a pocos meses de las elecciones (la ¡°alegre m¨¢quina de guerra¡± de Achille Occhetto, ¨²ltimo secretario del PCI), fue clamorosamente derrotada por Berlusconi, que hab¨ªa entrado en pol¨ªtica pocas semanas antes.
En Italia, en efecto, el ¡°temperamento¡± de derechas sigue prevaleciendo respecto al ¡°sentimiento¡± de izquierdas. La cuesti¨®n es que, con las primarias, el centro-izquierda ha reforzado su unidad (a menudo su tal¨®n de Aquiles) y ha movilizado la participaci¨®n, las esperanzas y la pasi¨®n de millones de ciudadanos, mientras que el centro-derecha flota a la deriva, desgarrado por la decisi¨®n de Berlusconi de ¡°volver a entrar en liza¡± y de contraponerse a quien parec¨ªa definitivamente el l¨ªder in pectore de una derecha dura en ¨¢mbito econ¨®mico y social, pero constitucional y europea en cualquier caso. Una derecha al estilo de Merkel o de Cameron, mientras que Berlusconi ha representado (y mucho m¨¢s lo representar¨¢ de ahora en adelante), aliado m¨¢s o menos con la Liga Norte, el lepenismo italiano (o el putinismo, si se prefiere).
Pero volvamos a las primarias, que se han revelado como un extraordinario instrumento de refuerzo para el PD que las ha promovido. ?Qui¨¦n es realmente Pier Luigi Bersani, el vencedor? ?Ser¨¢ capaz de corresponder a las esperanzas que han despertado las primarias?
Bersani es, en primer lugar, el t¨ªpico producto de ¡°crecimiento en criadero¡±, de cursus honorum dentro de la nomenclatura comunista y poscomunista. Tras un juvenil ¡°coqueteo trotskista¡± en su ¨¦poca de estudiante (as¨ª lo afirma ¨¦l mismo en una entrevista) en la estela del sesenta y ocho, inicia a partir de 1972 (cuando tiene veinti¨²n a?os) una carrera pol¨ªtica que es una sucesi¨®n de cargos administrativos: vicepresidente de la comunidad rural de Piacenza, consejero regional de Emilia-Roma?a, asesor regional, vicepresidente y por ¨²ltimo, en 1993, presidente de dicha Regi¨®n. En 1996 da el salto a la pol¨ªtica nacional: ministro de Industria, Comercio, Artesan¨ªa y Turismo en el Gobierno Prodi. M¨¢s tarde, fue ministro de Transporte y Navegaci¨®n. En 2001 fue elegido diputado y en 2004, parlamentario europeo. Desde el 17 de mayo de 2006 hasta el 8 de mayo de 2008 fue ministro de Desarrollo Econ¨®mico. El 25 de octubre de 2009 fue elegido secretario nacional del PD.
La verdadera prima de riesgo es el d¨¦ficit de legalidad: destruye tejido social y agrava la crisis
Su antagonista en las primarias, Matteo Renzi, actual alcalde de Florencia, no es, en el fondo, muy distinto, dejando a un lado el cuarto de siglo de diferencia de edad que los separa. ?l tambi¨¦n hizo carrera en el ¡°criadero¡± del aparato de un partido, en este caso la Democracia Cristiana del periodo del crep¨²sculo. La primera paradoja de las primarias del PD es, por lo tanto, precisamente esa: ?representaban Bersani y Renzi realmente una alternativa? Y m¨¢s importante aun: ?pueden simbolizar esa neta discontinuidad con la partitocracia que reclaman decenas de millones de electores y, en cuya ausencia, el 50% del electorado declara su tentaci¨®n de desertar de las urnas y uno de cada cinco de los votantes su intenci¨®n de optar por Beppe Grillo, un c¨®mico ¡°antisistema¡± fundador del Movimiento 5 Stelle (Cinco estrellas)?
Renzi ha desarrollado toda su campa?a bajo el eslogan del ¡°desguace¡± de la vieja carrocer¨ªa; Bersani, por su parte, se ha amparado en el del ¡°usado seguro¡±, horribles met¨¢foras tomadas del mercado del autom¨®vil. Pero en definitiva, el resultado es que, en lugar de los D¡¯Alema y de los Veltroni, efectivamente impresentables a estas alturas (de los que siempre se alaba su ¡°inteligencia¡±, por m¨¢s que hayan cometido todos los errores posibles a pesar de las inigualables oportunidades de ¨¦xito que la historia les ha ofrecido con tanta generosidad), entran en escena las segundas y las terceras filas de la nomenclatura, que de ¡°nuevo¡± respecto a sus predecesores tienen solo algo menos de edad y algo m¨¢s de mediocridad. Y una ambig¨¹edad en todos los temas cruciales que es digna de Libro Guiness de los r¨¦cords.
En Italia las emergencias (?desde hace veinte a?os por lo menos!) se llaman justicia, informaci¨®n y, desde el estallido de la crisis, trabajo. Empecemos por esto ¨²ltimo, pues es hoy la cuesti¨®n m¨¢s dram¨¢tica. ?Cu¨¢les son las propuestas alternativas de Bersani respecto a Monti, es decir, a la derecha europea, para salir de la crisis? Pr¨¢cticamente ninguna. Ciertas diferencias verbales, ¨²tiles para los esl¨®ganes electorales. Pero ning¨²n cambio de ruta en cuanto a la piedra angular del planteamiento del establishment: hacer recaer el peso de una pol¨ªtica de rigores sobre los trabajadores, los desempleados, los jubilados y los j¨®venes ¡°precarios¡±, sin menoscabar m¨ªnimamente los privilegios de los ricos y de los potentados, que en Italia est¨¢n ligados a menudo tambi¨¦n con la evasi¨®n fiscal, con la corrupci¨®n de la pol¨ªtica y hasta con ¡°gui?os¡± hacia la criminalidad organizada.
En cuanto a la justicia, la verdadera prima de riesgo italiana se llama d¨¦ficit de legalidad, un abismo que no solo contribuye a la destrucci¨®n del tejido social sino que ejerce de multiplicador para la crisis econ¨®mica, dado que el coste de la mano de obra se halla solo en tercer lugar entre los motivos que obstaculizan las inversiones en Italia, el primero y el segundo de los cuales son la ineficiencia burocr¨¢tica y la corrupci¨®n pol¨ªtica, cuyas sinergias (certezas inexistentes sobre la reglas, sobornos, competencia desleal, causas civiles que solo alcanzan sentencia al cabo de ocho a?os y medio¡) confluyen para desanimar hasta al m¨¢s weberiano de los emprendedores.
El monopolio electoral
Respecto a la informaci¨®n, mayor oscuridad no cabe. Ni la menor alusi¨®n al monstruoso monopolio de Berlusconi en la televisi¨®n comercial, ni a la necesidad de ¡°liberar¡± el servicio p¨²blico de la descarada ocupaci¨®n partidista.
En definitiva, en el pa¨ªs transalpino se siente cada vez con mayor urgencia la necesidad de una pol¨ªtica de ¡°justicia y libertad¡±, de una intransigente voluntad reformadora que conlleve una radical redistribuci¨®n de la renta en beneficio de las capas m¨¢s d¨¦biles de la poblaci¨®n, sin la cual no se reactivar¨¢ el consumo y la recuperaci¨®n de la productividad econ¨®mica seguir¨¢ siendo una utop¨ªa. Pero este sentimiento, tan profundamente difuso, no encuentra expresi¨®n o representaci¨®n posible en ¨¢mbito pol¨ªtico electoral. La ¨²nica fuerza organizada que ha hecho bandera de ello es el sindicato de los trabajadores del metal, la FIOM, la bestia negra del consejero delegado de la FIAT, Sergio Marchionne. Sindicato aut¨¦nticamente reformista, al que sin embargo, tanto Bersani como Renzi reh¨²yen como la peste, por m¨¢s que un sondeo semanal del programa televisivo de debates m¨¢s seguido por los votantes del centro-izquierda (uno de los poqu¨ªsimos no ¡°alineados¡± por lo dem¨¢s) est¨¦ coronando al l¨ªder de la FIOM, Maurizio Landini, como el oponente ideal contra la derecha de Monti (y/o de Berlusconi).
El monopolio electoral de la protesta queda, por lo tanto, en las manos, notablemente contradictorias y poco adecuadas, de Beppe Grillo y de su socio Casaleggio. El Movimiento 5 Stelle es, seg¨²n sus estatutos (?que se llaman ¡°no estatutos¡±!) una asociaci¨®n de la que Grillo y Casaleggio son expl¨ªcitamente propietarios. En teor¨ªa, las decisiones las toman los militantes en la web, pero en realidad la ¨²ltima palabra corresponde siempre a los dos ¡°amos¡±. El movimiento, a causa de ello, est¨¢ empezando a perder consenso, por m¨¢s que siga siendo, hoy por hoy, el ¨²nico cauce para el voto de protesta, y la partitocracia no deje de proporcionarle sistem¨¢ticamente propaganda gratuita con sus fechor¨ªas, de modo que en las elecciones de la pr¨®xima primavera podr¨ªa experimentar un aut¨¦ntico boom.
Paolo Flores d¡¯Arcais es fil¨®sofo y editor de la revista MicroMega.
Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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