Regular la eutanasia

Las tecnolog¨ªas m¨¦dicas pueden salvar muchas vidas, pero tambi¨¦n prolongar el sufrimiento y la agon¨ªa de forma innecesaria. Ocho de cada 10 franceses considera conveniente legislar sobre el derecho de los ciudadanos a morir con dignidad y acelerar, si es necesario, la llegada de la muerte. De acuerdo con este estado de opini¨®n, el Gobierno franc¨¦s ha anunciado que en los pr¨®ximos meses enviar¨¢ al Parlamento un proyecto legislativo para regular la ayuda al suicidio y la asistencia m¨¦dica en el final de la vida. Con esta decisi¨®n, Francia se dispone ahora a transitar un camino, el de la regulaci¨®n de la eutanasia, que hasta ahora han recorrido en Europa muy pocos pa¨ªses: B¨¦lgica y Holanda han reglamentado la eutanasia activa, mientras que Estonia y Suiza admiten la ayuda al suicidio.

El alcance de la regulaci¨®n se conocer¨¢ en los pr¨®ximos meses, pero tan relevante como el contenido de la ley es el camino seguido para consensuarlo. El presidente Fran?ois Hollande cre¨® hace seis meses una comisi¨®n interdisciplinar cuyo cometido era recopilar la informaci¨®n necesaria y facilitar una deliberaci¨®n p¨²blica serena y constructiva. Bajo la direcci¨®n de esta comisi¨®n se han celebrado debates en todo el pa¨ªs y se ha recogido la opini¨®n de decenas de expertos y personas que ten¨ªan algo que aportar. La comisi¨®n ha emitido un informe que propone regular la ayuda al suicidio y la asistencia m¨¦dica para acelerar el final de la vida en casos de enfermedad degenerativa en fase terminal e irreversible y siempre a petici¨®n del enfermo. La comisi¨®n considera que no hay a¨²n consenso para plantear la eutanasia activa ¡ªque un m¨¦dico pueda causar directamente la muerte de un enfermo a petici¨®n de este¡ª, pero s¨ª para que pueda facilitarle los medicamentos necesarios para poner fin a su vida. El Gobierno ha encargado ahora al Comit¨¦ Consultivo Nacional de Bio¨¦tica que proponga f¨®rmulas concretas de regulaci¨®n.

Se trata de una iniciativa y un procedimiento apropiados que ser¨ªa bueno emular al plantear asuntos que generan controversia. El miedo al coste electoral de debates de esta envergadura impide muchas veces abordar cambios legislativos con amplio consenso social, pero que no pueden expresarse pol¨ªticamente. El resultado es que las posiciones inmovilistas, aunque sean minoritarias, consiguen bloquear cualquier avance. El procedimiento seguido en Francia para abordar esta cuesti¨®n es un ejemplo a tener en cuenta.