La dificultad de ser Hillary Clinton en el a?o 2013
La secretaria de Estado de EE UU planea su vida para despu¨¦s del cargo Con el horizonte de una potencial candidatura a la presidencia para 2016, afronta el primer desaf¨ªo: reponerse al peso de su propio apellido
Imag¨ªnese que es usted una de las mujeres m¨¢s famosas del planeta, y est¨¢ sin trabajo por primera vez en d¨¦cadas. Le gustar¨ªa ganar dinero, pero no quiere descartar la posibilidad de ser candidata a presidenta. ?A qu¨¦ dedica entonces su tiempo?
En estos momentos, seg¨²n dicen sus colaboradores y amigos, el plan de Hillary Rodham Clinton es el siguiente: dejar el Departamento de Estado poco despu¨¦s de la investidura de Obama para su segundo mandato y retirarse a descansar y reflexionar sobre lo que quiere hacer los pr¨®ximos a?os. A quienes le han enviado invitaciones para distintos compromisos en 2013 les ha dicho que no se lo vuelvan ni a preguntar hasta abril o mayo.
A su marido y ella les gustar¨ªa comprarse una casa en los Hamptons o en el norte del estado de Nueva York, dicen varios amigos, y all¨ª Hillary Clinton tendr¨¢ por fin m¨¢s tiempo para sus actividades cotidianas, como hacer ejercicio (el verano pasado, entre una crisis mundial y otra, nadaba en una piscina a las seis de la ma?ana acompa?ada de un entrenador).
Es probable que aproveche la fundaci¨®n de su esposo como un lugar en el que refugiarse al menos de forma provisional, y est¨¢ pensando en escribir un nuevo libro; no un examen de su fallida campa?a presidencial de 2008, como hab¨ªa propuesto en una ocasi¨®n, sino un repaso m¨¢s positivo de su periodo como secretaria de Estado.
Por ahora, Clinton parece tener a su alcance unas posibilidades casi infinitas, y su nombre ha sonado en relaci¨®n con puestos llenos de prestigio: rectora de la Universidad de Yale, directora de la fundaci¨®n de George Soros. Pero ser Hillary Clinton nunca es sencillo, y los pr¨®ximos a?os, m¨¢s que un cheque en blanco, son una ecuaci¨®n con m¨²ltiples variables. Su situaci¨®n es ¨²nica y complicada: una mujer cuyo marido fue presidente, que est¨¢ en la cima de su influencia, que pronto perder¨¢ su cartera y a quiz¨¢ la inmediata favorita para las pr¨®ximas presidenciales (un t¨ªtulo que no le sirvi¨® de mucho la ¨²ltima vez).
Tal vez Clinton descubra que su libertad entra?a una enorme limitaci¨®n. Cuanto m¨¢s en serio se tome 2016, menos podr¨¢ hacer: nada de memorias sinceras en las que cuente todo lo que ha vivido; nada de clientes, comisiones ni puestos controvertidos que podr¨ªan causarle problemas. Estar¨¢ sometida a un escrutinio incluso mayor del que est¨¢ acostumbrada, y descubrir¨¢ qu¨¦ significa ser una ciudadana particular en la era de Twitter. Como a¨²n quedan cuatro a?os para las elecciones --en pol¨ªtica, una eternidad--, tendr¨¢ que cuidar y proteger su popularidad, y quiz¨¢ se encuentre en una especie de c¨®modo limbo, incapaz de tomar muchas decisiones sobre su vida hasta que no tome la m¨¢s importante: si piensa volver a intentar o no llegar a la Casa Blanca.
¡°Si una persona est¨¢ pensando en presentarse a las elecciones presidenciales, ?eso cambia todo lo dem¨¢s?¡±, pregunta el exgobernador Mario M. Cuomo de Nueva York, que durante un tiempo se plante¨® el mismo dilema y que tiene un hijo, el gobernador Andrew M. Cuomo, cuyas propias perspectivas pueden depender de lo que decida Clinton. ¡°S¨ª. Una vez que toma la decisi¨®n, todo lo dem¨¢s queda despejado¡±. Aun as¨ª, Hillary Clinton tiene que tomar de inmediato varias decisiones, que en opini¨®n de una veintena de colaboradores actuales y pasados son:
?Deber¨ªa volver a formar equipo con su marido?
El verano pasado, Bill Clinton expres¨® sus dudas sobre si su mujer se unir¨ªa a ¨¦l en la fundaci¨®n que lleva su nombre. ¡°Tiene que decidir lo que m¨¢s le conviene¡±, dijo en una entrevista. ¡°Quiz¨¢ sea mejor para ella y tenga m¨¢s repercusi¨®n que lleve a cabo sus propias actividades¡±.
La pregunta es delicada. El instante crucial de la carrera de Clinton se produjo en el a?o 2000, cuando, despu¨¦s de a?os de apoyar a su marido en campa?as electorales y cargos p¨²blicos, emprendi¨® una nueva trayectoria en solitario. ?Ser¨ªa un retroceso volver a unir fuerzas con ¨¦l? Muchos miembros de su equipo dicen que no. ¡°Es una persona respetada y admirada por sus propios m¨¦ritos¡±, dice Lissa Muscatine, su asesora desde hace mucho tiempo.
No obstante, algunos antiguos colaboradores dicen que es dif¨ªcil que Hillary pueda sentirse a gusto en la fundaci¨®n tal como funciona ahora. Est¨¢ organizada casi por completo en torno al expresidente, la dotaci¨®n es peque?a, e incluso sus partidarios reconocen que carece del nivel organizativo de, por ejemplo, la Fundaci¨®n Gates. El grupo ha tomado medias en este sentido en los ¨²ltimos tiempos, con el nombramiento de un nuevo responsable de recaudar fondos y m¨¢s participaci¨®n de Chelsea Clinton.
Clinton podr¨ªa trabajar all¨ª durante un tiempo, ¡°probar la estructura¡±, en palabras de un antiguo colaborador. As¨ª tendr¨ªa un sitio en el que acoger a sus asesores m¨¢s antiguos, los que se supone que se quedar¨¢n con ella. Y, al unirse a la organizaci¨®n de su marido, podr¨ªa ahorrarse todo el tiempo, el dinero y el esfuerzo que le costar¨ªa poner en marcha una propia, que en cualquier caso quiz¨¢ tendr¨ªa que disolver si se presenta en 2016.
?Deber¨ªa hacer lo que quiere o lo m¨¢s l¨®gico desde el punto de vista pol¨ªtico?
De todos los temas en los que Clinton ha trabajado desde hace a?os, el que m¨¢s pr¨®ximo siente es la necesidad de mejorar la condici¨®n de las mujeres y los ni?os en todo el mundo. Cuando era primera dama de Arkansas, llev¨® al doctor Muhammad Yunus, m¨¢s tarde premio Nobel de la Paz, para que creara un programa de micropr¨¦stamos en el estado. Ha convertido su mandato como secretaria de Estado en un argumento sostenido de que el bienestar de las mujeres es esencial para la seguridad y la estabilidad econ¨®mica, y ha promovido proyectos como las cooperativas l¨¢cteas en Malaui y las redes de apoyo para mujeres aut¨®nomas en India. Ahora, su deseo es ser ¡°activista profesional¡±, como dijo su hija a un periodista.
Ann Lewis, asesora suya desde hace mucho, dice lo mismo. ¡°En los ¨²ltimos cuatro a?os, ha visto en persona lo que puede contribuir a que cambie la vida de las mujeres y las ni?as¡±, dice.
Pero, aunque Clinton regrese del todo a sus ra¨ªces feministas y activistas, todav¨ªa no est¨¢ claro por d¨®nde empezar¨ªa: se trata de un tema difuso por naturaleza. Y una campa?a para conseguir que las cocinas sean m¨¢s seguras en China, por ejemplo, no es precisamente la forma m¨¢s clara de ganar votantes en Iowa, aparte de que su trabajo quiz¨¢ le har¨ªa entrar en cuestiones, como las relacionadas con la reproducci¨®n, que podr¨ªan ser delicadas.
Sin embargo, antiguos colaboradores de Clinton dice que de su campa?a de 2008 extrajo una lecci¨®n: cree que el pa¨ªs la ve con buenos ojos, y no solo a ella sino a las mujeres candidatas en general, cuando dan la impresi¨®n de estar haciendo cosas por los dem¨¢s, y no de buscar el poder por ambici¨®n personal. Seg¨²n esa l¨®gica, su inter¨¦s por ayudar a las mujeres pobres de todo el mundo no le har¨ªa da?o pol¨ªticamente en 2016 e incluso podr¨ªa a?adir lustre a su imagen actual de una pol¨ªtica que est¨¢ por encima de la pol¨ªtica.
Sus excolaboradores tambi¨¦n est¨¢n de acuerdo en que durante los primeros meses de su campa?a anterior fue demasiado precavida y se perjudic¨® a s¨ª misma ocultando sus verdaderas pasiones. Independientemente de que se presente o no, decirle a Hillary Clinton que no se ocupe de las mujeres ser¨ªa como ¡°decir a Al Gore que no hable del medio ambiente¡±, dice Paul Begala, viejo asesor de Bill Clinton. (Gore no siempre destac¨® sus conocimientos sobre el tema en la campa?a del 2000, y m¨¢s tarde se vio que eso hab¨ªa sido poco afortunado.)
?Cu¨¢l es la manera m¨¢s digna que puede tener de ganar dinero?
Llamarse Clinton sale caro, y, cuando deje de ser secretaria de Estado, querr¨¢ seguir teniendo un equipo y la posibilidad de viajar en avi¨®n privado, dicen amigos suyos. A los Clinton --que ya poseen lujosos hogares en Washington y Chappaqua, cerca de Nueva York-- les encanta alquilar una casa en los Hamptons en verano, y si se compraran una en la zona les podr¨ªa costar varios millones de d¨®lares. Aunque los amigos de Hillary dicen que podr¨ªa ganar mucho dinero en un bufete de abogados, asesorando a otros pa¨ªses sobre riesgos geopol¨ªticos, en un banco de inversiones o en un fondo de capital privado, ninguno de esos trabajos quedar¨ªa bien probablemente en una campa?a presidencial.
En lugar de eso, se espera que Clinton acepte lucrativas ofertas como conferenciante --tal vez incluso apariciones conjuntas con su marido, que podr¨ªan alcanzar unos precios incre¨ªbles-- y escriba uno o varios libros. Despu¨¦s de su derrota en 2008, estuvo a punto de firmar un contrato con su vieja editorial, Simon & Schuster, para escribir un libro sobre su campa?a fallida, por algo menos de los 8 millones de d¨®lares de adelanto que hab¨ªa obtenido por sus memorias de 2003, Historia viva, seg¨²n una persona que intervino en las negociaciones. En las reuniones para hablar del libro, recuerda esa persona, se mostr¨® muy cr¨ªtica con Obama. Pero entonces ¨¦l le ofreci¨® formar parte de su gabinete, y ahora no est¨¢ claro si alguna vez dir¨¢ lo que piensa de verdad sobre aquellas elecciones.
?Qu¨¦ debe hacer ante las constantes especulaciones sobre 2016?
En su anterior campa?a presidencial, Clinton proclam¨® su candidatura casi dos a?os antes de las elecciones, pero luego pens¨® que no hab¨ªa sido acertado, porque hizo que la campa?a pareciera interminable, seg¨²n varios antiguos colaboradores que insin¨²an que si volviera a presentarse esperar¨ªa mucho m¨¢s a anunciarlo.
Ahora, la disciplinada Hillary Clinton no deja de repetir lo mismo en p¨²blico y en privado: no se va a presentar. Es lo que le dijo al premio Nobel Elie Wiesel, seg¨²n cont¨® ¨¦l tras una cena con la famiilia Ciinton. Otras personas cercanas a ella subrayan que nadie sabe nada en un sentido ni en otro, ni siquiera la propia Clinton. ¡°Desconfiemos de quienes pretenden saber la verdad¡±, dice Philippe Reines, su portavoz en el Departamento de Estado.
No obstante, Bill Clinton no puede resistirse a veces a dise?ar verbalmente otra campa?a para su mujer, dice un amigo que ha estado hace poco con ¨¦l. ¡°Todo parece indicar que a ¨¦l le gustar¨ªa que ella se presentara¡±, dice ese amigo.
Las especulaciones no dejan de tener sus ventajas. Si Clinton no se presenta, ser¨¢ una figura muy respetada con un historial de grandes logros; si se presenta, tiene a su favor haber vivido en la Casa Blanca y su potencial hist¨®rico. ¡°Nadie que se relacione con Hillary Clinton la ve como una persona que se dirige hacia su ocaso¡±, dice Reines.
Con informaciones de Michael Barbaro y Amy Cozick.
? 2012 New York Times News Service. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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