Con una pensi¨®n de 100.000 euros al d¨ªa, Berlusconi cierra el juicio con su exmujer
El ex primer ministro deber¨¢ pagar tres millones de euros al mes a Veronica Lario Tras tres a?os de batallas judiciales, la pareja por fin sellar¨¢ su divorcio
A la espera de otras sentencias (como aquella por instigaci¨®n a la prostituci¨®n de menores pendiente en el Tribunal de Mil¨¢n), Silvio Berlusconi acaba de zanjar por lo menos una de sus cuentas con la justicia: la del cheque que le corresponde a su exmujer. Veronica Lario recibir¨¢ ni m¨¢s ni menos que 100.000 euros al d¨ªa como pensi¨®n alimenticia, lo que se traduce en tres millones de euros al mes y 36 al a?o. As¨ª de desorbitado es el importe que el ex primer ministro italiano deber¨¢ ingresar a la actriz, pero que le permitir¨¢ mantener la propiedad de Villa Belvedere, que tiene un valor de casi 80 millones y est¨¢ ubicada a las afueras de Mil¨¢n.
Tras una batalla legal que ha durado tres a?os, se cierra el juicio de la separaci¨®n no consensual entre Berlusconi y Lario. As¨ª lo ha establecido una sentencia de la novena secci¨®n de lo civil del tribunal de Mil¨¢n, depositada durante las actuales navidades para intentar esquivar los clamores. El c¨¢lculo de la suma que anterior mandatario italiano est¨¢ obligado a pagar a su exc¨®nyuge de ahora en adelante considera el hecho de que Lario no obtiene la propiedad de ninguno de los bienes inmuebles que posee su adinerado exmarido. Sin embargo, cada c¨¦ntimo del cheque le pertenecer¨¢ a ella, ya que todos los hijos de la pareja son mayores de edad.?
Lario, cuyo verdadero nombre es Miriam Raffaella Bartolini, de 56 a?os, pidi¨® el divorcio el 3 de mayo de 2009. En ese momento, la exactriz consideraba que ten¨ªa derecho a recibir 43 millones de euros al a?o, pero Berlusconi fij¨® su oferta en 300 mil euros al mes. Estall¨®, entonces, una guerra entre los abogados de ambos miembros de la pareja. Ella tuvo incluso que dejar la Villa Belvedere, donde viv¨ªa con dos de los tres hijos de Berlusconi (Eleonora, de 28 a?os, y Luigi, de 26), ya que no se le reconoci¨® alg¨²n derecho sobre la mansi¨®n.
Lazos rotos
La relaci¨®n entre ambos por aquella ¨¦poca ya estaba desgastada en el plano sentimental y personal. ?l viv¨ªa en Roma y ella en las afueras de Mil¨¢n despu¨¦s de un lazo de casi treinta a?os. La pareja se conoci¨® en 1980 y se cas¨® por lo civil el 15 de diciembre de 1990.
El principio del final del matrimonio no fue nada discreto. Lario, que siempre se mantuvo alejada de los focos y ni siquiera acud¨ªa a los actos oficiales que en teor¨ªa requieren la presencia de la primera dama, decidi¨® quitarse las espinas de forma p¨²blica. La ma?ana del 28 de abril, la exactriz ley¨® en La Repubblica que en unas noches antes, en Casoria, cerca de N¨¢poles, su entonces marido hab¨ªa asistido al 18 cumplea?os de una tal Noemi Letizia, una guapa estudiante de publicidad que so?aba con una carrera en el mundo del espect¨¢culo y, sobre todo, muy joven.
En el texto, la chica llamaba a Berlusconi con el apodo de Papi y contaba a los periodistas (aprovechando su momento de notoriedad) que conoc¨ªa al pol¨ªtico hac¨ªa tiempo y que a menudo le visitaba en Roma ¡°porque ¨¦l, pobrecito, trabaja mucho y no siempre puede bajar hasta N¨¢poles¡±. Es en ese momento cuando Lario dice basta. Y decide comunicarlo mediante una nota de prensa que env¨ªa a la agencia Ansa. Pero la despechada esposa no solo tiene claro que es la hora de acabar con su matrimonio, sino tambi¨¦n con las ¡°v¨ªrgenes que se le ofrecen al drag¨®n¡±, con la ¡°chusma pol¨ªtica¡± que las elige como candidatas a las inminentes elecciones europeas, con "la extra?a alquimia del pa¨ªs que todo le concede y todo le justifica a su emperador¡±.
Al leer esas palabras, Berlusconi se enfurece y las velinas salen de las listas electorales. (En ese momento, precisamente, se cortaron tambi¨¦n las ambiciones pol¨ªticas de la actual prometida del magnate, Francesca Pascale, de 28 a?os y 49 menor que ¨¦l). El matrimonio se rompi¨® entonces sin vuelta atr¨¢s. Y hoy, tres a?os m¨¢s tarde, llega a trav¨¦s del juez la confirmaci¨®n de que la cuesti¨®n est¨¢, por fin, zanjada.
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