Cenizas sin apagar
Hirschman mostr¨® la tiran¨ªa del ¡®statu quo¡¯ desde un alineamiento distinto al de Friedman
A mediados de este mes ha muerto Albert Hirschman, un gran economista del siglo XX, otro maestro nonagenario de la saga de los Samuelson o Galbraith, que llegaron a casi una centuria de existencia. Aunque mucho menos conocido que los anteriores, los estudios de Hirschman sobre la econom¨ªa del desarrollo han tenido una enorme influencia, sobre todo en su dimensi¨®n latinoamericana. Nacido en Berl¨ªn, trabaj¨® la mayor parte de su vida en Estados Unidos, con incursiones de asesor¨ªa en Colombia y, antes, en la Espa?a de la Guerra Civil, en la que estuvo junto a las Brigadas Internacionales. No es anecd¨®tico que casi toda su obra haya sido traducida en el Fondo de Cultura Econ¨®mica (FCE), la editorial mexicana a la que nunca agradeceremos lo suficiente sus esfuerzos en la divulgaci¨®n de las ciencias sociales.
Uno de los libros centrales y m¨¢s incisivos de Hirschman fue Ret¨®ricas de la intransigencia, del a?o 1991. Cuando el mundo saboreaba la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y del socialismo real, nuestro economista, interdisciplinar, llam¨® la atenci¨®n sobre las murallas que permanec¨ªan intactas y las brechas que se profundizaban, sobre todo en t¨¦rminos de desigualdad.Hirschman se hab¨ªa apoyado en el triple concepto de ciudadan¨ªa de Marshall: ciudadan¨ªa civil (los derechos individuales), ciudadan¨ªa pol¨ªtica (el derecho de todo hombre a elegir a sus representantes o ser elegido) y ciudadan¨ªa social (el m¨ªnimo de bienestar econ¨®mico conforme a los est¨¢ndares de cada tiempo y el derecho a compartir la herencia social).
Frente a este triple ciudadano se opon¨ªan las tres tesis reactivo-reaccionarias que tanto han aumentado en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas: la tesis de la perversidad, seg¨²n la cual toda acci¨®n deliberada para mejorar alg¨²n rasgo del orden pol¨ªtico, social o econ¨®mico solo sirve para agudizar la situaci¨®n que se pretende remediar. La tesis de la futilidad sostiene que las tentativas de transformaci¨®n social ser¨¢n inv¨¢lidas ya que no logran ¡°hacer mella¡±. Y la tesis del riesgo, que arguye que los costes de los cambios o de las reformas propuestas son siempre demasiado altos, dado que ponen en peligro algunos logros previos y apreciados.
El resultado de estas tres tesis reaccionarias es la defensa de un statu quo crecientemente injusto, solo movible por el mero despliegue del tiempo. Toda ingenier¨ªa social y pol¨ªtica contribuye a cambiar el modelo natural de las cosas. Hirschman opon¨ªa argumentos de activismo a cada una de las ret¨®ricas de la intransigencia: no llevar a cabo lo necesario para la transformaci¨®n de las cosas traer¨¢ consecuencias desastrosas; las nuevas y las viejas reformas se refuerzan mutuamente, y los movimientos de mejora est¨¢n respaldados por poderosas fuerzas hist¨®ricas que ya est¨¢n en marcha, por lo que lo verdaderamente f¨²til ser¨ªa oponerse a ellos.
No dejen de leer a Hirschman, ni siquiera ahora que ha desaparecido casi en la clandestinidad. Como su propia obra
No dejen de leer a Hirschman, ni siquiera ahora que ha desaparecido casi en la clandestinidad. Como su propia obra.
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