Energ¨ªa femenina
Estas nueve mujeres dirigen las compa?¨ªas tecnol¨®gicas m¨¢s poderosas de Espa?a Son una excepci¨®n en un sector en el que las mujeres han estado ausentes
Con un poco de suerte, dentro de unos a?os este reportaje no tendr¨¢ sentido. Ser¨¢ una an¨¦cdota trasnochada. Hoy, sin embargo, todav¨ªa supone un acontecimiento que nueve mujeres est¨¦n al frente de algunas de las multinacionales tecnol¨®gicas m¨¢s potentes, eficientes e innovadoras de nuestro pa¨ªs. Y m¨¢s a¨²n cuando las mujeres no solo siguen estando ausentes de los centros de decisi¨®n de la industria tecnol¨®gica, un sector que les ha estado tradicionalmente vedado (seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, solo el 22,4% de sus empleados en Espa?a son de ese sexo), sino, por extensi¨®n, de la mayor¨ªa de las grandes corporaciones, con sus puestos ejecutivos copados por hombres como un legado at¨¢vico dif¨ªcil de corregir.
No es f¨¢cil ser mujer y ejecutiva. Mucho menos en el sector tecnol¨®gico, un territorio de machos donde se las observa con reticencia; un negocio vertiginoso, competitivo hasta la dentellada y que exige resultados inmediatos, donde una decisi¨®n equivocada provoca que una compa?¨ªa se quede atr¨¢s, pierda millones y tal vez no vuelva a recuperarse. A medida que se suben escalones, la cuota femenina disminuye. Seg¨²n un estudio de 2010 del Instituto Ferial de Madrid (Ifema) titulado Mujer profesional y sectores econ¨®micos, ¡°la presencia de las mujeres en las empresas TIC (tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y las comunicaciones) va disminuyendo seg¨²n se incrementa la categor¨ªa profesional. As¨ª, en puestos operativos representan el 40%; en t¨¦cnicos, el 24%; en mandos intermedios, el 20%, y en direcci¨®n, el 11%¡±.
Para ingresar en ese selecto club de altos cargos una mujer debe demostrar que no hay nadie mejor. Que sus hijos no le van a quitar ni un segundo de entrega. Que su compromiso con la compa?¨ªa es pleno. Que no flaquear¨¢. No se admiten fisuras. No se perdona el error. Ni tampoco que se las note la ambici¨®n. Tres de las ejecutivas tecnol¨®gicas de este reportaje dan, desde su experiencia, testimonios sobre la dificultad de la ascensi¨®n de las mujeres a la cima empresarial. La primera, Mar¨ªa Jos¨¦ Miranda, directora general de la multinacional americana NetApp: ¡°Como cargo medio nunca me sent¨ª discriminada por ser mujer; incluso en el departamento comercial ten¨ªa ventajas, porque coincid¨ªa que el cliente era siempre hombre y vend¨ªas y cumpl¨ªas objetivos. Pero cuando llega el momento de acceder a los puestos de direcci¨®n, la cosa cambia. Ya no eres tan valiosa. Para ocupar un cargo entran en juego factores de selecci¨®n m¨¢s subjetivos que los del trabajo del d¨ªa a d¨ªa. Cuanto m¨¢s alto es el puesto a cubrir, la mujer deja de golpe de ser tan buena como era. Al hombre se le supone la val¨ªa y la mujer tiene que demostrar, sin atajos, que vale. Los hombres se venden mejor y se protegen m¨¢s. Se entrenan para ser jefes. Tienen unas redes a las que no tenemos acceso. Para una mujer, llegar a lo m¨¢s alto es agotador y depende de sus fuerzas¡±. ¡°El nivel de exigencia hacia las mujeres en las compa?¨ªas ha sido alt¨ªsimo¡±, explica Rosal¨ªa Portela, consejera delegada de la compa?¨ªa espa?ola de telecomunicaciones Ono. ¡°Las que llegan arriba son buen¨ªsimas, y eso no siempre ocurre con los hombres; en los puestos directivos no hay mujeres mediocres por la criba de barreras que han tenido que superar durante toda su carrera hasta llegar al umbral de los puestos ejecutivos. La mujer necesita probar m¨¢s cosas, pasar m¨¢s tiempo, ofrecer m¨¢s seguridades. En muchas compa?¨ªas, por cada jefa mediocre te saco 40 t¨ªos mediocres¡±. Mar¨ªa Gara?a, presidenta de Microsoft, es escueta y demoledora: ¡°Las mujeres est¨¢n sobrecargadas e infrapromocionadas. Las que llegan arriba tienen unas caracter¨ªsticas comunes: son luchadoras, tienen confianza en s¨ª mismas y, detr¨¢s, una red que las soporta y empuja¡±.
En Espa?a solo una empresa del IBEX 35 est¨¢ dirigida por una mujer, Ana Mar¨ªa Llopis, presidenta de la cadena de distribuci¨®n DIA, ingeniera por Berkeley
Entre las supercorporaciones del Ibex 35, solo una est¨¢ dirigida por una mujer (Ana Mar¨ªa Llopis, presidenta de la cadena de distribuci¨®n DIA, ingeniera de Materiales por la Universidad de Berkeley y experta en el universo Internet) y menos del 12% de los miembros de sus consejos son mujeres. No es un hecho limitado a Espa?a, donde hace un siglo una mujer no pod¨ªa acceder a la universidad; hasta mediados de los setenta no pod¨ªa ser juez ni diplom¨¢tica; ministra, hasta 1981, y hasta finales de los ochenta, ni siquiera militar (una profesi¨®n a la que estaban ligadas las ingenier¨ªas y la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada); el ¨²ltimo ¨ªndice Fortune 500, que re¨²ne a las grandes compa?¨ªas estadounidenses por volumen de ventas, muestra que solo 19 cuentan con mujeres al frente (un 3,8% del total), de las que 4 son tecnol¨®gicas: Yahoo, Xerox, Hewlett Packard e IBM. Otros estudios, como el realizado por la especialista en tecnolog¨ªa de The Wall Street Journal Kara Swisher en su blog All things digital, se?alan un hecho a¨²n m¨¢s parad¨®jico: algunas de las nuevas compa?¨ªas tecnol¨®gicas de Silicon Valley (como Twitter, Zynga, Groupon y la misma Facebook hasta hace solo tres meses), que juegan con el llamado efecto California como herramienta de marketing (basado en la id¨ªlica imagen de diversidad, modernidad, talento y estilo de vida relajado propio de esa regi¨®n de Estados Unidos donde se produjo el Big Bang de las nuevas tecnolog¨ªas), carecen, por el contrario, de mujeres en su comit¨¦s ejecutivos. En el resto de compa?¨ªas punteras del sector puntocom, las mujeres apenas alcanzan un 20% de los puestos de decisi¨®n: Apple tiene una consejera entre siete miembros; Amazon, una de ocho; Google, dos de nueve, y Facebook, una de siete (lo curioso es que el 71% de las usuarias diarias de esta red social son mujeres y a ellas est¨¢n dirigidas la mayor¨ªa de las campa?as de publicidad emitidas por esa plataforma). Para terminar, los datos de la Administraci¨®n de Estados Unidos son concluyentes: ¡°Aunque las mujeres son el 48% de la masa laboral en Estados Unidos, solo representan el 24% de la mano de obra en los sectores de la ciencia, la tecnolog¨ªa, la ingenier¨ªa y las matem¨¢ticas¡±.
¡°Lo cual supone que esas empresas est¨¢n desperdiciando una fuerza de trabajo e innovaci¨®n de la que no podemos prescindir¡±, explica Rosa Garc¨ªa, matem¨¢tica y presidenta de Siemens. ¡°Las empresas que no sean capaces de apoyar y promocionar a las mujeres se van a convertir en dinosaurios. Hoy, el secreto del ¨¦xito es la innovaci¨®n y se basa en personas: necesitas el grupo m¨¢s diverso y flexible posible, que refleje la sociedad para la que trabajamos. No podemos prescindir de nadie. Hay dos tipos de directivos, el que busca la diversidad y el que tiene miedo al diferente. Ese est¨¢ condenado al fracaso. Si prescindes de las mujeres, de esa parte de la fuerza laboral, de sus buenas cabezas, de su talento y creatividad, quiere decir que no tienes a los mejores, y si no tienes a los mejores, especialmente en tecnolog¨ªa, fracasas¡±, concluye Rosa Garc¨ªa. Precisamente eso es lo que est¨¢ pasando en la industria tecnol¨®gica. Algunos comentaristas ya tachan al sector como machista. Los datos de Francia o Reino Unido son calcados.
Si miramos en direcci¨®n a las carreras universitarias t¨¦cnicas, que parecen la cantera natural para nutrir los puestos de direcci¨®n del sector tecnol¨®gico, encontramos un paisaje igual de desolador. En nuestro pa¨ªs, las mujeres no llegan a un tercio de las personas matriculadas en las distintas ingenier¨ªas. Una cifra que aumenta hasta superar el 50% en el caso de Arquitectura, Agr¨®nomos y Montes, desciende en Telecomunicaciones y Dise?o y toca fondo, con solo un 20% de alumnas, en los estudios superiores de Inform¨¢tica. Es el ¨²ltimo feudo masculino, con su aroma a j¨®venes p¨¢lidos y solitarios con chanclas y sudadera a lo Mark Zuckerberg (el veintea?ero y ultramillonario fundador de la red social Facebook), que teclean abstractos c¨®digos de madrugada en sus ordenadores rodeados de envases vac¨ªos de pizza y responden al peyorativo apelativo de nerd (que se otorga a los frikis de la inform¨¢tica).
"Las mujeres est¨¢n en este pa¨ªs sobrecargadas de trabajo e infravaloradas profesionalmente", afirma Mar¨ªa Gara?a, presidenta de Microsoft
En la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid (la gran factor¨ªa de formaci¨®n tecnol¨®gica de nuestro pa¨ªs), con m¨¢s de 10.000 alumnas en sus aulas, solo una de sus 20 escuelas, la de Arquitectura T¨¦cnica, est¨¢ dirigida por una mujer. La citada universidad nunca ha tenido una rectora, lo cual no es de extra?ar si se piensa que la primera ingeniera de Telecomunicaciones de nuestro pa¨ªs obtuvo el t¨ªtulo en 1965; la primera de Caminos, en 1973; la primera de Aeron¨¢uticos, en 1974, y la primera de Navales, en 1976. Durante la d¨¦cada de los setenta, en la que estall¨® la revoluci¨®n de la era de la informaci¨®n (con Microsoft, creada en 1975, y Apple, en 1976, al frente), la media de las alumnas de ingenier¨ªa en Espa?a nunca super¨® el 4%. En algunas escuelas no hab¨ªa ni ba?os para mujeres. Un chascarrillo machista afirmaba que solo iban a ingenier¨ªa las poco agraciadas. No fue sencillo para las pioneras. Ninguna tir¨® la toalla. Es el caso de Emma Fern¨¢ndez, hoy directora general de Indra, que lleg¨® a Telecomunicaciones en 1981: ¡°De las 180 personas que terminamos en mi promoci¨®n, nueve ¨¦ramos chicas. Entre nosotras hubo pocos abandonos; est¨¢bamos muy convencidas de lo que est¨¢bamos haciendo. Meterme seis a?os all¨ª entre hombres fue una decisi¨®n muy meditada. Mis padres quer¨ªan que fuera maestra y hacerme ingeniera era una ruptura con el guion. Hasta ese momento est¨¢bamos destinadas a hacer cosas que reforzaban nuestro rol en la sociedad: cuidar ni?os y ancianos; magisterio o farmacia. Con aquella elecci¨®n, la primera de mi vida, me convert¨ª en una trasgresora. Fue una cuesti¨®n de curiosidad, me hice ingeniera para entender el mundo. Mis compa?eras y yo est¨¢bamos convencidas de lo que hac¨ªamos; era una apuesta muy s¨®lida de futuro. Es cierto que las empresas tecnol¨®gicas no han sabido atraer a las mujeres, ni con sus f¨®rmulas de reclutamiento ni de ascensos. Hoy, comenzamos a tener claro que hay que aprovechar ese 50% de fuerza laboral. Aqu¨ª no sobra nadie. La mujer debe poder ser madre y seguir trabajando. La sociedad necesita sus hijos y su trabajo. El feminismo no es una moda es una clave¡±.
Mar¨ªa Jos¨¦ Miranda recuerda que cuando inici¨® la carrera de Inform¨¢tica en 1975, ¡°viv¨ªamos la edad de piedra de los ordenadores, todav¨ªa hab¨ªa tarjetas perforadas y compu?tadoras del tama?o de una habitaci¨®n; ¨¦ramos tres chicas de 60 alumnos. Yo no sab¨ªa muy bien lo que era Inform¨¢tica, mi padre quer¨ªa que hiciera Industriales, pero a m¨ª me seduc¨ªa aquello tan misterioso y, a la larga, me ha dado la posibilidad de entrar en un sector atractivo, bien pagado y de futuro. Hoy no ser¨ªa justo negar a las j¨®venes el acceso a esos nuevos campos de conocimiento y, en definitiva, de igualdad econ¨®mica¡±.
Datos similares de esa falta de paridad nos llegan de las universidades de Estados Unidos, la naci¨®n en la que surgieron las m¨¢s importantes empresas y centros de investigaci¨®n tecnol¨®gicos (desde IBM, en 1911, o Hewlett-Packard, en 1939) y donde, sin embargo, menos del 20% de las personas matriculadas en escuelas de ingenier¨ªa y ciencias de la computaci¨®n son del sexo femenino. Parece que el modelo Zuckerberg, popularizado en la pel¨ªcula La red social, que muestra a los nerd concentrados en sus ordenadores mientras sus compa?eras bailan en ropa interior, ha servido de repelente a la hora de atraer a las j¨®venes americanas a las facultades tecnol¨®gicas, especialmente a las relacionadas con las ciencias de la computaci¨®n, que detectan como algo de hombres, con un futuro aburrido, oscuro, poco social y alejado de la realidad. Nuria Oliver, directora cient¨ªfica del ?rea Multimedia de Telef¨®nica I+D, que estudio Telecomunicaciones y fue elegida la mejor estudiante en nuestro pa¨ªs en 1994, describe c¨®mo en los grandes templos de la investigaci¨®n tecnol¨®gica en los que ha trabajado, tanto en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT), en Boston, en cuyo Media Lab hizo su doctorado, como en los laboratorios de la multinacional Microsoft en Redmond, ¡°todos mis compa?eros, profesores y jefes eran hombres. Gente en general muy rara, muy centrada en su trabajo, con muy poca inteligencia emocional; nunca me sent¨ª discriminada hasta que me qued¨¦ embarazada y me sorprend¨ª cuando me di cuenta de que mis compa?eros y yo no ¨¦ramos iguales. Fue despertar a la realidad, un impacto tremendo, ver c¨®mo me afectaba f¨ªsica y mentalmente un embarazo y lo poco que les afectaba a ellos cuando sus parejas se quedaban embarazadas¡±.
Para Rosa Garc¨ªa, presidenta de Siemens en Espa?a, "si prescindes de las mujeres no tienes a los mejores"
?C¨®mo afecta un embarazo a una carrera profesional? Ocho mujeres de este reportaje tienen hijos; algunas tres. Y siguen adelante. Cuesti¨®n de organizarse. Y de formar un equipo con su pareja. Y dejar la mala conciencia de lado. Mar¨ªa Jos¨¦ Talavera, licenciada en Inform¨¢tica y directora general de la empresa americana VMware, explica su experiencia: ¡°Nunca he deseado algo tanto como tener un hijo y nunca he sentido que haya frenado mis posibilidades profesionales. Estar con mi hija me ha hecho m¨¢s humana, abierta, generosa y mejor persona. Y eso lo transmites a tus clientes y a tu equipo. Escuchas, te haces m¨¢s flexible, te organizas mejor y aprendes a priorizar y enfrentarte a situaciones inesperadas. Resumiendo, adquieres muchas de las cualidades que tiene que tener una directiva¡±. Irene Cano, directora de Facebook aporta su opini¨®n: ¡°Puedes tener a veces complejo de culpa por no estar tanto tiempo con ellos como quisieras, pero si eres feliz con lo que haces, con tu trabajo, eso tambi¨¦n se lo transmites a tus hijos. Y si eres feliz en casa lo transmites en tu trabajo. Cuando est¨¢s ascendiendo en una empresa tecnol¨®gica, donde todo es inmediato, nunca parece un buen momento para quedarte embarazada. ?Si est¨¢s a punto de ascender, qui¨¦n para un a?o? Yo creo que no te lo tienes que plantear: quieres o no quieres. Las t¨ªas, cuando planifican que quieren tener un hijo, levantan el pie del pedal. Y a lo mejor no viene, y tarda tres a?os en quedarse embarazada, pero ya ha frenado y est¨¢ fuera, y ha aparcado su ambici¨®n profesional. Si quieres un hijo, no te lo pienses, tenlo¡±.
M¨¢s all¨¢ del optimismo de Cano y Talavera, los datos son tozudos y dicen que el tema de la natalidad a¨²n no ha sido solucionado en el mundo de la empresa. Un reciente informe de la Universidad de Harvard concluye que si una mujer tiene un hijo, sus posibilidades de ser contratada cae un 79%; tiene la mitad de posibilidades de ser ascendida, y su salario se puede reducir en torno a 10.000 euros al a?o.
Las mujeres han estado apartadas del mundo t¨¦cnico por una confusa mezcla de factores gen¨¦ticos, ambientales y educacionales de dif¨ªcil constataci¨®n. Y Espa?a, por si fuera poco, ha permanecido hist¨®ricamente al margen de la investigaci¨®n y la tecnolog¨ªa. ¡°No hay que olvidar que aqu¨ª no se inici¨® ni de lejos la Revoluci¨®n Industrial¡±, explica Emma Fern¨¢ndez. ¡°Aqu¨ª no hay tradici¨®n tecnol¨®gica y menos entre las mujeres¡°. A partir de ah¨ª, las j¨®venes que iniciaban sus estudios universitarios durante las ¨²ltimas d¨¦cadas han visto en las carreras t¨¦cnicas un mundo abstracto y poco atrayente, nutrido de valores, c¨®digos y figuras masculinas. Sin profesoras. Sin modelos femeninos. Sin hero¨ªnas. Sin referencias p¨²blicas de investigadoras o ingenieras cuyo trabajo y personalidad haya trascendido al gran p¨²blico. ¡°Necesitamos referentes que hagan so?ar a las ni?as; en Espa?a, todas podemos dar el nombre de tres futbolistas, pero el de ninguna presidenta de una empresa, una ingeniera o una arquitecta. Necesitamos picar la curiosidad de las mujeres, que conozcan este mundo tecnol¨®gico, que nos conozcan a nosotras. Nuestra obligaci¨®n es darnos a conocer y tirar del carro¡±, dice Rosa Garc¨ªa.
Durante los ¨²ltimos 70 a?os, la historia no ha vuelto a dar otro icono femenino unido a la ciencia como madame Curie. Los padres tampoco han animado a sus hijas adolescentes a convertirse en ingenieras. Prefer¨ªan que estudiaran algo relacionado con las humanidades o las ciencias de la salud. Era m¨¢s femenino. Ni siquiera los profesores de ense?anza media, en un pa¨ªs donde las matem¨¢ticas siempre se han ense?ado mal, las han animado en muchos casos a dar el paso. Las mujeres de este reportaje reconocen que cuando entraron en la universidad no sab¨ªan d¨®nde se met¨ªan. No hab¨ªan visto un ordenador en la vida. No eran frikis tecnol¨®gicas: hab¨ªan jugado con mu?ecas y prefer¨ªan el teatro, la gimnasia o salir de vinos a la tecnolog¨ªa. Sin embargo, ten¨ªan curiosidad, ansias de saber, ganas de cambiar el mundo y hambre de independencia. Su decisi¨®n fue una mezcla de valent¨ªa e intuici¨®n. Tras d¨¦cadas de trabajo, alcanzaron la cumbre. No les gusta hablar en primera persona de los malos momentos que han vivido; las reuniones rodeadas de hombres (¡°las ¨²nicas mujeres en las compa?¨ªas eran las secretarias¡±, recuerda Rosal¨ªa Portela); los chistes de mal gusto; la exclusi¨®n del f¨²tbol y las cervezas; las ternas para ascensos donde nunca hab¨ªa una mujer, y esa discriminaci¨®n et¨¦rea que se concretaba en preguntas como: ¡°?Pero cu¨¢ndo te vas a casar?¡±, ¡°?pero cu¨¢ndo vas a tener un ni?o?¡±, ¡°?no te da pena dejarle solo en casa con la chica?¡±.
Blanca Lle¨®, de 53 a?os, es la primera catedr¨¢tica de Proyectos (una asignatura clave de la carrera de Arquitectura) en el siglo y medio de historia de la ense?anza universitaria de esta disciplina en Espa?a. Ha sido un largo camino. Fue disc¨ªpula de Francisco Javier S¨¢enz de Oiza y de Rafael Moneo. Cuando le pregunto por qu¨¦ las mujeres no han accedido durante d¨¦cadas a las carreras t¨¦cnicas y menos a¨²n a sus puestos ejecutivos, me contesta: ¡°En este tipo de carreras, el modelo de identificaci¨®n siempre ha sido masculino, un se?or con corbata y, a menudo, mayor. Al no haber mujeres, al no haber profesoras ni referentes, las mujeres ve¨ªan ese mundo como algo ajeno; no ten¨ªa espejos donde mirarse; el poder pasaba de hombres a hombres, y cuando una mujer lograba forjar la dif¨ªcil relaci¨®n de maestro-disc¨ªpula, clave en la transmisi¨®n de conocimientos, sus compa?eros la ridiculizaban diciendo que era ¡®la ni?a bonita de tal profesor¡¯. Hemos estado solas¡±. La tambi¨¦n arquitecta Mercedes del R¨ªo, la ¨²nica mujer que dirige una escuela (la de Arquitectura t¨¦cnica) en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, incide en esa ausencia de referencias femeninas: ¡°Yo me decid¨ª a saltar al ruedo para dirigir esta escuela despu¨¦s de entrar en la Asociaci¨®n de Investigadoras y Tecn¨®logas (AMIT), que reun¨ªa a mujeres de varias disciplinas t¨¦cnicas. Eran un modelo a seguir, una red, las referencias son fundamentales para que saltemos al ring. Compartir mi visi¨®n del mundo con ellas, saber que alguien te respalda, me dio fuerza para presentarme a las elecciones a directora. Las mujeres tienen la creencia ancestral de estar limitadas para ciertas actividades tecnol¨®gicas; piensan que es algo de hombres. Y muchas veces la familia es la principal causa de esa indecisi¨®n y falta de autoestima. Las que estamos en puestos de decisi¨®n tenemos que hac¨¦rselo conocer desde ni?as y ejercer influencia para que sigan adelante¡±.
"Cuando nosotras empezamos", dice Rosal¨ªa Portela, "las ¨²nicas mujeres en las empresas eran las secretarias"
Estas nueve mujeres son, como define una de ellas, Helena Herrero, presidenta de Hewlett Packard (y licenciada en Qu¨ªmicas), ¡°el caldo de cultivo a partir del cual tiene que comenzar a desarrollarse un mayor protagonismo de la mujer en las empresas tecnol¨®gicas. Yo no creo en las cuotas, pero hay que crear una red de apoyos (aunque sean temporales) hacia ellas. Una mujer embarazada que se encuentre bien se come el mundo. Y despu¨¦s hay que apoyar la conciliaci¨®n. Eso debe ser normal. Y m¨¢s en este sector que es proclive a la flexibilidad y el teletrabajo. Tenemos que ir a una visi¨®n m¨¢s diversa de la empresa; m¨¢s caleidosc¨®pica. A m¨ª, cuando me presentan una terna para que decida un nombramiento y veo que no hay ninguna mujer, la echo para atr¨¢s: no me creo que no haya ninguna con suficientes m¨¦ritos para competir. Hasta ahora las mujeres hemos tenido que asumir roles masculinos, olvidarnos de nuestro sexo, para llegar lejos. No hab¨ªa otro modo, cuando llegabas te encontrabas esas reglas del juego y jugabas con ellas o te ibas. Ahora debemos tender a las autopistas del talento, no desperdiciar ni una buena cabeza en nuestro pa¨ªs. Las mujeres tienen unas cualidades que son complementarias con las de los hombres: son eficientes, tienen una enorme capacidad de resistencia, de levantarse en los momentos de dificultad; una visi¨®n menos focalizada y m¨¢s general. Y eso es clave en las empresas tecnol¨®gicas: Ver, percibir y anticiparte¡±.
Ese caldo de cultivo comenz¨® a bullir en 1999 en Estados Unidos, cuando Carly Fiorina fue nombrada presidenta mundial de Hewlett Packard. Fue una revoluci¨®n. Algo hab¨ªa comenzado a cambiar. Detr¨¢s llegar¨ªa una lluvia fina de ejecutivas en el sector tecnol¨®gico, con Virginia Rometty en IBM, Meg Whitman como sucesora de Fiorina en Hewlett Packard, Safra Catz en Oracle, Susan Wojcicki en Yahoo, Ursula Burns en Xerox y Stephanie DiMarco en Advent. Sin embargo han sido dos nombramientos recientes y muy llamativos, los de Sheryl Sandberg, de 43 a?os, con dos hijos, como directora ejecutiva de Facebook, y Marissa Mayer, de 37 a?os, como consejera delegada de Yahoo (que acaba de tener su primer hijo), las que han dado por primera vez visibilidad a las ejecutivas del sector tecnol¨®gico entre el gran p¨²blico. Hoy son dos estrellas. En parte porque sus intervenciones p¨²blicas a favor de las mujeres, seguidas por millones de personas por Internet, han puesto sobre la mesa un debate generalizado sobre la falta de paridad. J¨®venes, atractivas, muy brillantes en sus carreras universitarias, muy ricas, con hijos e importantes conexiones pol¨ªticas, se han convertido en la referencia de la que carec¨ªan las j¨®venes en el umbral de la universidad. El discurso feminista de Sheryl Sandberg, la ¨²nica mujer en el imperio de machos de Mark Zu?ckerberg, se basa en dos pilares: ¡°No dej¨¦is de pisar el acelerador¡± y ¡°no arroj¨¦is la toalla antes de tiempo¡±.
En Espa?a, esa explosi¨®n de individualidades femeninas en puestos de decisi¨®n tecnol¨®gica se inici¨® en 2001 con el nombramiento de Amparo Moraleda como presidenta de la filial espa?ola de IBM. Ella tir¨® la puerta. Detr¨¢s entr¨® el resto. Un a?o m¨¢s tarde, Rosal¨ªa Portela alcanzaba una direcci¨®n general en la patriarcal Telef¨®nica, y Rosa Garc¨ªa, la presidencia de Microsoft en Espa?a. Y as¨ª sucesivamente.
?Por qu¨¦ ahora? ?Por qu¨¦ estas mujeres han logrado llegar a la cumbre en las tecnol¨®gicas? Mar¨ªa Jos¨¦ Talavera esgrime una teor¨ªa: ¡°El sector de las nuevas tecnolog¨ªas dio su salto adelante a comienzos de los 80, justo al tiempo que la mujer se incorporaba a la universidad. A partir de ah¨ª, nos hemos desarrollado en paralelo. En otros sectores con m¨¢s solera, como la banca, a las mujeres les ha costado m¨¢s llegar alto, porque hab¨ªa un lobby masculino imposible de saltarse. En las nuevas tecnolog¨ªas nos hemos hecho mayores juntos. Algunas hemos logrado alcanzar los puestos de direcci¨®n. Ahora debemos tirar del resto¡±.
Estas nueve ejecutivas no responden a un perfil espec¨ªfico. Pertenecen a tres generaciones. Llegaron a la tecnolog¨ªa sin referencias, aprendieron r¨¢pido, se enamoraron de ese universo de infinitas posibilidades y han hecho bien su trabajo. Su aproximaci¨®n a las tecnolog¨ªas ha sido distinta a la de los hombres, m¨¢s pr¨¢ctica, menos abstracta, m¨¢s basada en el factor humano, en la intuici¨®n y la psicolog¨ªa. Su idea b¨¢sica es que la tecnolog¨ªa solucione los problemas de la gente; que sea eficiente, innovadora, sostenible y con una repercusi¨®n directa en la creaci¨®n de ciudades m¨¢s habitables y empresas m¨¢s eficientes; en la medicina, la ense?anza, la energ¨ªa, las infraestructuras y la calidad de vida. Luego, ellas vender¨¢n esos productos en un mercado en el que, como explica Helena Herrero, ¡°el 70% de la decisi¨®n de compra lo tienen las mujeres y eso se tiene que trasladar al mundo de la empresa a la hora de decidir qui¨¦n manda¡±. Como explica Rosal¨ªa Portela, ¡°para dirigir una empresa tecnol¨®gica no hay que ser un experto en tecnolog¨ªa, hay que entender al consumidor. Hay que tener visi¨®n comercial. Y ah¨ª nosotras aportamos una nueva manera de dirigir unos negocios que antes eran excesivamente t¨¦cnicos. El que sabe de tecnolog¨ªa te dice ad¨®nde vas; nosotras sabemos ad¨®nde va el cliente. Ese es nuestro poder¡±.
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