La importancia de hacer Estado
La crisis revela la debilidad de la econom¨ªa y de las instituciones democr¨¢ticas. Es obligado reforzar las pol¨ªticas a largo plazo, con el fin de recuperar la confianza de los ciudadanos en los gestores p¨²blicos
La crisis, ya en su quinto a?o, no solo refleja que nuestra econom¨ªa es m¨¢s d¨¦bil de lo que pens¨¢bamos, sino tambi¨¦n que nuestro estado democr¨¢tico es m¨¢s d¨¦bil de lo que cre¨ªamos. Un estado democr¨¢tico d¨¦bil es como un cuerpo d¨¦bil: no se puede plantear grandes esfuerzos y un accidente, o enfermedad, leve resulta grave, la recuperaci¨®n lenta y la reca¨ªda f¨¢cil. Sabemos qu¨¦ debemos hacer para mantener el cuerpo sano (otra cosa es que lo hagamos). Pero ?qu¨¦ quiere decir que el estado es d¨¦bil?, ?por qu¨¦ lo es?, ?qu¨¦ deber¨ªamos hacer?
Al decir Estado me refiero tanto a las instituciones como a las pol¨ªticas y normas de Estado que en conjunto definen compromisos democr¨¢ticos a largo plazo (de libertad, seguridad, bienestar, crecimiento econ¨®mico y social, conocimiento, etc.). Estas se distinguen de las pol¨ªticas de gobierno en que no cambian (no deber¨ªan cambiar) sustancialmente porque haya un cambio de gobierno. Evidentemente, en las democracias donde las elecciones no hacen m¨¢s que perpetuar un partido en el poder esta distinci¨®n no existe. Pero, precisamente, las democracias avanzadas se caracterizan por la alternancia en el poder, fruto de las elecciones libres. Esta es su fuerza. Como dec¨ªa Arist¨®teles: el gobernante sabe que va a ser remplazado y, por tanto, gobernado. En otras palabras, el gobernante sabe (o deber¨ªa saber) que hay pol¨ªticas de Estado que no tiene sentido cambiar, sino mejorar o, si es necesario, adaptar.
Las democracias avanzadas tambi¨¦n se caracterizan por la creciente importancia de las pol¨ªticas de Estado. Por ejemplo, las pol¨ªticas comunitarias son, desde la perspectiva de un Estado miembro de la Uni¨®n Europea, pol¨ªticas de Estado; una lista que con la uni¨®n monetaria, y a medio camino de la uni¨®n fiscal, se va alargando.
Ahora bien, los gobiernos son los principales responsables de la ejecuci¨®n y desarrollo de las pol¨ªticas de Estado. Esto quiere decir que, cada vez m¨¢s, la responsabilidad de los gobiernos es la ejecuci¨®n y desarrollo de las pol¨ªticas de Estado, lo que requiere organizaciones eficientes del Estado y pol¨ªticas y decisiones gubernamentales para aplicarlas. Por lo tanto, los gobiernos deber¨ªan ser juzgados m¨¢s por c¨®mo gestionan estas pol¨ªticas de Estado y menos por pol¨ªticas gubernamentales al margen de ellas o que van m¨¢s all¨¢ de lo que son compromisos sostenibles a largo plazo. Esto ser¨ªa un Estado democr¨¢tico sano. Pero hay un problema propio de las democracias avanzadas en el que radica su debilidad.
Una asignatura siempre pendiente ha sido la modernizaci¨®n de la Administraci¨®n P¨²blica
El problema est¨¢ en que en la competici¨®n por la alternancia las pol¨ªticas de Estado de poco sirven: muchos de sus frutos son a largo plazo y la buena gesti¨®n de lo com¨²n apenas atrae votos. As¨ª, los partidos preconizan las pol¨ªticas diferenciadoras, tomando estas una importancia desproporcionada en el debate pol¨ªtico y medi¨¢tico, reforzando las percepciones diferenciales de los ciudadanos. Si est¨¢n en el gobierno, tienden a relegar las pol¨ªticas de Estado a largo plazo o, en el caso de las pol¨ªticas comunitarias, a presentarlas como imposiciones, para no responsabilizarse, en ambos casos, de los costes a corto plazo. Si est¨¢n en la oposici¨®n, a menudo entorpecen la gesti¨®n de las pol¨ªticas de Estado o preconizan formas insostenibles de llevarlas a cabo (para olvidarse de lo dicho cuando retornan al gobierno). Lo tremendo est¨¢ en que, como consecuencia, las pol¨ªticas de Estado o se gestionan mal o no llegan a serlo y as¨ª los ciudadanos no solo pierden la confianza en lo pol¨ªticos y sus gobiernos sino tambi¨¦n en el Estado. Lo preocupante est¨¢ en que las crisis de Estado pueden ser de gran calado.
A pesar de su juventud la democracia espa?ola, con su alternancia, es claramente una democracia avanzada. Pero, dejando aparte la clarividencia de la Transici¨®n y las pol¨ªticas de Estado comunitarias¡¯, se ha hecho y se hace poco Estado en Espa?a. Hay muchos ejemplos del problema citado. Ve¨¢mos algunos del 2012.
La resistencia del gobierno espa?ol a pedir el rescate. Las condiciones (que, por cierto, deber¨ªan ser conocidas) consisten, seguramente, en reforzar lo que se est¨¢ haciendo o se deber¨¢ hacer (reducci¨®n del d¨¦ficit, pensiones sostenibles, etc.). ?Por qu¨¦ no aprovechar la oportunidad de reducir los costes de la deuda p¨²blica y la financiaci¨®n privada con la ayuda europea, cuando estos costes se comen las ganancias de los recortes y ahogan a las empresas? ?Por el desgaste pol¨ªtico del Gobierno que lo pida cuando es necesario? Un ejemplo de no dar un paso de Estado cuando el Gobierno no quiere acarrear con un estigma falso.
La nueva ley de educaci¨®n. En pocas cosas hay tanto consenso como en la necesidad de mejorar la educaci¨®n y el papel de la I+D+i en nuestra sociedad si queremos crecer econ¨®micamente, socialmente y humanamente. Son pol¨ªticas de Estado y as¨ª lo reconoce la ley de educaci¨®n al ser org¨¢nica. Esta, a pesar de contener elementos positivos para mejorar lo fundamental (fracaso escolar, falta de reconocimiento de los resultados de centros y profesores, etc.), est¨¢ naufragando como pol¨ªtica de Estado por lo secundario (co-oficialidad de las lenguas, ayudas a centros concertados, etc.). Un ejemplo de c¨®mo el ¨¦nfasis en lo diferencial perjudica lo esencial.
Los problemas de la ley de Educaci¨®n indican que el ¨¦nfasis en lo diferencial perjudica lo esencial
La Agencia Estatal para la Investigaci¨®n (AEI), cuyo decreto se deb¨ªa aprobar en junio de 2012 y no se hizo. Su aprobaci¨®n ser¨ªa un paso para mejorar la eficiencia de la financiaci¨®n p¨²blica, particularmente necesaria en investigaci¨®n, donde las restricciones presupuestarias ponen en peligro los logros de los ¨²ltimos quince a?os. Sin embargo, en contraste con las mejores agencias de financiaci¨®n p¨²blica de la investigaci¨®n, el decreto se queda corto: lo limita el decreto de Agencias Estatales. Estas, a pesar de su denominaci¨®n, son en la pr¨¢ctica agencias ejecutivas de las pol¨ªticas gubernamentales, que dependen de los ministerios y, por tanto, de sus vaivenes. Un ejemplo de c¨®mo las pol¨ªticas gubernamentales pueden limitar la capacidad del Estado.
El debate sobre la gesti¨®n p¨²blica o privada de la sanidad. Como el sistema p¨²blico de pensiones, la cobertura y sostenibilidad de la sanidad p¨²blica es una pol¨ªtica de Estado, en este caso del Estado de las autonom¨ªas. Pero una asignatura siempre pendiente ha sido la modernizaci¨®n de la Administraci¨®n P¨²blica y, si bien no hay teorema que diga que un sistema de gesti¨®n es m¨¢s eficiente que el otro, como reconocen los expertos, la carrera entre la gesti¨®n p¨²blica y privada no tiene color cuando la primera est¨¢ sujeta a todo tipo de restricciones administrativas y la segunda mal regulada. Un ejemplo del coste que tiene no desarrollar un Estado eficiente.
La lista es muy larga y aqu¨ª no tiene cabida, pero no quiero acabar sin un ¨²ltimo ejemplo: el ¨®rdago de la Generalitat de construir un Estado propio. Es reflejo de otro problema de las democracias avanzadas: si existen minor¨ªas (¨¦tnicas, nacionales, etc.) que por su condici¨®n no pueden alternar en el gobierno del Estado, deben ser capaces de desarrollar su identidad propia (sin exclusivismos); si no, el Estado es inestable. Pero tambi¨¦n lo es de el problema a que me refiero: I) El hecho diferencial centra el debate pol¨ªtico y medi¨¢tico (hasta atraer la prensa internacional), cuando hay un problema com¨²n grave: salir de la crisis; II) a menudo las distintas legislaturas espa?olas han tratado la cuesti¨®n con desd¨¦n o de forma ad-hoc (la descentralizaci¨®n de servicios y la transferencia de impuestos); III) la duplicaci¨®n redundante y la ineficiencia e intromisi¨®n innecesaria del Estado central ofrecen una raz¨®n de peso para decir prefiero mont¨¢rmelo solo, y IV) cuando dicen mont¨¢rmelo solo est¨¢n hablando de pol¨ªticas de Estado que son sustancialmente las mismas (en catal¨¢n). Un ejemplo de que las crisis de Estado pueden ser de gran calado; un ejemplo de que no basta con reformar la Constituci¨®n sino que tambi¨¦n hay que aprender a hacer Estado (el caso del abismo fiscal en Estados Unidos es un ejemplo de que a menudo no es f¨¢cil, pero si rentable).
Ramon Marimon es director del Max Weber Programme y profesor de econom¨ªa del European University Institute y de la Universitat Pompeu Fabra-Barcelona Graduate School of Economics.
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