Los corruptos
No vale la pena seguir transigiendo con la corrupci¨®n. No es rentable, nos cuesta mucho dinero
Si lee uno los peri¨®dicos o escucha la radio, todos los pol¨ªticos, los comunicadores, los empresarios, y el p¨²blico en general, est¨¢n furiosamente en contra de la corrupci¨®n. Tanto que si se hiciera una consulta al respecto es probable que ganara la decisi¨®n de combatirla.
?El bar¨®metro del CIS de diciembre se?ala que los espa?oles est¨¢n cada vez m¨¢s preocupados por ello, hasta el punto de que esa preocupaci¨®n se ha convertido en la cuarta, despu¨¦s del paro, la econom¨ªa y los pol¨ªticos. Por su parte, la ONG Transparency International, que elabora un ranking mundial sobre la corrupci¨®n, deja a Espa?a en el lugar 31? en limpieza. Hace ocho a?os, est¨¢bamos en el 23?. Es decir, que no solo estamos m¨¢s preocupados por el asunto, sino que tenemos razones para estarlo.
Es bueno que las estad¨ªsticas apoyen las percepciones, porque sirve para eliminar paranoias: no es que parezcamos m¨¢s corruptos, sino que lo somos.
Eso, en un pa¨ªs cat¨®lico, no resulta extra?o, porque los confesionarios est¨¢n para perdonarle a uno. Otra cosa es que el sistema judicial, cuando no algunos jueces, tambi¨¦n ayuden a que el reo salga indemne o no demasiado malparado cuando le cogen. Pero dejemos la moralina. Vayamos a lo pr¨¢ctico.
Est¨¢ llegando estos d¨ªas a las librer¨ªas un libro de un economista, Carlos Sebasti¨¢n, titulado Subdesarrollo y esperanza en ?frica (Galaxia Gutenberg), que analiza de manera implacable e impecable, con las t¨¦cnicas de la econometr¨ªa, las razones del subdesarrollo y la miseria en el continente. La conclusi¨®n rompe todos los t¨®picos que solemos manejar con respecto a esos desgraciados pa¨ªses. Ni la herencia colonial, ni el imperialismo europeo y americano, ni la maldad intr¨ªnseca de las multinacionales, ni la voracidad de China son los elementos decisivos para que se hundan cada vez m¨¢s en la miseria. La m¨¢s importante raz¨®n es la corrupci¨®n, la falta de transparencia, la mala gobernanza. Los dos pa¨ªses africanos que m¨¢s crecen y mejor son Mauricio y Botsuana (donde los elefantes, ya saben), que empata con Espa?a a puntos. Y en los dos se da la circunstancia de que aumentan en transparencia, en buena gobernanza y en la lucha contra la corrupci¨®n.
Mucho de esto debe ser extrapolable a otros continentes y pa¨ªses. Por ejemplo, al nuestro. Aunque seamos un pa¨ªs cat¨®lico no vale la pena seguir transigiendo con la corrupci¨®n. No es rentable convivir con ella, nos cuesta mucho dinero. Los inversores se lo piensan y la ineficiencia derivada de la corrupci¨®n frena el crecimiento. Hace pocos d¨ªas, el l¨ªder del PSOE, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba hac¨ªa el en¨¦simo llamamiento a combatirla, pidiendo un pacto de Estado. ?Podemos esperar algo de ello?
De los empresarios deber¨ªa venir uno de los principales impulsos, porque son los primeros en quejarse cuando les afecta. Pero son los ¨²ltimos en denunciarla cuando la tienen cerca. No hay muchos casos de empresarios que se revuelvan contra las comisiones que pagan en el exterior para conseguir contratos, ni en el interior para que les concedan una obra. Peor a¨²n: no ha habido una declaraci¨®n taxativa de reprobaci¨®n de la actividad del expresidente de la CEOE Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, un hombre que ha cometido casi todo el cat¨¢logo de las fechor¨ªas que se pueden ordenar en un diccionario de tal disciplina. Qu¨¦ decir de los banqueros, que hace pocos a?os ostentaban el dif¨ªcil r¨¦cord de estar, los m¨¢s grandes de ellos, encausados en procesos que han ido desgast¨¢ndose hasta desaparecer (salvo el de Mario Conde).
De los partidos pol¨ªticos, casi todo. Hay pocos, y son a¨²n j¨®venes, que se libren de esa lacra. La pol¨ªtica catalana est¨¢ llena de reivindicaciones que llegan a decir ¡°Espa?a nos roba¡±. Pero nadie de Converg¨¨ncia, que tiene embargada su sede por un juez, ha dicho que ¡°Millet nos roba¡±, ni siquiera de Uni¨® han salido palabras serias de reproche a una condena en firme sobre el expolio de fondos europeos para el desempleo. Del PP casi mejor no hablar, porque sus causas se suman sin freno en Galicia, Valencia, Madrid, y no escuchamos a ning¨²n responsable decir que hay que limpiar el partido (?B¨¢rcenas, qu¨¦ cruz!). El PSOE, Izquierda Unida y los sindicatos tambi¨¦n tendr¨ªan cosas que decir: ?qu¨¦ hac¨ªan sus militantes cobrando un dineral como consejeros en las cajas de ahorros mientras unos bandoleros se lo llevaban crudo?
?Habr¨¢ que hablar tambi¨¦n de la Casa Real? I?aki Urdangarin y su entramado apestan. Como siempre, presunci¨®n de inocencia antes de hablar. Basta con quitarle de la foto navide?a. Vivimos en un pa¨ªs corrupto. Y eso sale caro. Los capitalistas de Botsuana no van a venir a invertir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.