?No votar o votar no?
El dilema sobre la autodeterminaci¨®n planteado hace 35 a?os a Jordi Sol¨¦ Tura, que rechaz¨® abstenerse, es el que tiene ahora el PSC. La cuesti¨®n es si ese principio es compatible hoy con la autonom¨ªa y el pluralismo
El 16 de junio de 1978, al finalizar el debate en comisi¨®n sobre el T¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n, referente a la organizaci¨®n territorial del Estado, el diputado Letamend¨ªa, de Euskadiko Ezkerra (luego lo ser¨ªa de Herri Batasuna), pidi¨® la palabra para defender una enmienda de adici¨®n sobre el derecho de autodeterminaci¨®n. En virtud de ella, un territorio aut¨®nomo podr¨ªa, transcurrido un plazo de dos a?os desde la aprobaci¨®n de su Estatuto, optar en refer¨¦ndum entre seguir formando parte del Estado o separarse de ¨¦l y constituir un Estado independiente.
Lo m¨¢s llamativo de aquella sesi¨®n fue que el representante de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica, Miquel Roca, y los del PSC se ausentaron de la sala en el momento de votar, sin duda para no hacerlo contra la autodeterminaci¨®n. El portavoz del PSUC, el partido de los comunistas catalanes, Jordi Sol¨¦ Tura, incitado a hacer lo mismo, se neg¨® a ello y tras la votaci¨®n pidi¨® la palabra para explicar por qu¨¦ hab¨ªa votado y por qu¨¦ contra la enmienda.
Lo hab¨ªa hecho porque ¡°se trata¡±, dijo, de hacer una Constituci¨®n ¡°que refleje las aspiraciones de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n espa?ola¡±, dejando de lado aquello que ¡°o no es compartido por la mayor¨ªa o puede provocar divisiones o laceraciones tremendas¡±. Pero sobre todo, seg¨²n explicar¨ªa a?os despu¨¦s en Nacionalidades y nacionalismos en Espa?a (Alianza Editorial. 1985), porque ¡°lo que la izquierda no puede hacer es defender el Estado de las autonom¨ªas, propugnar su desarrollo y su plenitud en sentido federal y mantener al mismo tiempo un concepto, el derecho de autodeterminaci¨®n, que cambia este modelo pol¨ªtico y puede llegar a destruirlo¡±. Los nacionalistas pueden mantener la confusi¨®n, a?ad¨ªa, porque consideran que su ¨²nica responsabilidad es el inter¨¦s de su nacionalidad; pero la izquierda asume la de la construcci¨®n del Estado auton¨®mico en su conjunto, por lo que ¡°no puede permitirse la m¨¢s m¨ªnima ambig¨¹edad al respecto¡±.
Tras su intervenci¨®n, en la que hab¨ªa aludido a la actitud poco comprometida de los otros representantes catalanes, Roca y el socialista Guerra Fontana dijeron que, de haber votado, no lo habr¨ªan hecho a favor, lo que dej¨® flotando la duda de si habr¨ªan votado no o se habr¨ªan abstenido.
El objetivo inmediato no es ganar el refer¨¦ndum sino que se celebre, sentando un precedente
Contra la idea, no solo nacionalista, de que la autonom¨ªa es una fase provisional hasta que haya condiciones para un refer¨¦ndum soberanista, Sol¨¦ Tura supo ver ya entonces que defender la l¨®gica autonomista (o federal) es incompatible con propugnar la autodeterminaci¨®n. No son dos v¨ªas consecutivas, de forma que la culminaci¨®n de la una conduzca a la otra, sino dos caminos paralelos; y la opci¨®n por la de la autonom¨ªa se justifica por su mayor capacidad de integraci¨®n de la pluralidad identitaria propia de toda sociedad compleja.
Un expediente tan traum¨¢tico como un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, que divide a la sociedad entre ganadores y perdedores absolutos y es dif¨ªcilmente reversible, no es la ¨²nica y tampoco la mejor respuesta a las tensiones nacionalistas en un marco de libertades. Al rev¨¦s: es un paso atr¨¢s respecto al modelo auton¨®mico o federal (descentralizaci¨®n pol¨ªtica sin ruptura de la unidad), que tanto la teor¨ªa pol¨ªtica como la experiencia han demostrado que es capaz de satisfacer a un mayor n¨²mero de ciudadanos que cualquier salida extrema; y de recoger eventuales variaciones en la temperatura nacionalista sin llevar a situaciones irreversibles.
Entre 2010 y fines de 2012, el porcentaje de los que se consideran solo catalanes ha pasado del 21% al 29%, pero es todav¨ªa muy inferior al 66,2% que consideran compatibles, en diferentes proporciones, sus identidades catalana y espa?ola. Esa mayor¨ªa, base social esencial de la autonom¨ªa, explica que, si bien en las encuestas realizadas en las semanas que siguieron a la Diada se aprecia una fuerte crecida del voto independentista (del 23% de 2010 al 44,3% de 2012), los partidarios de un Estado federal o auton¨®mico sumaban un porcentaje casi id¨¦ntico (44,6%). ?Puede plantearse un refer¨¦ndum por la independencia en esas condiciones, enfrentando a una mitad de la poblaci¨®n contra la otra mitad? ?Puede cuando, adem¨¢s, esa iniciativa se presenta como respuesta a la negativa del Gobierno a mejorar la financiaci¨®n de Catalu?a a costa de las de otras comunidades?
La iniciativa dejar¨¢ heridas de dif¨ªcil cicatrizaci¨®n social. Porque esa motivaci¨®n econ¨®mica se proyecta no tanto contra los gobernantes como contra la poblaci¨®n de esas otras comunidades, a las que se responsabiliza de las dificultades propias. De ah¨ª la incoherencia de partidos con responsabilidades en otras autonom¨ªas que, estando en contra de la independencia, se dicen sin embargo partidarios de la consulta de autodeterminaci¨®n sin otro tr¨¢mite que pasar a denominarla derecho a decidir.
En funci¨®n de su adhesi¨®n a ese principio, el PSC se comprometi¨® de entrada a no interferir en el itinerario que conduce al refer¨¦ndum planteado por Mas. Pero si es evidente que ese itinerario provoca una fuerte divisi¨®n interna y ruptura de lazos afectivos e intereses compartidos con el resto de los espa?oles, lo responsable ser¨ªa tratar de evitar que la cuesti¨®n se plantee en esos t¨¦rminos tan cortantes. M¨¢s a¨²n si se defiende el federalismo como marco capaz de recoger el pluralismo identitario sin desgarros para nadie.
?Comparten Mas, Duran o Herrera lo que dice ERC: si el Estado frena la consulta, se celebra igual?
Los socialistas catalanes han rectificado parcialmente presentando como alternativa una reforma constitucional en clave federalista; pero mantienen su defensa del refer¨¦ndum, siempre que sea legal. Se comprende su temor a quedar aislados si no se colocan en la direcci¨®n de las olas, pero hay s¨ªntomas de que esa direcci¨®n ya est¨¢ cambiando. Tras el debate p¨²blico de estos meses, que ha dejado claro que la salida de Espa?a implica quedar fuera de la UE, y que ambas cosas tendr¨ªan efectos muy negativos para la econom¨ªa catalana, as¨ª como que Europa no va a hacer nada por dar cobertura legal a la iniciativa, se afianza la convicci¨®n de que, al margen de las posiciones finales de los partidos, no existe una mayor¨ªa social clara por la separaci¨®n.
Ante lo cual, desde el campo soberanista se est¨¢ intentando recomponer la unanimidad que sigui¨® a la Diada, pero no ya con relaci¨®n a la independencia, sino al derecho a decidir. Como simplific¨® el l¨ªder de ERC, Oriol Junqueras, ¡°no es que unos voten que s¨ª y otros que no, sino que unos quieren que los catalanes voten y otros que no¡±. El objetivo no ser¨ªa tanto ganar el refer¨¦ndum como que este se celebrase, sentando un precedente a invocar cuando convenga. O, en el l¨ªmite, si no llegase a celebrarse por los obst¨¢culos legales, que se hubiera evidenciado una ampl¨ªsima mayor¨ªa parlamentaria a favor del derecho a convocarlo, incluyendo partidos contrarios a la independencia, como el PSC, o divididos al respecto, como Iniciativa.
Si es lo que ocurre ma?ana, ser¨ªa un gran ¨¦xito pol¨ªtico del independentismo, con fuerte impacto en Europa. Y un lastre para los planteamientos federalistas del PSC. Condici¨®n para que una alternativa de ese signo sea capaz de suscitar un respaldo mayoritario en Catalu?a y una aceptaci¨®n suficiente en el resto de Espa?a es que se acote el marco de juego: el del autogobierno, con garant¨ªas, pero sin ruptura del marco com¨²n. Si Pere Navarro votase a favor del refer¨¦ndum con la excusa del derecho a decidir, o se abstuviera, quedar¨¢ sin margen para articular esa alternativa cuando se evidencie el fracaso de Mas; el que espera ERC para el sorpasso.
El presidente de la Generalitat ha debido darse cuenta de que el guionista del viaje a la independencia ya no es ¨¦l sino su socio, Oriol Junqueras. No porque tenga m¨¢s ideas, o mejores, sino porque no tiene dudas. ¡°Cada vez que alguien pone pegas al proceso, nos hace perder el tiempo¡±, dijo hace poco, desbordante de certezas. Como las que deslizaba en la entrevista publicada en este peri¨®dico el 15 de enero: le parece innecesario negociar con el Estado espa?ol ¡°porque no sirve para nada¡±, considera que cualquier norma que tratase de evitar el refer¨¦ndum ilegal ¡°ser¨ªa antidemocr¨¢tica¡±, y si el Estado o el Tribunal Constitucional frenan la consulta, ¡°esta se celebrar¨¢ igualmente: se colocan las urnas y se convoca a los ciudadanos¡±. Y el porcentaje para dar validez a la consulta ser¨¢ ¡°la mitad m¨¢s uno¡±.
?Comparten ese gui¨®n Artur Mas, Duran Lleida, Joan Herrera y el resto de los que piensan votar ma?ana a favor de la declaraci¨®n soberanista? ?Cu¨¢ntos votantes de sus partidos estar¨¢n en desacuerdo? Y ?qu¨¦ les dir¨ªa hoy Jordi Sol¨¦ Tura a sus antiguos camaradas comunistas y socialistas si no hubiera fallecido hace tres a?os?
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