Nuevo a?o, nuevos conflictos

En el mundo actual, identificar y gestionar zonas cr¨ªticas no consiste simplemente en sacar un mapa, localizar los incendios m¨¢s graves y encargar a los diplom¨¢ticos que apaguen las llamas. Para entender los conflictos y enfrentamientos de hoy, primero debemos conocer la manera en que las condiciones pol¨ªticas mundiales los propician. Es mucho m¨¢s probable que surjan o persistan conflictos cuando quienes tienen los medios para impedirlos o ponerles fin no pueden o no quieren hacerlo. Lamentablemente, 2013 corroborar¨¢ ese fen¨®meno.

En los Estados Unidos, exceptuando una crisis en pol¨ªtica exterior que amenace directamente la seguridad nacional, el Gobierno del presidente Barack Obama centrar¨¢ la mayor parte de su tiempo, energ¨ªa y capital pol¨ªtico en la reducci¨®n de la deuda y otras prioridades nacionales. En Europa, continuar¨¢ el esfuerzo para restablecer la confianza en la zona del euro. En China, aunque las demandas de crecimiento econ¨®mico y creaci¨®n de puestos de trabajo obligar¨¢n a los nuevos dirigentes del pa¨ªs a establecer nuevos v¨ªnculos en otras regiones, est¨¢n demasiado preocupados por las complejidades de la reforma econ¨®mica como para hacerse cargo de costos y riesgos innecesarios fuera de Asia. Por eso, este a?o, las llamas arder¨¢n durante m¨¢s tiempo y ser¨¢n m¨¢s intensas.

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Eso no significa que las potencias del mundo, por su parte, no inflijan da?os por su cuenta. Lo m¨¢s probable es que los Gobiernos recurran a aviones teledirigidos y fuerzas especiales para atacar a quienes consideran sus enemigos. El mundo ha ido acostumbr¨¢ndose a los ataques de Estados Unidos con aviones teledirigidos en Afganist¨¢n, Pakist¨¢n y Yemen, pero investigaciones recientes apuntan a que China y Jap¨®n est¨¢n invirtiendo tambi¨¦n en aviones no tripulados. Uno de sus posibles objetivos es aumentar la presi¨®n en la disputa sobre las islas del Mar del Sur de China. Esas innovaciones tecnol¨®gicas, al reducir los costos y los riesgos de los ataques, contribuyen a aumentar la probabilidad de que se inicien acciones militares.

Tal vez la forma menos costosa de debilitar y atacar a los enemigos es la de hacerlo en el ciberespacio. Esa es la raz¨®n por la que muchos Gobiernos con grandes recursos econ¨®micos ¡ªy algunos que no son tan ricos¡ª est¨¢n haciendo enormes inversiones en la tecnolog¨ªa y conocimiento para explotar esa posibilidad. Esta forma de hacer la guerra es particularmente preocupante por dos razones. En primer lugar, a diferencia de la teor¨ªa de la ¡°destrucci¨®n mutua asegurada¡± de la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa, los ataques cibern¨¦ticos son an¨®nimos. En segundo lugar, y dado que la tecnolog¨ªa cambia constantemente, ning¨²n Gobierno es capaz de saber cu¨¢nto da?o puede causar ni hasta qu¨¦ punto funcionar¨¢n sus mecanismos disuasivos mientras no los utilice.

Como consecuencia, los Gobiernos est¨¢n poniendo a prueba todos los d¨ªas sus respectivas defensas, con lo que aumenta el riesgo de hostilidades accidentales. Con John Kerry y Chuck Hagel como secretarios de Estado y de Defensa, respectivamente, el Gobierno de Obama contar¨¢ con dos destacados esc¨¦pticos en materia de intervenci¨®n militar, pero lo m¨¢s probable es que se mantengan los altos niveles de inversi¨®n de Estados Unidos en aviones teledirigidos, armas cibern¨¦ticas y otras formas de armamento no tradicional.

Los gobiernos est¨¢n poniendo a prueba sus respectivas defensas y eso aumenta el riesgo de hostilidades accidentales

Esos avances tecnol¨®gicos son el tel¨®n de fondo para la competencia y las rivalidades que contribuyen al enconamiento de los conflictos de las dos zonas geopol¨ªticas m¨¢s importantes del mundo. En Oriente Medio, Estados Unidos y Europa seguir¨¢n resisti¨¦ndose este a?o a aumentar su grado de implicaci¨®n y dejar¨¢n que sean las potencias locales ¡ªTurqu¨ªa, Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª¡ª las que rivalicen para asegurar su influencia. Tanto en el norte de ?frica como en Oriente Medio asistimos a enfrentamientos entre moderados e islamistas radicales y entre las dos facciones del islam, los sun¨ªes y los chi¨ªes.

Estados Unidos tiene motivos para creer que, con el tiempo, podr¨¢ preocuparse menos por esa regi¨®n y sus problemas. Seg¨²n las proyecciones actuales, las innovaciones tecnol¨®gicas en materia de hidrocarburos no convencionales le permitir¨¢n satisfacer el 80% de su demanda de petr¨®leo a partir de fuentes norteamericanas y sudamericanas en 2020. Por otra parte, China ser¨¢ m¨¢s dependiente de la producci¨®n de Oriente Medio.

Por ¨²ltimo, Asia oriental seguir¨¢ siendo una zona problem¨¢tica en 2013. Muchos de los vecinos de China temen que su actual expansi¨®n econ¨®mica y militar sea una amenaza para sus intereses y su independencia. Por eso est¨¢n recurriendo a Estados Unidos para diversificar sus alianzas de seguridad. Estados Unidos sigue inmerso en su reorientaci¨®n estrat¨¦gica hacia Asia, donde pretende establecer relaciones comerciales con algunos de los pa¨ªses que experimentan un gran crecimiento econ¨®mico. Estados Unidos y Europa tendr¨¢n tambi¨¦n que avanzar hacia la consecuci¨®n de un acuerdo transatl¨¢ntico de libre cambio.

El mayor riesgo es un conflicto econ¨®mico a gran escala en Asia, lo que socavar¨ªa la recuperaci¨®n mundial

El riesgo es que los nuevos dirigentes chinos interpreten una gran presencia de Estados Unidos en la regi¨®n como un intento de contener el ascenso de China y obstaculizar su crecimiento. Ya hemos visto una serie de disputas preocupantes en esa regi¨®n, de China contra Vietnam y Filipinas en el mar de la China Meridional y de Jap¨®n contra China en el mar de la China Oriental. Si bien no es probable que esas disputas provoquen hostilidades militares este a?o, la utilizaci¨®n de aviones teledirigidos y ciberarmas sigue siendo una amenaza real.

El mayor riesgo para 2013 es un conflicto econ¨®mico a gran escala en Asia, que no solo perjudicar¨ªa a los pa¨ªses directamente participantes en ¨¦l, sino que, adem¨¢s, socavar¨ªa la recuperaci¨®n mundial. El verano pasado, las disputas por unos islotes en el mar de China Meridional provocaron un encendido intercambio de acusaciones entre China y Jap¨®n, segunda y tercera econom¨ªa del mundo, respectivamente. En ning¨²n momento hubo peligro de que alguno de los dos bandos recurriera a la guerra, pero China permiti¨® que las protestas nacionalistas se convirtiesen en boicoteos de productos japoneses y actos de vandalismo contra empresas japonesas. Las exportaciones de autom¨®viles de Jap¨®n a China se redujeron en un 44,5% y las importaciones de China procedentes de Jap¨®n disminuyeron casi un 10%, todo ello en tan solo un mes.

Fue un golpe duro para una econom¨ªa japonesa en apuros. Tambi¨¦n es una clara advertencia al resto del mundo de que una pelea no tiene por qu¨¦ entra?ar el recurso a tropas, tanques y cohetes para que tenga consecuencias graves.

Javier Solana, ex Secretario General de la OTAN y Alto Representante de la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n, es colaborador superior distinguido en materia de pol¨ªtica exterior en la Instituci¨®n Brookings y Presidente del Centro ESADE de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica.

Ian Bremmer es Presidente del Grupo Eurasia.

Copyright: Project Syndicate, 2013.

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