Las dos tormentas
Ha ganado terreno una idea perniciosa: que no se puede luchar contra la crisis y el cambio clim¨¢tico
Del discurso de inauguraci¨®n del segundo mandato de Obama se pueden sacar dos grandes retos: responder a la amenaza del cambio clim¨¢tico y a la extensi¨®n de las desigualdades en materia civil, pol¨ªtica y econ¨®mica. La rotundidad del presidente de EE UU, la persona con m¨¢s influencia del planeta, avala estas dos ideas fuerza, frente a quienes niegan la urgencia de trabajar contra la emisi¨®n descontrolada de los gases invernaderos y frente a quienes piensan que la desigualdad forma parte de la naturalidad del sistema econ¨®mico.
Seguramente no es casualidad que id¨¦nticas prioridades est¨¦n en el frontispicio del?Informe sobre riesgos globales 2013, presentado en el World Economic Forum de Davos, que considera que entre los principales problemas del planeta est¨¢n, entre otros, las graves diferencias de renta y la falta de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. Los que presentaron el informe subrayaron lo que est¨¢ sucediendo: a medida que se prolonga la crisis financiera el mundo corre mayores riesgos porque aquella desv¨ªa la atenci¨®n del cambio clim¨¢tico en un momento en que se producen fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos (desde el hurac¨¢n Sandy hasta las inundaciones en China).
Ello significa que la comunidad internacional centra los esfuerzos y los recursos en deshacer los riesgos socioecon¨®micos y margina la amenaza de la tormenta ambiental. Ambas tormentas entran en colisi¨®n. David Cole, director de riesgos del grupo Swiss Re, lo ha resumido as¨ª: ¡°Desgraciadamente, la lucha contra la crisis econ¨®mica y la crisis del cambio clim¨¢tico ya no se consideran una sola cosa, sino que se cree que es necesario elegir entre una y otra. La idea de que no podemos encontrar soluciones para ambas ha ganado terreno. Hay que evitar este enfoque compartimentado¡±. Seg¨²n este informe, si no se asignan los recursos necesarios para mitigar el creciente riesgo de fen¨®menos atmosf¨¦ricos extremos, la prosperidad a nivel mundial de las futuras generaciones podr¨ªa verse amenazada.
Hasta ahora, los esc¨¦pticos sobre el cambio clim¨¢tico (¡°algunos pueden negar todav¨ªa el contundente juicio de la ciencia¡±, dijo Obama) estaban entre los que no cre¨ªan en el mismo; los que s¨ª lo aceptan pero no lo atribuyen a la acci¨®n del hombre, y los que, financiados por las industrias que m¨¢s contribuyen a la emisi¨®n de los gases nocivos, niegan la mayor: el mundo no padece convulsiones clim¨¢ticas diferentes de las que han existido en todos los tiempos. En estos momentos hay que a?adir otra categor¨ªa: los que piensan que antes de resolver el cambio clim¨¢tico, y teniendo recursos escasos, hay que atacar otros problemas m¨¢s prioritarios, como la pobreza, las dificultades financieras o incluso la lucha contra el terrorismo.
La experiencia indica que cuando se hace una reflexi¨®n tan estanca nunca llega el momento de atacar el problema principal por ser aparentemente menos urgente que los otros.
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