?Neoconservadurismo a la francesa?
Se ver¨¢ si la ocupaci¨®n de Mali busca solo frenar al terrorismo o hay otras razones
La intervenci¨®n militar en Mal¨ª, iniciada el 11 de enero de 2013, suscita, entre otras, una pregunta: ?por qu¨¦ ideolog¨ªa se ha regido la decisi¨®n de intervenir? Y m¨¢s en concreto: ?se trata de una variante del neoconservadurismo que sirvi¨® de justificaci¨®n a otras guerras anteriores contra pa¨ªses musulmanes (Irak, Afganist¨¢n, Libia)? El neoconservadurismo es una doctrina pol¨ªtica desarrollada en Estados Unidos despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre de 2001. A pesar de este nombre, que se ha extendido, no es una doctrina derivada del conservadurismo. M¨¢s bien, se basa en la idea de que hay que intervenir en otros pa¨ªses para erradicar el mal que impera en ellos e imponer el bien: en este caso, para defender el ideal democr¨¢tico y los derechos humanos. O, como dec¨ªa el expresidente George W. Bush, para hacer que la libertad triunfe sobre sus enemigos, en pol¨ªtica y en econom¨ªa. Es decir, el neoconservadurismo es moralismo e idealismo, y es diferente de doctrinas geopol¨ªticas como el realismo, seg¨²n el cual la pol¨ªtica exterior de un pa¨ªs la dictan solo sus intereses, sin que preocupe en absoluto el destino de otros pueblos.
Emprender una guerra para defender el suministro de petr¨®leo (o de uranio) no tiene nada que ver con el neoconservadurismo, mientras que hacerlo para llevar un r¨¦gimen pol¨ªtico mejor a otros pa¨ªses s¨ª se ajusta a esta doctrina. En este aspecto est¨¢ emparentado con otras formas de mesianismo, como el colonialismo, que se justifica en la superioridad de la civilizaci¨®n occidental, y el comunismo, que pretende garantizar a los pueblos que lo adoptan un porvenir radiante.
El neoconservadurismo se basa en la idea de que hay que intervenir en otros pa¨ªses para erradicar el mal e imponer el bien
Las justificaciones ofrecidas por los dirigentes de los pa¨ªses occidentales para sus intervenciones militares m¨¢s recientes no tienen por qu¨¦ ser las verdaderas causas. Estas pueden estar relacionadas con otras l¨®gicas, econ¨®micas, estrat¨¦gicas o de pol¨ªtica interior. Pero esas justificaciones son las que permiten ¡°vender¡± mejor la guerra tanto a su propia poblaci¨®n como a otras: mientras que la pura defensa del inter¨¦s se identifica con el ego¨ªsmo, el altruismo es un sentimiento que se valora m¨¢s.
La adhesi¨®n de la poblaci¨®n a la guerra es indispensable, porque contribuye a aumentar la popularidad de los dirigentes: nos gusta creer que les empuja el deseo de hacer el bien. De ah¨ª que la doctrina neoconservadora, que presenta a los pa¨ªses occidentales como una encarnaci¨®n de valores superiores y un baluarte contra el salvajismo de los dem¨¢s, tenga tan buen recibimiento entre la clase pol¨ªtica y los editorialistas de los grandes medios de comunicaci¨®n. En Francia, durante toda la crisis siria, se han o¨ªdo llamamientos a intervenir para combatir a los b¨¢rbaros, los criminales, los verdugos del pueblo sirio, y defender a los valientes revolucionarios (los autores neoconservadores recurren de forma sistem¨¢tica al vocabulario maniqueo).
La intervenci¨®n francesa en Mal¨ª cont¨®, en el primer momento, con una doble justificaci¨®n. La primera era la petici¨®n expresa de los gobernantes malienses de que fueran a defenderlos contra una agresi¨®n exterior, la de los islamistas, que ya se hab¨ªan hecho con el control del norte del pa¨ªs y pod¨ªan adue?arse tambi¨¦n de la mitad sur. Se trataba, pues, de responder al llamamiento de un aliado, de cumplir nuestras obligaciones contractuales: unos actos que no corresponden al neoconservadurismo.
La segunda justificaci¨®n era impedir que el Sahel se convirtiera en una base para actos terroristas dirigidos contra Europa y, por tanto, Francia. Esta era una cuesti¨®n de defensa propia, porque era un golpe preventivo para impedir nuevas agresiones.
La adhesi¨®n de la poblaci¨®n a la guerra es indispensable, porque contribuye a aumentar la popularidad de los dirigentes
Hasta aqu¨ª la teor¨ªa. En la pr¨¢ctica, surge un interrogante: ?verdaderamente es una ¡°amenaza para Europa¡±, como dice Angela Merkel, que los islamistas se hagan con el poder? En ese caso, ?por qu¨¦ solo ha intervenido Francia? En un Consejo extraordinario celebrado en Bruselas el 17 de enero, los ministros de Asuntos Exteriores espa?ol y alem¨¢n preguntaron a su colega franc¨¦s: ?cu¨¢l es ¡°el aut¨¦ntico prop¨®sito¡± de su intervenci¨®n? El ministro franc¨¦s, sin duda algo molesto, respondi¨®: ¡°Detener a los terroristas¡±, pero a?adi¨® a continuaci¨®n: ¡°remontarnos a las fuentes del terrorismo¡±, con lo que se situ¨® bajo la bandera neoconservadora.
Incluso suponiendo que se conozcan esas fuentes con exactitud, su eliminaci¨®n implica hacerse con el control de un territorio inmenso y ayudar a la reconstrucci¨®n de la sociedad maliense, es decir, instalar un ej¨¦rcito de ocupaci¨®n durante un periodo indeterminado. En este sentido, los episodios anteriores de la ¡°lucha contra el terrorismo¡± no invitan a ser muy optimistas.
En las pr¨®ximas semanas tendremos la respuesta a nuestra pregunta inicial. Veremos si el Ej¨¦rcito franc¨¦s se conforma con impedir el avance de los rebeldes y debilitar su poder militar, o emprende una transformaci¨®n profunda de la sociedad del pa¨ªs para eliminar las ¡°fuentes del terrorismo¡±. Si estos rebeldes son una amenaza genuina contra Europa o los pa¨ªses africanos lim¨ªtrofes, entonces tendr¨¢n que combatirlos todos los afectados, y no solo la antigua potencia colonial. Al querer imponer el bien por la fuerza, corremos el riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad.
Tzvetan Todorov es semi¨®logo, fil¨®sofo e historiador de origen b¨²lgaro y nacionalidad francesa.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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