Sin noticias de Asma el Asad
Damasco desmiente que la desaparecida primera dama est¨¦ embarazada
Era demasiado bonito para ser verdad. En medio de la brutal guerra civil siria, que ya se prolonga dos a?os y ha dejado 60.000 muertos, una noticia dulce: el embarazo de la mujer del presidente Bachar el Asad, la bella y muy criticada Asma Akhras. La fuente, un peri¨®dico liban¨¦s filosirio, y el que la primera dama no haya aparecido en p¨²blico desde el pasado marzo, daban visos de credibilidad a un rumor que rondaba Damasco desde hace un par de meses. Algunos observadores lo interpretaron como un intento del r¨¦gimen de proyectar sensaci¨®n de normalidad. Pero la oficina de prensa de la Presidencia siria se ha apresurado a desmentirlo.
¡°Lo que se cita, en el t¨ªtulo y el contenido del art¨ªculo, como palabras de El Asad es totalmente falso¡±, asegura con inusual diligencia ese departamento en su p¨¢gina de Facebook tanto en ¨¢rabe como en ingl¨¦s. La refutaci¨®n se refiere a un blog publicado en la web de The Washington Post, pero no fue ese medio el ¨²nico que se hizo eco de la informaci¨®n de Al Akhbar. Seg¨²n la edici¨®n del lunes de ese diario liban¨¦s, durante una reciente conversaci¨®n con ¡°visitantes ¨¢rabes¡±, el presidente sirio dej¨® caer que su esposa estaba embarazada. El detalle corri¨® enseguida como la p¨®lvora por las redes sociales y varios medios internacionales recogieron la buena nueva. No en vano su protagonista es una mujer atractiva, cuya permanencia al lado del dictador ha dado lugar a todo tipo de especulaciones.
Nacida en Londres en 1975 de padres sirios, la antigua asesora financiera de JP Morgan introdujo cuando se cas¨® con Bachar un toque de glamour y modernidad en la gris estampa familiar de los El Asad. En febrero de 2011, en los albores de la primavera ¨¢rabe, la revista Vogue la presentaba como un ejemplo de estilo y saber estar. La publicaci¨®n lleg¨® a los quioscos a la vez que las noticias sobre la violenta represi¨®n de los manifestantes pac¨ªficos que reclamaban democracia en las calles de Damasco.
Quienes hab¨ªan atribuido a Asma cierta influencia en la modernizaci¨®n que su marido quiso imbuir a su presidencia, esperaron alg¨²n gesto por parte de la primera dama. No lo hubo. Al contrario, unos correos electr¨®nicos personales interceptados por los opositores desvelaron el a?o pasado una despreocupaci¨®n fr¨ªvola por la guerra que ya estaba a las puertas de la capital. Seg¨²n su contenido, la terrible fractura de su pa¨ªs no hab¨ªa disminuido el gusto de la se?ora por los zapatos de dise?o y otros productos de lujo que compraba online. La Uni¨®n Europea a?adi¨® su nombre a la lista negra de responsables sirios, aunque no puede prohibirle la entrada en Reino Unido porque sigue siendo ciudadana brit¨¢nica.
Al principio del conflicto, Asma se dej¨® ver en varias ocasiones con su marido empaquetando ayuda para las v¨ªctimas de los ¡°terroristas¡± a los que el r¨¦gimen acusa de la violencia. Hace un a?o, incluso acudi¨® a un mitin del presidente junto con sus tres hijos, Hafez, Zein y Karim, de 11, 9 y 8 a?os, respectivamente. Pero desde marzo ha desaparecido de la vista. Su ausencia llev¨® a especular en verano, cuando los combatientes llegaron a las afueras de Damasco, con la posibilidad de que se hubiera refugiado en Mosc¨², pero a diferencia del traslado de su cu?ada Bushra a Dub¨¢i, donde recientemente se le ha unido Anisa, la matriarca del clan El Asad, aquel extremo no lleg¨® a confirmarse. Incluso Bachar, que ¨²ltimamente no prodiga sus apariciones p¨²blicas, acudi¨® a una mezquita la semana pasada con motivo del aniversario del nacimiento del profeta. Sin embargo, nadie ha visto a la primera dama.
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