Una 'tocata' en Berklee, el supermercado de talentos
Con m¨¢s de 200 grammys entre sus alumnos, Berklee es la escuela donde todos quieren entrar. S¨®lo cuenta con dos sedes: Boston y Valencia. As¨ª ense?a esta f¨¢brica de vocaciones.
Si Berklee fuera una escuela de m¨²sica normal y corriente, en sus aulas no se habr¨ªan formado m¨¢s de 200 ganadores de Premios Grammy. Pero no lo es. Desde que Lawrence Berk la creara en 1945 en Boston, la obsesi¨®n por marcar la diferencia ha sido su se?a de identidad. Y el secreto de un ¨¦xito a nivel global. M¨²sicos en ciernes de todo el mundo sue?an con entrar en sus aulas. Solo un 15% de quienes se presentan a las m¨¢s de 7.000 audiciones anuales que se realizan en cada continente lo logra. En Boston y ahora en Valencia, donde se ha abierto este a?o la ¨²nica sede de la escuela fuera de EE UU.
Por la Ciudad de las Artes, en ese paisaje entre gal¨¢ctico y submarino con destellos de un pasado en el que se gastaba lo que hiciera falta en obra p¨²blica, pululan alumnos de 28 pa¨ªses. Reina un silencio extra?o para un centro en el que se supone deber¨ªas escuchar ruido. El instrumento un¨¢nime para todos es la tableta o el ordenador.
Los m¨²sicos futuros recorren pasillos y descansan en salas comunes, atienden a clases particulares o en grupo y sobre todo experimentan encerrados en estudios con acceso restringido en los que lo mismo se pasan las horas atados a sus pianos, sus guitarras o sus instrumentos de percusi¨®n o empotrados en tremendos tinglados desde los que acompasan bandas sonoras propias a im¨¢genes.
Puedes hallar 100 nuevos sonidos de golpe¡±, dice Javier Lim¨®n
Porque Berklee, m¨¢s que a un conservatorio ¨Ccosa que no es ni por asomo ni por voluntad¨C, se asemeja m¨¢s a un laboratorio puntero que puede hacer las delicias de cualquier productor musical. Javier Lim¨®n as¨ª lo ve. ¡°Esto es lo m¨¢s parecido a un supermercado de m¨²sicos que puedes encontrar en el mundo¡±, asegura el inventor espa?ol de fusiones como la que dio lugar al disco de Bebo Vald¨¦s y El Cigala L¨¢grimas negras, o carreras como las de Concha Buika, ahora profesor en Berklee y encargado de la c¨¢tedra de M¨²sicas del Mediterr¨¢neo. Lim¨®n est¨¢ tan convencido de la filosof¨ªa que emana el lugar que se ha trasladado con su familia a Boston para aprovechar el chorro de creatividad y talento que despide la escuela sin dejar de echar un ojo a lo que se va desarrollando en Valencia desde este curso. ¡°Para alguien como yo, que se dedica a buscar nuevos sonidos y cuando encuentra uno le parece un diamante, en este lugar puedes hallar 100 de golpe. Eso hay que saber asimilarlo¡±.
Y es que en Berklee te puedes encontrar con futuros cantantes e instrumentistas de jazz, creadores de estribillos pegadizos para la publicidad, de bandas sonoras, reventadores de fen¨®menos en Youtube, compositores de exquisiteces y ¨¦xitos globales. Por sus aulas han pasado desde Quincy Jones o Branford Marsalis hasta Howard Shore; de Diana Krall y Esperanza Spalding al coreano Park Jae-Sang, el rey de los pinchazos en la Red con su baile Gangnam style. Todos los espectros posibles. Y todos los g¨¦neros: los inventados y los que est¨¢n por inventar. Eso es Berklee. Pura mezcla. Puro eclecticismo desacomplejado donde cualquiera puede desarrollar su talento con riesgo, ganas de equivocarse, compartir, fusionarlo y desarrollarlo en todas las etapas del negocio: desde la invenci¨®n misma hasta la producci¨®n y el lanzamiento y seguimiento posterior en el mercado.
La escuela es ni m¨¢s ni menos, en su g¨¦nesis, el resultado del homenaje que Lawrence Berk quiso hacer desde el principio a Joseph Schillinger, creador del m¨¦todo Schillinger, un hermanamiento entre arte, f¨ªsica y mate??m¨¢ticas que el propio maestro ruso tuvo tiempo de explicar a sus alumnos, entre los que se encontraban George Gershwin, Benny Goodman, Henry Miller o Carmine Coppola.
¡°De alumnos como Howard Shore quisimos aprender c¨®mo trabajar 10 veces m¨¢s r¨¢pido sin que disminuya la calidad¡±
Una muestra contundente del pasado y las ra¨ªces de Berklee tiene que ver con Berk y Schillinger. Ambos son el tronco desde donde despu¨¦s se formaron figuras que han triunfado a lo grande en la historia de la m¨²sica del siglo XX o sencillamente han podido dedicar su vida a ganarse el sueldo con ella. ¡°Cuando mi mujer y yo vamos al cine, nos quedamos hasta que leemos todos los t¨ªtulos de cr¨¦dito. No hay pel¨ªcula en la que no encuentre al menos dos o tres alumnos m¨ªos¡±, asegura Stephen Webber, director del m¨¢ster en Music Technology Innovation.
Eso tambi¨¦n es Berklee, un lugar que aplica la pr¨¢ctica y los potenciales a una realidad posible. ¡°Aqu¨ª ense?amos y preparamos sobre todo a los m¨²sicos a vivir de su talento¡±, asegura Brian Cole, el decano de la sede valenciana. ¡°A armarse de herramientas y explorar caminos nuevos, pero tambi¨¦n posibles¡±, a?ade.
Qui¨¦n sabe si en esta aula, donde junto a un piano y una guitarra se re¨²nen cinco alumnos, anda un futuro fen¨®meno de la m¨²sica. Son Jana Sustersic y Viktorija Pilatovic, cantantes serbia y lituana, que se dejan acompa?ar por David R¨ªos Mu?oz y Fernando Garc¨ªa, guitarrista y percusionista puertorrique?os dispuestos a prestarles un swing m¨¢s jazz¨ªstico que salsero. Lo hacen ante la mirada atenta de Ganavya Doraiswamy, ins¨®lita instrumentista y vocalista californiana de origen indio que resucita sonidos ancestrales de sus or¨ªgenes.
Ense?amos a armarse de herramientas y explorar caminos nuevos, perotambi¨¦n posibles¡±
En la sesi¨®n se escuchan tanto ecos cl¨¢sicos perfectamente adaptados a su ya nada desde?able virtuosismo como hallazgos y sonidos extra?os, como los que suelta Ganavya, aferrada a los instrumentos que ella misma dise?a. En la sede de Valencia, esta muchacha cree haber encontrado su lugar: ¡°Berklee no se resiste al cambio. El problema con el cambio en la m¨²sica es que no siempre tiene por qu¨¦ ser bueno. Pero lo mejor de esta escuela es que en ese proceso parecen saber c¨®mo guiar tus aportaciones para que sean bien recibidas sin que pierdan su intenci¨®n original. En algo tan abstracto como el arte saben resolver las dudas¡±.
Tambi¨¦n el miedo. ¡°Llegan aqu¨ª siendo los m¨¢s guapos de su pueblo¡±, asegura Lim¨®n. ¡°Pero cuando se encuentran que comparados con el que tienen al lado no son tan grandes como cre¨ªan, sufren un impacto¡±. Si lo superan, crecen. Pero algunos se vienen abajo. La gu¨ªa psicol¨®gica de los profesores en este sentido es crucial. Ganavya Doraiswamy es consciente de ese choque permanente de talentos. Si se sabe utilizar bien, lleva a romper todos los l¨ªmites; si no, se vuelve en contra. ¡°Estoy aprendiendo a sobrevivir como m¨²sico cada d¨ªa aqu¨ª. Cada jornada gano un poco de autoestima y al tiempo aprendo a ser humilde gracias al talento que me rodea¡±.
Un talento que, en Berklee, los alumnos aprenden sobre todo a desencadenar, a potenciar; m¨¢s si provienen de conservatorios con m¨¦todos demasiado r¨ªgidos, como fue el caso de Jana Sustersic, que de las aulas de Belgrado, donde estudi¨® piano, ha pasado a desatarse como cantante de jazz en Valencia: ¡°Al llegar me invadi¨® su energ¨ªa, el reto de la libertad creativa constante, la diversidad cultural y el sistema de aprendizaje. Aqu¨ª, sobre todo, lo que aprendo es a comunicar mi m¨²sica en otra dimensi¨®n mucho mayor¡±.
Tambi¨¦n sienten eso los estudiantes de composici¨®n. Reunidos en torno a una mesa donde debaten desde las teor¨ªas m¨¢s radicales y al tiempo cerradas de Adorno hasta el reto de c¨®mo conquistar a sus futuros p¨²blicos, como ha logrado uno de sus ¨ªdolos comunes y exalumno de Berklee, Howard Shore. El compositor de, entre otras bandas sonoras, El se?or de los anillos sirvi¨® de gu¨ªa para ?lvaro Dom¨ªnguez V¨¢zquez, alumno espa?ol, para llegar a Berklee a trav¨¦s de los manuales que ¨¦l recomendaba publicados por la universidad. ¡°De ¨¦l quise aprender c¨®mo trabajar 10 veces m¨¢s r¨¢pido sin que disminuya la calidad resultante¡±. Y eso es lo que le est¨¢n ense?ando ah¨ª, tanto en su habitaci¨®n, a solas, como en lo que ¨¦l denomina ¡°el campo de batalla del estudio de grabaci¨®n¡±.
Producir a gran escala y para grandes p¨²blicos, pero sin perder la voz propia, es lo que la compositora y violinista Maria Grigoryeva busca en la escuela: ¡°Aqu¨ª aprendo a trabajar con eficiencia y componer cualquier cosa en cualquier estilo. Hoy te pueden demandar la m¨²sica de una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n, y al d¨ªa siguiente, un anuncio de televisi¨®n o un videojuego. La clave est¨¢ en aprender a hacerlo sin perder tu personalidad¡±.
De la creaci¨®n a otras patas de la industria, como la promoci¨®n o la producci¨®n, no hay que hacer un gran viaje dentro de las aulas de Berklee. Todo cabe. I?aki Barcos, cantante, se est¨¢ centrando mucho en ese aspecto. Lo mismo que Paloma Torres, cantante tambi¨¦n, ambos provenientes de M¨¦xico, donde crecieron, aunque Paloma naci¨® en Espa?a. Barcos abarca todo: ¡°Como cantante, tengo que apoyarme en mis compa?eros para poder actuar, ya que necesito que alguien toque la m¨²sica para m¨ª. Como letrista, me hacen falta mis compa?eros para poder hacer mis textos. Como estudiante de music business, requiero de mis compa?eros para poder desarrollar negocios en un futuro. Ya sea para contratarlos o para ayudarles a desarrollar su carrera¡±.
Paloma Torres, lo mismo: ¡°Aparte de ser mejor m¨²sico, yo he aprendido mucho sobre la industria. En clase y fuera de clase, mis compa?eros y yo compartimos lo que sabe??mos sobre nueva tecnolog¨ªa o artistas. En Berklee he podido enfocarme en lo que quiero hacer en el campo del management¡±.
Pr¨¢ctica e invenci¨®n, corrientes creativas y tareas de despacho, la forja de los ¨ªdolos y los ¨ªdolos en s¨ª, en Berklee cabe el negocio y las salidas hacia la m¨²sica sin barreras ni cors¨¦s.
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