De reclamo a suspiro
Los museos pasan al segundo plano. Lejos de llamar la atenci¨®n y postularse como iconos, los nuevos centros de arte prefieren pasar desapercibidos, desvanecerse, camuflarse y hasta desaparecer.
Cuando el Pritzker Eduardo Souto de Moura habla de su museo para la pintora Paula Rego en Cascais (Portugal), uno de sus ¨²ltimos y m¨¢s osados trabajos, cuenta que hizo una maqueta de un edificio dentro de un bosque que no se ve¨ªa desde fuera de la arboleda. Sin embargo, explica tambi¨¦n que ¡°hacer un museo que no se ve, como si le diera verg¨¹enza¡±, le pareci¨® un poco extra?o en una obra p¨²blica¡±. Lo dice para justificar que termin¨® pint¨¢ndolo de rojo ¡°para que se viera bien en medio de los ¨¢rboles¡±. Tal vez tambi¨¦n porque, en los lienzos de Rego, el color es tan importante como el gesto. De miesiano a liberado, Souto nunca ha seguido otra moda que la autodisciplina. Tal vez por eso, con esta descripci¨®n parece oponerse a la tendencia del momento, capitaneada por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (Sanaa) en su nuevo edificio para el Louvre de Lens.
Como el nuevo centro franc¨¦s, muchos entre los ¨²ltimos museos se han vuelto evanescentes. No es que hayan dejado de reclamar la atenci¨®n para atraer al p¨²blico, es que, inacabados, desnudos o, como el nuevo Louvre, difuminado, han elegido la sutileza frente al pu?etazo y han optado por ocupar un segundo plano en la visita art¨ªstica.
As¨ª, lejos de competir con lo expuesto se han convertido en poco m¨¢s que sombras, umbrales, marcos y almacenes para la exposici¨®n de un arte cada vez m¨¢s cercano a la propia arquitectura.
Hace diez a?os, Sanaa gan¨® el concurso para levantar el nuevo Louvre 200 kil¨®metros al norte de Par¨ªs, en la antigua zona minera de Lens. Por aquel entonces estos arquitectos japoneses trabajaban ya con cristal y aluminio y con la voluntad de aligerar la arquitectura. En ese esfuerzo por desaparecer, el nuevo edificio refleja el entorno de la localidad, en los pa?os de aluminio anodizado de parte de la fachada, y casi lo borra al difuminarlo camufl¨¢ndolo con ese entorno. De este modo, con una idea de lo p¨²blico materializada en un espacio transparente, se da la paradoja de que son los recursos tradicionales los que consiguen adaptar la nueva urna a la exposici¨®n art¨ªstica. As¨ª, la iluminaci¨®n cenital, o el uso de cortinas desplegables, lejos de contrastar con el aspecto futurista y tecnol¨®gico de un espacio levantado sobre estilizadas columnas met¨¢licas pintadas de blanco, env¨ªan un mensaje de permanencia en un mundo en el que lo que ayer era lo m¨¢s visible, hoy apenas se deja ver.
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