No todos somos iguales en el PP
Yo soy militante del Partido Popular y me siento muy orgulloso de ello.
Aunque esta afirmaci¨®n suponga ponerme frente al pelot¨®n de fusilamiento de indignados por la situaci¨®n de corrupci¨®n generalizada que azota nuestro pa¨ªs, tengo que romper una lanza por todos aquellos afiliados de base de PP que somos pobres pero honrados, que tenemos la honestidad por bandera y que ganamos el pan de nuestros hijos con el sudor de nuestra frente. No todos en el PP somos G¨¹rtel, B¨¢rcenas y compa?¨ªa.
Los afiliados de base del Partido Popular somos trabajadores asalariados, estudiantes, aut¨®nomos, funcionarios, pol¨ªticos sin sueldo, jubilados, voluntarios sociales. Y tambi¨¦n somos: parados sin prestaciones sociales, desahuciados, pensionistas, que creemos en un futuro mejor para nuestro pa¨ªs y que mostramos nuestra m¨¢s en¨¦rgica repulsa ante los casos de corrupci¨®n social y pol¨ªtica que se est¨¢n destapando en Espa?a, deseando que la justicia act¨²e de forma r¨¢pida y contundente contra ellos.
No todos somos iguales y por ello seguiremos luchando d¨ªa a d¨ªa para mejorar nuestra sociedad, pese a quien pese y caiga quien caiga.¡ª Crist¨®bal Losada Navarro. Mislata, Valencia.
Respecto del esc¨¢ndalo de los sobres del PP, perm¨ªtanme decir que los salarios de los pol¨ªticos espa?oles son de los m¨¢s bajos de Europa. Este es precisamente uno de los factores de la p¨¦sima calidad de la clase pol¨ªtica espa?ola. Estos sobres suenan a pagos extras para redondear el sueldo. Objetivamente es un asunto relativamente menor: unas docenas de millones, comparado, por ejemplo, con los centenares de miles de millones de los fraudes bancarios.
Pero entonces el clamor que ha estallado muestra dos cosas: la primera, que los pol¨ªticos del PP, y de los dem¨¢s partidos, no tuvieron... iba a decir el coraje, pero dej¨¦moslo en decencia, de simplemente subirse el sueldo legalmente (y con impuestos); en Italia, por ejemplo, cobran el doble y el desprestigio de los pol¨ªticos es grave, pero no peor que el espa?ol. Esto indica que los pol¨ªticos espa?oles tienen miedo de que se sepa lo que hacen o creen que la gente no los valorar¨ªa por lo que cobran.
La segunda, que la opini¨®n p¨²blica se escandaliza porque est¨¢ en contra ¡ªen general¡ª de la clase pol¨ªtica y cualquier cosa es un esc¨¢ndalo.
En resumen: los ciudadanos detestan a los pol¨ªticos y est¨¢n a la que salta y los pol¨ªticos tienen miedo de los ciudadanos. Es una situaci¨®n abierta al abismo.¡ª Josep M. Colomer. Barcelona.
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