Vuelta a las aulas

Muchos de los j¨®venes que en los a?os de bonanza econ¨®mica y burbuja inmobiliaria abandonaron los estudios despu¨¦s de la etapa obligatoria, atra¨ªdos por la posibilidad de ganar dinero f¨¢cil en los servicios o en la construcci¨®n, est¨¢n volviendo a las aulas. Y muchos de los que en otras circunstancias tal vez desertar¨ªan, contin¨²an estudiando porque las perspectivas de encontrar un trabajo sin haber alcanzado una cualificaci¨®n profesional son ahora remotas. Ello ha contribuido a que por cuarto a?o consecutivo descienda en Espa?a la tasa de abandono escolar, que en 2008, inmediatamente antes de que estallara la crisis econ¨®mica, era del 31,9% y ahora ha bajado al 24,9%.

Pese al descenso, Espa?a todav¨ªa se encuentra lejos de la media europea, que es del 13,5%, y, por tanto, le ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil alcanzar el objetivo que se ha fijado la UE de reducir el abandono escolar al 10% en 2020. Hay que saludar el descenso en el porcentaje de abandono escolar como un dato esperanzador, sin que nadie deba lanzar las campanas al vuelo, porque se debe sobre todo a factores coyunturales.

Hacer de la necesidad virtud es una buena manera de encarar situaciones adversas, pero lograr un cambio duradero e irreversible exige medidas estructurales profundas. En el ¨¢mbito escolar, los recortes presupuestarios decididos por el Gobierno no ayudan a gestionar correctamente el aumento de estudiantes. Las previsiones de las comunidades aut¨®nomas ¡ªprincipales suministradoras del servicio p¨²blico de la educaci¨®n¡ª apuntan un retroceso del 8,6% en el gasto educativo de 2013, en relaci¨®n con el del a?o anterior; sobre todo en Madrid, cuyo presupuesto educativo baja un 12,5%.

Pero tambi¨¦n hay que tomar medidas en el frente laboral y en el cultural. La prolongada crisis que vivimos ha destrozado el espejismo que durante a?os hizo creer a muchos j¨®venes en la facilidad de ganar dinero y triunfar en la vida sin el esfuerzo que supone una buena formaci¨®n. Ahora han podido comprobar que no hay progreso sin educaci¨®n. Y conviene saber que ese 55% de paro juvenil al que hemos llegado no se reparte de forma homog¨¦nea. Cuanto mayor es el nivel de formaci¨®n, menor es el ¨ªndice de desempleo. De hecho, la mayor tasa de paro juvenil se concentra en los j¨®venes que han abandonado los estudios y carecen de formaci¨®n profesional.