Esquiando en las nubes
El Gobierno y el principal partido de la oposici¨®n levitan sobre una poblaci¨®n indignada
A sobrevuelo de la fatal pen¨ªnsula, mientras contemplaba la ingente masa de nubes blancas suspendida a la derecha del avi¨®n, vislumbr¨¦ por la ventanilla la silueta mir¨ªfica de un esquiador. Descend¨ªa velozmente, con levedad aer¨ªcola, como impulsado por una fuerza sobrenatural. Deslumbrado por tal maravilla rebusqu¨¦ entre los enseres del equipaje de mano hasta dar con unos gemelos de la ¨²ltima generaci¨®n. Los gradu¨¦ al m¨¢ximo y apunt¨¦ con ellos al audaz deportista que se deslizaba sobre la intangible pista en mortal desaf¨ªo a la fuerza de la gravedad. Ce?ido por su anorak de marca, el rostro me result¨® familiar: ?Era Mariano Rajoy!
A los lados de la incorp¨®rea vertiente nevada, los espectadores de la exhibici¨®n celeste ¡ªpues se trataba de un desfile de figuras c¨¦lebres¡ª le jaleaban con aplausos y gritos: ?Adelante, Mariano, te apoyamos y confiamos en ti!, ?Los dur¨ªsimos planes de reestructuraci¨®n y centenares de miles de dolorosos despidos son indispensables para la consolidaci¨®n bancaria y la credibilidad de los presupuestos!, ?Hay que adelgazar las plantillas y sanear los cr¨¦ditos para la recuperaci¨®n suave de la econom¨ªa y el cumplimiento ante Bruselas del ajuste fiscal!
Al desaparecer Rajoy de mi vista le sucedieron otros al¨ªgeros de fisionom¨ªa igualmente medi¨¢tica revestidos todos ellos con lujosas prendas de esquiador: el yern¨ªsimo de las sociedades sin ¨¢nimo de lucro, el honrado atesorador y extesorero del PP Luis B¨¢rcenas, asiduo de las pistas suizas, seguido de Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Gargallo, Crist¨®bal Montoro, Luis de Guindos, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Los v¨ªtores arreciaban: ?la cifra de seis millones en paro es mucho menor de la de los que a¨²n trabajan! ?El PIB supera en un 02¡¯4 a la deuda!, ?La bendita lluvia de billetes al banco malo ¡ªtreinta y siete mil millones de euros¡ª mitigar¨¢ a medio plazo el endeudamiento y restablecer¨¢ la confianza!, ?Socialicemos las p¨¦rdidas y privaticemos las ganancias: ¨¦sa es la soluci¨®n!
La levitaci¨®n de Jos¨¦ Ignacio Wert sobre la pista de esqu¨ª fue acogida a su vez con redoblados aplausos. El objetivo de mis gemelos se centr¨® en uno de sus forofos de boca aulladora similar a la bostezadura de nuestros remotos antepasados en las jaulas del zoo o a la de Cristiano Ronaldo al marcar un gol: ?M¨¢s clases de espa?ol en las escuelas catalanas para que lo aprendan de una pu?etera vez!, ?Estamos el cola de Europa en ciencias, matem¨¢ticas y comprensi¨®n lectiva, pero tenemos los mejores futbolistas!, ?M¨¢s Religi¨®n verdadera y menos chorradas de educaci¨®n para la ciudadan¨ªa!, ?Los recortes en cultura no son salvajes sino razonables dadas las circunstancias y ser¨¢n a la larga ben¨¦ficos!, ?Privatizad la sanidad y todos saldremos ganando, incluso los enfermos!, ?El rigor es necesario para nuestro avance en las cuotas de mercado!, ?Son tiempos de apretarse los cinturones y aguantar con temple sereno!, ?En los pr¨®ximos a?os Espa?a ir¨¢ a m¨¢s!
?C¨®mo creer en una democracia representativa si millones de ciudadanos no se sienten representados en ella?
La exhibici¨®n a¨¦rea en las nubes contaba asimismo con un nutrido s¨¦quito de renombrados banqueros, insignes promotores inmobiliarios, magos de la especulaci¨®n con fondos de alto riesgo, famosos protagonistas de tramas injustamente tildadas de corruptas y residentes en para¨ªsos fiscales en Liechtenstein o las Bahamas. ?Por qu¨¦ ver solo el lado negativo de las cosas?, clamaban. ?S¨ª, hay desalojos penosos, pero quienes pagamos religiosamente los alquileres o somos propietarios de viviendas componemos una cifra mayor! El objetivo de los prism¨¢ticos abarc¨® a una esquiadora cuya capucha de armi?o le velaba una parte del rostro y cre¨ª escuchar (?o era una alucinaci¨®n m¨ªa?) un contundente ¡°?qu¨¦ se jodan!¡±.
Solo cuando la mole alpina de nubes desapareci¨® de la ruta volv¨ª a mi asiento y, tras un aterrizaje instant¨¢neo, pis¨¦ el suelo ingrato de la realidad. Regres¨¦ de golpe al enga?o y autoenga?o; a la perversi¨®n del lenguaje; al mundillo voraz de los intereses partidistas o cl¨¢nicos; a la incultura y median¨ªa de una clase pol¨ªtica, ya de partidarios de un neoliberalismo totalitario, ya de resignados a ¨¦l; a los 350.000 desahucios anuales, 70.000 cierres de peque?as y medianas empresas, un mill¨®n ochocientas mil familias con todos sus miembros en paro y sin seguro alguno, los SDF que acampan al raso; al despilfarro de quienes derraman ante las c¨¢maras l¨¢grimas de caim¨¢n o lagarto.
?Qu¨¦ opinar de una democracia de cuya casta dirigente se f¨ªa tan s¨®lo el 8% de la ciudadan¨ªa?, ?De un partido en el gobierno en el que conf¨ªa un magro 15% de la poblaci¨®n?, ?De un PSOE que es una sombra de lo que fue y que parece haber perdido su rumbo y principios?, ?De un Rubalcaba cuya valoraci¨®n en las encuestas es incluso inferior a la de Rajoy?
Vuelvo a la par¨¢bola del comienzo. Gobierno y principal partido de la oposici¨®n viven en las nubes o se deslizan sobre los problemas y preocupaciones acuciantes de la gente de a pie y levitan encima de una poblaci¨®n indignada por la crisis pero cuya capacidad de decisi¨®n es nula. ?C¨®mo creer en una democracia representativa si millones de ciudadanos no se sienten representados en ella? ?Hasta cu¨¢ndo seguiremos en manos de quienes se aferran al mando y lucen a diario su incompetencia, incultura y af¨¢n de poder?
Juan Goytisolo es escritor.
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