Oasis seco
La corrupci¨®n econ¨®mica en Catalu?a no resulta inferior a la que se da en toda Espa?a
Ayer dimiti¨® el alcalde socialista de Sabadell, Manuel Bustos, por su presunta implicaci¨®n en la red de corrupci¨®n p¨²blico-privada del caso Mercurio. Tambi¨¦n ayer fue detenido el alcalde convergente de Sant Hilari Sacalm por su presunta implicaci¨®n en la red corrupta p¨²blico-privada del caso Pokemon. El diputado auton¨®mico y exalcalde convergente de Lloret de Mar, Xavier Crespo, ve c¨®mo afloran sus mafiosos apoyos a la mafia rusa. Y la presunta evasi¨®n de capitales de Jordi Pujol Ferrusola adquiere tintes de sainete con el espionaje a su antigua novia y a la presidenta del PP catal¨¢n, Alicia S¨¢nchez-Camacho, presuntamente orquestado por el exsecretario de organizaci¨®n del PSC Jos¨¦ Zaragoza. ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ??
Y adem¨¢s, el secretario general de Converg¨¨ncia y hermano de Jordi j¨²nior, Oriol Pujol, linda con su imputaci¨®n por una tentativa de modificar concesiones de estaciones de ITV. Antiguos altos cargos de Uni¨® desviaron dinero europeo de la formaci¨®n profesional a desempleados para financiar su partido. Copilotos de Jordi Pujol padre, como Maci¨¤ Alavedra y Llu¨ªs Prenafeta, siguen imputados en una corrupci¨®n urban¨ªstica, presunta, claro est¨¢, en torno al exalcalde socialista de Santa Coloma.
Lo anterior es un mero resumen de actualidad. Un resumen indicativo de que la corrupci¨®n se ha instalado en Catalu?a como una lluvia fina: continua, persistente, pero imperceptible si no se hace un alto y se contabiliza. Catalu?a vive inmersa en la corrupci¨®n. En realidad, se trata de una afecci¨®n espa?ol¨ªsima, para nada diferente de la que afecta a otros territorios del Estado. Si acaso pueda detectarse un hecho diferencial podr¨ªa quiz¨¢ apuntarse a una corrupci¨®n de menor intensidad y cuant¨ªa. Muchos de los casos mencionados incorporan el triple signo menestral de la median¨ªa, la menor cuant¨ªa y la ambici¨®n alicorta. Pero esa percepci¨®n resulta enga?osa. El caso Millet, que corresponde al saqueo del Palau de la M¨²sica por m¨¢s de 30 millones de euros, y que ha provocado el embargo judicial de la sede de Converg¨¨ncia, por ser el partido de Artur Mas presunto beneficiario del monumental robo, apenas tiene nada que envidiar, cuantitativa y cualitativamente, a otros esc¨¢ndalos. Como el G¨¹rtel-B¨¢rcenas, que corroe la presunta honestidad del PP en Madrid y en Valencia, con unas cuentas suizas a las que se desviaron m¨¢s de 20 millones de euros. O los ERE de la Andaluc¨ªa socialista, que sustrajeron a los parados decenas de millones de euros.
Contra lo que ha pretendido durante decenios el nacionalismo de Jordi Pujol y Artur Mas y sus voceros subvencionados, Catalu?a no es, por desgracia, un oasis en el desierto de la corrupci¨®n espa?ola. La Catalu?a de Pallerols y de Millet es la calcoman¨ªa de la Espa?a de Tamayo y del Bigotes. La frecuencia en los estallidos de casos de corrupci¨®n ha destruido esa coartada.
Para combatir esa evidencia, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha orquestado una pat¨¦tica representaci¨®n de una presunta voluntad de luchar contra el fraude generalizado, fotografi¨¢ndose con magistrados, fiscales y defensor del pueblo. Como la inane apelaci¨®n de Mariano Rajoy a la transparencia de su renta personal, se trata de una maniobra sin poder de convicci¨®n. Solo los hechos legitiman. Al lado de Rajoy sigue Ana Mato. Y al lado de Mas sigue figurando la vicepresidenta Joana Ortega que se hizo pasar por licenciada, en vez de mecan¨®grafa, mientras la ministra alemana de Educaci¨®n acaba de dimitir por parecida impostura.
Mas y los Pujol pretenden que las denuncias de corrupci¨®n buscan socavar nada menos que la causa de la independencia que recientemente han adoptado. Quiz¨¢s algunos as¨ª lo pretendan. Pero es dif¨ªcil imaginar una Catalu?a independiente con ellos al frente m¨¢s limpia que la que han gobernado durante un cuarto de siglo.
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